Un accidente con muerte, un feminicidio, un homicidio por emociones violentas, ira descontrolada y otros que se esbozan como tragedias que desestructuran la estabilidad de una familia o un grupo humano, generan que no se contenga el grito o la invocación por la pena al transgresor.
En los accidentes de tránsito, tanto en las ciudades como en las carreteras, cuando se estudia sobre el desenlace y la naturaleza jurídica del accidente, es decir, se lamentan pérdidas de vidas, asumen los jueces una gran responsabilidad pues deben dilucidar si fue un homicidio culposo o concurren elementos probatorios que respaldan la naturaleza de un accidente no premeditado.
Generalmente, en la primera audiencia se hacen audibles las expresiones de remordimientos con sollozos de los imputados y la tolerancia de los familiares de las víctimas que deben compartir un mismo ambiente en las audiencias judiciales con la presencia de los autores, constituyendo momentos muy difíciles para aquéllos. ¿Cómo se sentirán los familiares a quienes se les arrancó con violencia la vida de un hijo, hija o pariente e intercambiar miradas a escasos metros de distancia con los homicidas?, debe ser inextricable esa circunstancia dolorosa.
¿Sobre la pena que se piensa?, los expertos en criminología afirman que los jueces como aspiración teleológica de su investidura que define el destino de los imputados para toda la vida, deben dedicarse con diligencia e introducción de una sana critica no influenciable, además de sus conocimientos del derecho penal, a la búsqueda exhaustiva de la verdad en un auténtico claustro de concentración; para ello una eficiente ayuda es la interpretación jurídica de los hechos, disponiendo los jueces y fiscales de sistemas científicos de averiguación y similares de interpretación como el gramatical, exegético, histórico, filosófico, filológico y teleológico de cada articulado penal que es pertinente a la naturaleza del delito.
Este trabajo es irrefutablemente arduo y consume muchos días, semanas y agobiantes horas de trabajo intelectivo para aproximarse a la verdad, que solo se la obtiene en la profundidad de la investigación y la esclarecedora interpretación.
Las estadísticas en Europa sobre la pena de muerte en los jurados jóvenes han ascendido en un 27 %, considerando que los jóvenes asumen una cardinal importancia con su opinión en la introducción de leyes nuevas, pues ellos deben vivir y someterse a ese ordenamiento jurídico; otros jóvenes piensan que los feminicidas, pedófilos, violadores, uxoricidas y homicidas ya no pertenecen a la sociedad, por lo que lo más adecuado sin duda es una pena de prisión perpetua sin derecho a libertad provisional o indulto. Observe el lector la solución definitiva y sin entresijos de los jóvenes al aislar definitivamente de la sociedad a estos criminales.
En Europa, sobre todo en Alemania, la criminalidad se ha reducido a medida que las penas se agravan, lo contrario sucede en Latinoamérica y en Bolivia específicamente, donde con penas agravadas no se genera una baja de la criminalidad, peor, en lo tocante a la violencia a la mujer y a las niñas, así, tristemente, los feminicidios siguen su cortejo fúnebre de sumatoria en forma inexorable. También en Europa se redujeron los robos y hurtos en los últimos 15 años, experimentando un incremento en nuestro continente.
En general se hacen múltiples sugerencias y se irradian opiniones sobre las penas, siendo los partidos políticos que sugieren modificaciones según sus percepciones, empero, es la sociedad, es el pueblo que ostenta la opinión más importante y fiable, sobre todo los jóvenes y el estrato de los adultos que se han desprendido recientemente de la adolescencia.
(*) Abogado, posgrados en Arbitraje y Concitación, Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Interculturalidad y Educación Superior, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa (IWA-University of Cambridge, USA) escritor
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