Capacidades diferentes

Los seres humanos en el transcurso de la vida no se encuentran libres o seguros de tener la vida sin tropiezos, enfermedades, accidentes o padecimientos que las conviertan en personas con "incapacidad", "discapacidad" o con capacidades diferentes, lo que cambiará su forma de vida, haciéndola dependiente de otra persona para desarrollar sus actividades cotidianas, reduciendo en alguna manera su estima personal y los ingresos económicos que antes percibía.

Si se enfoca a las personas con capacidades diferentes podemos decir que es la condición bajo la cual ciertas personas presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, y en igualdad de condiciones.

Estas personas -de las que nadie se encuentra lejos- merecen todo el respeto, la consideración, atención y colaboración, porque "Hoy por ellos mañana por mí" o "dando es como se recibe" actitudes que debemos hacerlas cotidianas, como un acto de solidaridad y compromiso para con la sociedad.

El maltrato a las personas con diferencias físicas, mentales e intelectuales se ha encontrado desde los inicios de la sociedad occidental; en culturas como la griega y la romana la presencia física y la inteligencia eran altamente valoradas, propiciaban la competencia en los deportes por lo que las personas con impedimentos o con imperfecciones físicas no tenían cabida, no contaban con espacios dignos, pueblos apasionados por la perfección corporal llegaron hasta a privar de la vida a los niños que nacían enfermos o débiles.

La doctrina de los derechos humanos tiene una forma diferente de pensarlos; asumir que las personas con discapacidad son sujetos de derechos humanos, supone también la aceptación de que tienen los mismos derechos que todos los demás integrantes de la comunidad, además de otros más específicos. De igual modo supone pensar la compleja problemática de la discapacidad, no como una cuestión de caridad o humanitaria, sino a partir de la existencia de normas y leyes creadas por el Estado.

Existe gran cantidad de alteraciones físicas, sensoriales y psíquicas que ocasionan discapacidad; la discriminación es violenta, diferencia entre los seres humanos de acuerdo con criterios no válidos; las personas con discapacidad la padecen de muchas formas, esto ha privado la posibilidad de tener con ellos otro tipo de convivencia, de establecer el diálogo que logre enriquecer y valorar la experiencia, imaginación, energía y por lo tanto solidaridad en la participación de grupos.

La enfermedad siempre ha sido perseguida en la sociedad, se vive como un temor, por ello se le rechaza o menosprecia. Respecto de la discapacidad, se oscila entre pensar en la curación o en que es incurable, por lo que en otros tiempos el sujeto que la padecía no tenía más opción que la de ser excluido, rechazado, o marginado. La exclusión, las actitudes paternalistas en espacios culturales y públicos prevalecen aún en nuestras sociedades junto a prejuicios de todo tipo: los pobres, los marginados, los discriminados racial y socialmente, son personas que han vivido como si no tuvieran derechos, como si pertenecieran a otro mundo.

El trayecto para la aceptación de la diversidad, de los grupos minoritarios, para lograr el respeto a sus características, a su diferencia, a sus creencias y a sus preferencias ha sido complejo; sin embargo en los últimos años se han logrado cambios en las políticas sociales para las personas con discapacidad, situación que ha repercutido en actitudes sociales y también en oportunidades y servicios.

Las actitudes y expectativas de la sociedad ante las personas con discapacidad han cambiado a raíz de las nuevas legislaciones, de una actitud excluyente que tenía como soporte la idea de que no son "como los otros" se ha empezado a presentar un discurso más abierto que contempla su participación, el respeto a sus capacidades, lo que permite pensar en su integración.

Aunque falta mucho por hacer, podremos avanzar si terminamos con la idea de que la persona con alguna discapacidad es el niño-enfermo-necesitado, para pensar en hacer posible su participación social como adulto de pleno derecho.

(*) Ingeniero