Domingo 17 de junio de 2012

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Editorial y opiniones
¿Es o no es verdad?
Asilo político
17 jun 2012
Por: José Gramunt de Moragas, S.J.
El Gobierno está de muy mal humor desde el momento en que la embajada del Brasil aceptó el asilo político del senador pandino, Roger Pinto. El Sr. Presidente calificó la decisión del gobierno vecino como “un error”. El Vicepresidente García Linera lo llamó una decisión desafortunada. Al Gobierno se le ha escurrido de entre sus tupidas redes un senador que tuvo la osadía de denunciar algunas irregularidades presuntamente cometidas por la Ministra de Transparencia y Anticorrupción, por el gobernador de Pando, así como tuvo el atrevimiento de presentar al gobierno un pesado fajo de documentos que -según Pinto- se refieren a supuestas conexiones delictivas con el ex general, Rene Sanabria, quien se encuentra en los EE.UU. penando sus culpas por narcotraficante de altos vuelos. En todo caso, el hecho del asilo no favorece a las pretensiones del gobierno plurinacional, socialista y comunitario. No le asegura la calidad de democracia. ¡O es que nunca ha pretendido alcanzar tan honrosa calificación!
Una vez oficializado el asilo de Pinto, la cancillería boliviana debió expedir el salvoconducto que permita al asilado salir del país y pasar al Brasil, sin que ningún descuido imprevisto, de los que suelen ocurrir cuando se trata de cazar la perdiz que salió volando, se lo impida. Al preguntársele al Sr. Canciller cuándo entregaría el salvoconducto, reconoció hidalgamente “El tema de salvoconducto, no entiendo legalmente cómo es; qué corresponde (hacer)”. Y pensó en la solución de darle al senador un simple “permiso”, como para salir de la oficina para comprar una aspirina y volver lo antes posible. Si el canciller Choquehuanca hubiese tenido a su alcance y consultado atentamente algún viejo volumen del medieval Derecho de Gentes, habría descubierto que el asilo era practicado en tiempos remotos en los templos y en las casas religiosas. Aquella institución humanitaria se llamó “asilo en sagrado”. Soy testigo de que la misma virtud cristiana se practicó en algunas casas religiosas de Bolivia en donde se refugiaron muchos perseguidos por el Ministro del Interior Luis Arze Gómez, el mismo que nos hacía “caminar con el testamento bajo el brazo”. Tristes recuerdos.