Continúa el rezago de infraestructura y presencia en el aeropuerto de La Paz

El anuncio de un próximo cese de operaciones de servicios comerciales aeronáuticos de la principal aerolínea norteamericana a La Paz, sirviendo en lo futuro solo a Santa Cruz, es una inequívoca confirmación de la errática política aeronáutica estatal de atracción de importantes líneas aéreas al aeropuerto de La Paz.

La Paz es un aeropuerto que ostenta un alto índice de operabilidad (día y noche), empero, hasta ahora no se construye una pista adicional que desahogue y alterne en la cotidiana actividad de la pista 09//27, ya que ante una contingencia grave se cerraría y esa eventual situación desvela la ineficacia de las autoridades. La excusa que se esgrimía antes sobre la dificultad de operaciones en la altura no es válida, pues todas las aerolíneas operan con motores modernos con suficientes libras de empuje para superar esta limitación geográfica.

Por cogitación rápida se afirma que mientras vaya boyante en La Paz y Santa Cruz, los demás aeropuertos interiores recibirán constante reverberación económica y, por solidaridad y desprendimiento patriótico, se debe apoyar, sin dubitación, a los aeropuertos de Oruro, Sucre, Potosí, Trinidad y Cobija de reciente construcción o remodelación.

Cuando subsistía una obligación contractual por determinado números de años para administrar los principales aeropuertos de Bolivia, el interés legítimo de progreso y patriotismo no estaba latente debido a que toda concesionaria se abstrae en sus ingresos y nunca realizará acciones, menos invertirá, en la promoción de los aeropuertos de Bolivia entre las diferentes líneas aéreas limítrofes y extralimítrofes, empero, esa situación ya no está vigente por la nacionalización de los servicios aeroportuarios, aunque todavía persisten demandas arbitrales por compensación.

Por lo expuesto, esta situación constituye una doble negligencia de la actual administradora de aeropuertos, la primera: no realizar acciones efectivas para atraer más líneas aéreas a los aeropuertos de Bolivia; la segunda: continuar con una deplorable política de gravámenes cuestionados, multas y dificultades operativas que alejan a las líneas aéreas, sin comprender estas autoridades que la conectividad de un país con el exterior y con el interior es imprescindible condición para el desarrollo económico, máxime, en la actual condición de mediterraneidad, que sólo puede paliarse o atenuarse eficazmente con un política aeronáutica agresiva, empleados y ejecutivos con conocimientos fundados y formación aeronáutica que corresponda fielmente al desarrollo vertiginoso de la aviación comercial internacional.

Existen varias líneas aéreas que desearían operar La Paz y promoción significa ofrecer mejores condiciones económicas por la integridad de servicios que se ofrecen en un aeropuerto, pues se debe insertar en la mente que las líneas aéreas internacionales se rigen por la constante infranqueable de su disciplina en gastos y la observación rigurosa al ahorro y, esto, conduce a la inobjetable conclusión, entre otras, que los aeropuertos en Bolivia son caros en relación a los similares y más modernos de los países limítrofes y extralimitrofes.

Los organismos estatales que conducen la política aeronáutica en Bolivia deberían disponer de un programa de atracción a líneas aéreas extranjeras, consensuado con las alcaldías, para revertir esta situación pues no se puede admitir que existan aeropuertos ociosos con escasas horas de actividad, pues son definitivamente una inversión cuantiosa con los objetivos únicos de la rentabilidad y los óptimos servicios.

No se debe olvidar que Bolivia es el único país en el continente que no cuenta con servicios directos de líneas europeas renombradas y prestigiosas, con la salvedad de una que opera en Santa Cruz, tampoco dejar en el olvido, como antecedente nefasto, que dos líneas aéreas europeas de renombre y asentado prestigio decidieron dejar de operar en La Paz por observación responsable a su rentabilidad; no por carencia de pasajeros sino por las desmedidas pretensiones económicas de compensación que exigían los otrora directivos del LAB, como línea de bandera boliviana, por concepto de rutas no voladas.

(*) Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Conciliación y Arbitraje, Interculturalidad y Educación Superior, Docencia de Educación Superior, doctor honoris causa, escritor