"-Como tú, acabo de despertar por tus gritos- contestó y volvió a dormir. Recogà el libro que antes de acostarme habÃa visto a unos cinco metros del catre en uno de los libreros de nuestro dormitorio.
"En la siguiente semana, cuando dormÃa y casi a la misma hora, 4 de la mañana, uno de los libros de mi cabecera impactó nuevamente en mi rostro y durante aquel mes de mayo del año 2015, recibà golpes de otros cinco volúmenes. En total, siete libros, levantados por unas manos invisibles (supongo), que agarraban el libro por los costados y dejaban que caiga de la parte plana para no lastimarme.
"El hombre se acostumbra a todo, incluso lo inexplicable e ilógico. Asà que luego de lanzar unas palabrotas como habÃa escuchado en mi niñez, para "ahuyentar a los espÃritus", colocaba el libro en su sitio y volvÃa a dormir.
Declaraciones que nos sirven hoy de introducción al tema de las "Otras dimensiones". En efecto. Sabemos que vivimos en tres dimensiones: largo, ancho y alto. Pero, en realidad olvidamos la cuarta dimensión, indivisible: Tiempo y espacio.
No obstante estas categorÃas de la FÃsica y por supuesto en parte del ámbito filosófico, la experiencia narrada lÃneas arriba, nos susurra que existen dimensiones además de las cuatro aceptadas, debido a la cantidad de fenómenos extraños que acompañan nuestros dÃas.
RUIDOS
Se cuenta que en el edificio del Palacio de Gobierno y en las cámaras de senadores y diputados del Parlamento, cuando cesan de trabajar los funcionarios del Estado, ambos inmuebles cobran "vida".
Se abren puertas, se escuchan pasos, saltan cajones de escritorio y en fin, la otra vida deambula por las oficinas y curules. Noche tras noche sucede lo mismo y los trabajadores vivos que limpian pasillos, salones y oficinas, creen que son "las almas que habitan estos viejos edificios".
LOS DUENDES
En los cuatro puntos cardinales de nuestro paÃs, la palabra duende remite a seres pequeños que cubren sus cabezas con descomunales sombreros. Son -dice la gente -traviesos y en ocasiones, como cuentan en las afueras de la ciudad de Santa Cruz, "se llevan a los niños; por eso está prohibido que los niños de pocos años, permanezcan fuera de la casa. De lo contrario, los duendes se los llevan al monte".
En otras áreas de nuestra Patria, se cree que "los niños de tres o cuatro años, ven a los duendes y que en ocasiones hacen amistad con ellos, hablando a sus padres de que es "su amiguito".
AsÃ, tal vez, nos explicarÃamos los fenómenos paranormales que rodean a casos como el que encabeza la presente nota y nos damos la oportunidad de imaginar en que además de nosotros los terráqueos, existen diversas formas de vida que, por nuestro punto de referencia, intuimos y hasta sentimos su presencia en ruidos inexplicables, en puertas que se abren y en sueños que nos adelantan en ocasiones, los sucesos futuros. En fin, un tema para meditar y no asustarse.
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