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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 20… ¡Feliz cumpleaños! Diablesas de la Frater… 20 - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Jorge Enrique Vargas Luza - 52 años de danzarín Fraterno. Creador de las diablesas
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La danza de la Diablada de Oruro, calificada por sus orígenes, como la promotora del culto a la Virgen de la Candelaria del Socavón de la mina explotada en las faldas de cerro Pie de Gallo, ha sido motivo de intensos y variados estudios a cargo de notables investigadores, que lograron internarse en el profundo mundo del conocimiento, hasta desentrañar en gran parte, los misteriosos acontecimientos emergentes del estado cultural precolombino, que desembocó en la vertiente desconocida y abstracta implantada por los colonizadores y sus ansias expansionistas, con apoyo de la influyente iglesia católica y su trabajo de catequización.
De esta tarea incansable y por la fuerza y temor que impuso “el santo oficio”, se sabe que los habitantes de las tierras conquistadas, tuvieron que renunciar al uso de sus propias costumbres sociales, abandonar el legado ancestral de religión y tradiciones que fueron la fuente y sustento de su cultura.
La llegada de la Cruz de Cristo abanderando el curso de la evangelización, motivó que la mentalidad arraigada durante siglos de existencia, encuentre la fusión de culturas hasta lograr una casi perfecta simbiosis, toda vez que amalgamadas las tradiciones emanadas de bellas leyendas, con la religión, fortalecieron el universo folk, hasta lograr lo que hoy en día pertenece al mundo global, como es el Carnaval de Oruro y la advocación de la Patrona de los mineros.
Convencida la iglesia de la imposibilidad de borrar de la mente de los “Urus”, sus usos y costumbres mediante la fuerza, implantó la modalidad de integración entre el calendario festivo regional con las fiestas santorales, insistiendo empero, que las manifestaciones indígenas eran de carácter demoníaco y representaban al diablo, además con la inclusión de la Novena a la Virgen escrita por E. Villarruel y el Auto Sacramental o Relato, es que nace la palabra “diablada”, para identificar principalmente a la emblemática danza.
A través del tiempo, los grupos o comparsas de danzarines se fueron acrecentando y a su modo diferenciando en sus interpretaciones de carácter simbólico, pero la que tuvo sin lugar a dudas mayor influencia en el carácter idiosincrásico, fue la diablada, porque integró en su práctica y por medio de la devoción a la Virgen, a indígenas criollos y mestizos.
La práctica de la Diablada que se desarrolló a partir del último tercio del siglo 18 hasta el descubrimiento de la imagen en 1789, y gracias al influjo de artesanos de gran maestría, los diablos fueron diversificando sus atuendos y enriqueciéndolos a pedido de los danzarines, que en su afán de presentar su promesa devocional, exigían el mejor de los trabajos y cada uno de manera particular.
Nacieron así, con especial esmero los personajes de Lucifer, Satanás, el Diablo representando a los siete pecados capitales y la China Supay como a la perturbación del averno para los seres humanos; a estos personajes se sumaron las deidades mitológicas del saber tradicional, como ser el Cóndor o “Mallcu”, simbolizando a la deidad suprema de las alturas, el “Oso o Jukumari”, como símbolo de la astucia y sospecha habitual que se presentaba ocasionalmente durante las festividades para robarse a las doncellas.
Estos elementos, o personajes que interpretaron la danza de los diablos en seis instituciones o agrupaciones del orden folclórico, permanecieron en auge hasta entrados los años 90 del siglo XX, pero se dio el hecho de la desintegración de una diablada más y con ello, se profundizó la preocupación nacida del poco interés de la juventud por este género folklórico y es que en verdad entre las cinco instituciones existentes hasta hoy, sumaban apenas mil danzarines, en cambio un solo conjunto de caporales o tinkus reunía esa cantidad, fue entonces, cuando Jorge E. Vargas Luza, integrante de la Fraternidad Artística y Cultural “la Diablada”, analizando el contexto general de la danza emblemática, estableció que el peligro de desaparición estaba latente y considerando que el género femenino copaba presencia en otros grupos debido a la facilidad de protagonismo personal, adelantó la idea de crear un nuevo personaje basado en el ser diabólico que representa a la “tentación de la carne” en las diferentes etapas de su existencia.
Entonces nacieron las “Diablesas”; el año 1991, como fruto de la inspiración y estudio de Jorge E. Vargas Luza, la idea germinó en su propia casa, teniendo a su hija Analy que entonces contaba con 14 años como modelo de la nueva creación, diseños por aquí, trazos por allí y la compañía de muchísimas horas de trabajo compartidas con los artesanos escogidos para realizar la labor.
Culminado el desarrollo del diseño, flotó entonces en el aire la búsqueda de muchachitas que puedan estar interesadas en participar de esta nueva experiencia; así se presentaron junto a su padres y con justificada curiosidad, Ana Rosa López Villegas, Velka Ayala Veneros y Aleyda Ortuño Guarachi, quienes junto a Analy Vargas Leytón, se constituyeron en las bellísimas pioneras del grupo de danza más importante de los últimos años y digo importante, porque gracias a esta presencia, tanto la “Fraternidad”, como las otras diabladas que imitaron el ya famoso personaje en los subsiguientes años, se vieron fortalecidas y hoy en día cuentan con membresías bien establecidas, pues en algunos casos pasaron la barrera o se acercan al medio millar de componentes.
Las Diablesas Fraternas, para deslumbrar de manera contundente, contaron también, con la marcada labor de la Prof. Eggy González, que se esmeró para diseñar movimientos coreográficos especiales y acordes con la idea del toque femenino.
Desde aquel carnaval hasta hoy, han pasado veinte años y durante esos 20 años el grupo de Diablesas se incrementó considerablemente y por sus filas pasaron niñas y señoritas sembrando con su desplazamiento ramilletes de alegría desbordante, que da lugar al contagio y nacimiento de otras iniciativas aunque en muchos casos sin respetar el contexto tradicional englobado de la danza de la diablada del carnaval de Oruro.
Para lograr los excelentes resultados que mantienen a las Diablesas en la cúspide de la gloria, se considera importante el esforzado y constante trabajo de preparación normalmente bajo la dirección de las “guías”, que en base a sus méritos, tienen el mando del grupo durante tres años, por lo que hasta hoy seis fraternas tuvieron la oportunidad de guiar. La primera fue Analy N. Vargas Leytón, la reemplazó en el puesto Ana Rosa López Villegas, continuó Verónica S. Vargas Leytón, posteriormente asumió la función Cecilia Llanque Ramírez, luego le llegó el turno a Fabiola Luján Lizarazu y actualmente cumple esta función con bastante entusiasmo la fraterna Adriana Villafuerte Guerra.
Precisamente Ella en su calidad de Guía de las Diablesas, está organizando la celebración del vigésimo aniversario y entre sus principales actividades se tuvo el almuerzo de camaradería celebrado ayer, con seguridad este acontecimiento marcará un hito importante en la vida institucional.
Felicidades… Diablesas y continúen siendo grandes.
Fuente: LA PATRIA
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