Viernes 02 de marzo de 2018
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Fue un escándalo, no cabe otro término, al menos para la gran colectividad orureña devota de la Virgen del Socavón, la aparición de aquella pintura o dibujo burdo, insultante y provocador que firmó la "artista" Rilda Paco.
Esta exagerada provocación, que nadie la esperaba, seguramente merece una expiación y en ello accionan autoridades locales dentro de los parámetros que permite la justicia boliviana, a más del sentido común, la ética y códigos intangibles que rigen nuestras costumbres católicas.
¿LIBERTAD DE EXPRESI?N?
Algunos artistas y funcionarios se apresuraron en tratar de minimizar el asunto en cuestión, aduciendo la práctica de la libertad de expresión.
Ya el gran físico Albert Einstein aseguraba que todo en el universo es relativo, excepto quizás la velocidad de la luz, que sería lo único absoluto, luego la libertad de expresión entra en la categoría de relativa, pues no podemos darla por absoluta.
Es que en éste caso específico hay otras consideraciones y aristas que analizar. Una tradición arraigada de simbiosis religiosa que ya lleva muchísimos años, con inicios que se tejen entre leyendas e historia. Un catolicismo acendrado, aunque con características propias, en miles y miles de creyentes bolivianos y orureños, que también llevan mucha edad, si recordamos que algunos conjuntos de danzarines ya son centenarios. Un respeto único a los iconos del catolicismo que se ha trasmitido de generación en generación, de madres y padres a hijos y con la enseñanza de los sacerdotes en las iglesias.
