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Domingo 08 de enero de 2017

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Revista Dominical

Las otras dimensiones

08 ene 2017

Por Clovis Díaz de Oropeza F. - (clovisdiazf@gmail.com)

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"Año 2015. Me acosté como todas las noches, pasadas las 23 horas. Mi esposa ya dormía. Sin ruido alguno arreglé la almohada y sin nada en la mente, eché a dormir pues, siempre practicaba el consejo de no llevar preocupaciones a la cama.

"Alrededor de las 4 de la madrugada, desperté sobresaltado al sentir un golpe seco en mi rostro y escuché el ruido de un objeto pesado que caía a mi lado izquierdo. Lancé una imprecación mientras mi esposa despertaba.

"Me senté y miré el piso de madera. Un grueso libro de tapa café, cerrado, había concluido su inexplicable trayectoria. Primero mi cara y luego aterrizó al lado izquierdo de la cama. Pregunté a mi esposa "si ella me había arrojado el libro al rostro".

"-Como tú, acabo de despertar por tus gritos- contestó y volvió a dormir. Recogí el libro que antes de acostarme había visto a unos cinco metros del catre en uno de los libreros de nuestro dormitorio.

"No pertenecía al grupo del mueble-librero que hacía años estaba cerca nuestra cabecera. "¿Cómo viajó el libro aquellos cinco metros para impactar en mi rostro" pensé. No había una explicación lógica. Hice una nueva observación: el libro cayó sobre mi rostro por la tapa plana, de manera que no me lastimó. Más fue el susto. Si caía por uno de sus ángulos me habría afectado la nariz y tal vez los ojos.

"En la siguiente semana, cuando dormía y casi a la misma hora, 4 de la mañana, uno de los libros de mi cabecera impactó nuevamente en mi rostro y durante aquel mes de mayo del año 2015, recibí golpes de otros cinco volúmenes. En total, siete libros, levantados por unas manos invisibles (supongo), que agarraban el libro por los costados y dejaban que caiga de la parte plana para no lastimarme.

"El hombre se acostumbra a todo, incluso lo inexplicable e ilógico. Así que luego de lanzar unas palabrotas como había escuchado en mi niñez, para "ahuyentar a los espíritus", colocaba el libro en su sitio y volvía a dormir.

"Sin embargo, a los pocos días de esos extraños sucesos, mi esposa cayó enferma. Alguien arrojaba los libros -saqué esta conclusión- para alertarme del peligro mortal que corría y que en cierta forma cooperó a salvarle la vida", narró un amigo muy cercano que prefiere el anonimato por dos razones: una porque no es creíble y dos, por temor a que no sea bien interpretado.

Declaraciones que nos sirven hoy de introducción al tema de las "Otras dimensiones". En efecto. Sabemos que vivimos en tres dimensiones: largo, ancho y alto. Pero, en realidad olvidamos la cuarta dimensión, indivisible: Tiempo y espacio.

No obstante estas categorías de la Física y por supuesto en parte del ámbito filosófico, la experiencia narrada líneas arriba, nos susurra que existen dimensiones además de las cuatro aceptadas, debido a la cantidad de fenómenos extraños que acompañan nuestros días.

RUIDOS

Se cuenta que en el edificio del Palacio de Gobierno y en las cámaras de senadores y diputados del Parlamento, cuando cesan de trabajar los funcionarios del Estado, ambos inmuebles cobran "vida".

Una vida que en muchos casos aterra o sorprende a empleados que se quedan a terminar su labor después del horario habitual, a guardias de turno y personal de limpieza.

Se abren puertas, se escuchan pasos, saltan cajones de escritorio y en fin, la otra vida deambula por las oficinas y curules. Noche tras noche sucede lo mismo y los trabajadores vivos que limpian pasillos, salones y oficinas, creen que son "las almas que habitan estos viejos edificios".

LOS DUENDES

En los cuatro puntos cardinales de nuestro país, la palabra duende remite a seres pequeños que cubren sus cabezas con descomunales sombreros. Son -dice la gente -traviesos y en ocasiones, como cuentan en las afueras de la ciudad de Santa Cruz, "se llevan a los niños; por eso está prohibido que los niños de pocos años, permanezcan fuera de la casa. De lo contrario, los duendes se los llevan al monte".

En el Sur de Bolivia, en Tupiza por ejemplo, no hay reunión nocturna en que no se mencione al duende. Dicen que, el duende sale a las calles y al encontrarse con menores de edad o niños, pregunta: "¿Con qué mano quieres que te golpee? ¿Con la mano de lana o de fierro? Si la respuesta es con la mano de lana, el golpe viene cargado de hierro.

En otras áreas de nuestra Patria, se cree que "los niños de tres o cuatro años, ven a los duendes y que en ocasiones hacen amistad con ellos, hablando a sus padres de que es "su amiguito".

LA MATERIA

El científico francés Ives Chelet, en su obra "La energía nuclear" define a la materia en los siguientes términos: "Dondequiera que fijemos la vista, la Naturaleza nos presenta una diversidad inagotable: resistencia del granito, transparencia del agua, ligereza del vapor, ¿Quién puede pretender no ver aquí más que las apariencias diversas de una misma realidad? Y sin embargo, toda materia puede considerarse como la reunión multiforme sólo de tres partículas fundamentales: el protón, el neutrón, el electrón. Estas tres partículas se reúnen en átomos, los átomos en moléculas infinitamente variadas; las moléculas en mezclas aún más diversas. Así se engendra la extraordinaria variedad de la Naturaleza", (Editions du Seuil. París).

Citemos también a otro hombre de ciencia, autor del libro: "El conocimiento del Universo", Jean E. Charon, quien nos alerta de que "!Cuidado! Lo conocido no tiene nada de absoluto (�) En cambio podemos tachar de subjetivo a lo conocido, pues se halla ligado íntimamente al sistema de referencia del observador".

El ejemplo de la proyección de un círculo es ilustrativo y nos da pie, junto con la definición de la materia, a expresar que si la vida es infinita en la Naturaleza, por qué no pensar en dimensiones habitadas por otros seres diferentes pero como nosotros los terráqueos, como un producto del átomo.

Así, tal vez, nos explicaríamos los fenómenos paranormales que rodean a casos como el que encabeza la presente nota y nos damos la oportunidad de imaginar en que además de nosotros los terráqueos, existen diversas formas de vida que, por nuestro punto de referencia, intuimos y hasta sentimos su presencia en ruidos inexplicables, en puertas que se abren y en sueños que nos adelantan en ocasiones, los sucesos futuros. En fin, un tema para meditar y no asustarse.

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