En un par de ocasiones, periodistas de LA PATRIA en coordinación con Radio Patrullas 110 y SPAO, antes denominada asà a la Sociedad Protectora de Animales de Oruro, lo recogÃan para llevarlo hasta un veterinario, quien le administraba un suero para que pase su desintoxicación.
Era un can muy fuerte, se recuperaba rápido para estar nuevamente en las calles y hacer de las suyas, pero siempre en "prestes", desfiles de aniversario de colegios. En reiteradas oportunidades nuestro matutino intentó encontrar al dueño de ese can, se decÃa que vivÃan por el Socavón, pero nunca se tuvo la fortuna de dar con el paradero de la mascota.
En su último año de vida, previo al Carnaval, SPAO en coordinación con la PolicÃa, logró su captura a fin de ser llevado a la casa de un voluntario para que no perjudique el ingreso de la Entrada y no arruine la foto de los fotógrafos que constantemente se quejaban por su presencia.
Sin embargo, a iniciativa de LA PATRIA siempre en coordinación con SPAO y Radio Patrullas 110, se logró atrapar al can en la Catedral. Para entonces, ya tenÃa tres amigos caninos, quienes estaban todo el tiempo al lado suyo y ese dÃa persiguieron el vehÃculo oficial hasta la veterinaria.
Esa mañana se lo llevó a un veterinario de las calles JunÃn entre Washington y Camacho. Se consiguieron recursos para su operación y se pudo extirpar el tumor. Sin embargo, su recuperación debÃa ser de diez dÃas y no habÃa voluntario que lo quiera tener en su casa.
Asà que fue un periodista de nuestro matutino que lo llevó para ser cuidado. Su alimentación era de primera, arroz blanco con hÃgado asado era su comida, tenÃa agua tibia y sopa de pollo, sin hueso. Asà estuvo por lo menos seis dÃas, comenzó a recuperar sus fuerzas y se lo veÃa nuevamente fuerte. Sin embargo, como era un perro callejero por excelencia, extrañaba su casa, la calle.
En un descuido y al tener la puerta de calle abierta, emprendió una carrera a toda velocidad, a fin de sentirse libre otra vez, estaba convaleciente, pero lo que no sabÃa era que se acercaba a un triste final.
Una organización "defensora de animales" dedicada a la eutanasia, lo descubrió, lo vio delicado en la calle, asumiendo que estaba mal y procedió a inyectarlo para darle su pasaje a otro mundo. Finalmente, el bien amado Petardos, dio su último suspiro y murió.
Algo que resaltar de este can, era sumamente inteligente, no se arriesgaba a comer de la basura. En el mercado siempre conseguÃa un buen plato de comida, como en los "prestes", donde era bien atendido. Tampoco participaba de las marchas, porque sabÃa que habÃa dinamita de por medio.
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.