Domingo 30 de diciembre de 2018
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Eran las 14:00 horas aproximadamente de un dÃa de la semana anterior, un ciudadano decidió ingresar a un local, situado en las calles Adolfo Mier y Presidente Montes, con el objetivo de calmar su sed con el burbujeante sabor de una cerveza.
El recinto estaba prácticamente vacÃo y el parroquiano decidió ocupar el lugar de una mesa con cuatro sillas muy próxima a la entrada del baño. Allà se sentó parsimoniosamente y convocó al encargado de la atención, don Felipe, con el objetivo de hacer su pedido.
Una vez que captó la atención de don Felipe, pidió una cerveza y luego de unos instantes, le llega la bebida frÃa para refrescar su sed. Su concentración estaba basada en saborear cada sorbo de aquel lÃquido.
Cuando todo parecÃa normal, sintió la presencia de una persona, quien según la descripción que se brindó, era de estatura baja, tez blanca y llevaba en el rostro bigote y barba.
La sensación de observar a aquella persona por parte del ciudadano no fue de las mejores, ya que de por sà el cuerpo se le crispó, sin embargo, en ese momento no le dio mucha importancia a esa sensación.
Fuente: LA PATRIA