Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La conspiración imperialista-musulmana contra Siria - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La conspiración imperialista-musulmana contra Siria
17 jun 2012
Por: Adhemar Ávalos Ortiz
Siria es un país ubicado en el Medio Oriente (Asia) que limita con Israel, Jordania, Líbano, Irak y Turquía. En su no tan remoto pasado, padeció guerras de conquista de grandes imperios como Babilonia, Fenicia, Asiria, Persia, Grecia, Roma y Bizancio que marcaron profundamente sus rasgos de estructuración estatal. Con Mahoma y su “después”, los árabes la transformaron cruentamente en el primer milenio de la historia moderna, imponiéndole el dogma del Islam con predominio de la vertiente chiíta, la que en su enfrentamiento con su par sunnita provoca serios conflictos en la región.
Este país participó activamente en las guerras contra el Estado hebreo (Israel) en 1948, 1956, 1967 y 1973, hechos que le hicieron perder una parte de su territorio: las alturas del Golán. En el campo de la política, en 1963 se hizo del poder el Partido Baath, uno de cuyos líderes, Hafez al-Assad, se erigió como presidente a partir de complejas luchas internas y fue el que construyó un estado laico moderno en una región donde predomina la religión musulmana en convivencia civilizada, hasta hace un año, con creencias drusas y cristianas. En el 2000, después de su muerte, le sucedió su hijo, educado en Europa, Bashar al-Assad.
La “Primavera árabe” ha implicado, de cerca y de lejos, un cuestionamiento profundo a muchos regímenes árabes tiránicos y corruptos, lo que es consubstancial a su contradictoria religión. Así cayeron los gobiernos laicos de Egipto y Túnez (naturalmente por su obcecado despotismo) y Libia, este último con la intervención descarada de la OTAN que convirtió al país donde las mujeres gozaban de la mayor libertad del mundo musulmán en un régimen que no controla prácticamente nada y todavía proclama sumisión a la “Sharia”, un sistema de conculcación de casi todas las libertades democráticas, con especial incidencia en las acciones de la rama femenina del ser humano.
Ahora le toca el turno a Siria. Lo paradójico es que las supuestas revoluciones llegan impulsadas por redes sociales: Facebook y Twitter, además de otras, las que tienen predominio en países donde los problemas de construcción social son serios. Puede ser que jóvenes liberales conscientes del valor de los principios democráticos hayan participado en el proceso desde el principio, pero no se debe olvidar el papel de los grupos islámicos fundamentalistas que en todo momento han visto su oportunidad. Son supuestamente democráticos en la coyuntura y totalitarios en la perspectiva. No se debe olvidar que el musulmán fanático (representante de una corriente muy numerosa) no acepta otras religiones, las rechaza y condena y, en condiciones propicias, las destruye brutalmente. Ahí está Al-Qhaeda con su filosofía retrógrada y criminal.
Y en Siria no es diferente. Se están dando las condiciones de la guerra civil llana y pura, la que se debería impedir por su elevado costo en vidas humanas. No obstante, su vecino, Turquía, se ha entrometido de manera directa, quizás pensando en la regeneración del Imperio otomano, dedicándose a la tarea oportunista de organizar, preparar y fomentar en territorio sirio a grupos armados irregulares que destruyen objetivos civiles en sus ciudades para provocar el caos con la venia de la OTAN, además de la participación de mercenarios de muchos países. Por otra parte, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, países no precisamente democráticos, participan con una gran cantidad de recursos económicos y armas en la desestabilización y, en caso final, en la caída de Bashar al-Assad.
La posición de China y Rusia (hasta ahora países opuestos a la intervención militar abierta vía Naciones Unidas) puede cambiar, de acuerdo a sus devaneos hegemonistas, pero si permiten que Siria caiga en poder de fundamentalistas religiosos y políticos, entonces partes importantes de sus territorios, con población afecta a Alá, un Dios simbólico parecido al cristiano, pero más humano en sus debilidades, estarían en peligro. Su ingenuidad o estupidez en el caso de Libia, les hace entender que no deben ser tan incautos. En todo caso, el problema de Siria debe resolverse internamente, preferiblemente vía diálogo con elecciones democráticas. Al final, todo lo que debe pasar, pasará, pero tiene que ser sin intervención extranjera. Un país tan milenario como Siria se merece un futuro de paz y libertad.
(*) Politólogo
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.