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Sábado 19 de marzo de 2016

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La familia y la gnosis

19 mar 2016

Fuente: lagnosisdevelada.org

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Es muy interesante saber lo que la enseñanza gnóstica habla de la familia. En estos tiempos de crisis y bancarrota de todos los principios éticos, morales, sociales y familiares, ¿qué enseña la gnosis en relación con este tema?

Hoy en día se tambalean todas las instituciones, donde se pone en cuestión la familia, donde en los países "desarrollados" los niños son llevados casi desde que nacen a guarderías en las que pasan todo el día porque los padres trabajan y no tienen tiempo para estar con ellos.

Hoy que se habla tanto de los peligros de algunas sectas que captan a miembros y los separan de sus familias e incluso los ponen en contra de sus familias,

Cuán importante es este tema y qué poca importancia se le da. Sucede que a veces, cuando buscamos el camino a la Divinidad, pensamos en grandes técnicas de meditación, en lejanos viajes en busca de lo místico, en prácticas alquímicas, y nos olvidamos de cosas básicas y fundamentales como, por ejemplo, "ser buenos dueños de casa". Es decir, queremos empezar a construir la casa por el tejado� y esto acaba llevándonos al fracaso.

Es claro que para poder encontrar la senda que lo ha de conducir a uno a la transformación Ãntima del Ser se necesita antes que todo ser uno un Buen Dueño de Casa, cumplir uno con sus deberes para con la esposa, para con los hijos, para con los suyos.

Si uno no es un Buen Dueño de Casa no puede en forma alguna dedicarse de verdad a un trabajo esotérico superlativo del Ser. He conocido a muchos que deseaban hollar la senda y que creían que iban muy bien, pero su vida doméstica incuestionablemente resultaba desastrosa, desordenada. Es claro que esa clase de gente fracasa.

El trabajo esotérico sobre uno mismo requiere ser -como ya dije- primero que todo un Buen Dueño de Casa. Segundo, ser uno una persona decente, culta, no un lunático. Se necesita que exista en uno un verdadero equilibrio social y económico. Solo así verdaderamente se está preparado para el trabajo sobre uno mismo.

Pero el delito gusta de disfrazarse con muchos ropajes. Hay malos hijos en el mundo que están trabajando sobre sí mismos queriendo llegar a la Autorrealización del Ser; hay malas esposas que están trabajando sobre sí mismas y que quieren la Liberación; hay malos maridos que se creen perfectos pero que son monstruosos, y sin embargo están trabajando sobre sí mismos, se proponen llegar a la Liberación, y anhelan. Toda esa clase de gentes así ¡fracasan! De nada sirve que nos disfracemos, porque el fracaso es fracaso.

Así que bien vale la pena reflexionar un poco en todas estas cuestiones. Si alguien es un Buen Dueño de Casa, un buen hijo, un buen hermano, un buen padre, una buena madre, un buen ciudadano, si es una persona decente, está preparada para el trabajo interior sobre sí misma.

El ambiente de familia, la vida de la calle y la escuela dan a la personalidad humana su tinte original característico. El ejemplo de los mayores es definitivo para la personalidad infantil. El niño aprende más con el ejemplo que con el precepto. La forma equivocada de vivir, el ejemplo absurdo, las costumbres degeneradas de los mayores, dan a la personalidad del niño ese tinte peculiar escéptico y perverso de la época en que vivimos.

En estos tiempos modernos el adulterio se ha vuelto más común que la papa y la cebolla, y como es apenas lógico esto origina escenas dantescas dentro de los hogares.

Son muchos los niños que por estos tiempos tienen que soportar llenos de dolor y resentimientos los látigos y palos del padrastro o de la madrastra. Es claro que en esa forma la personalidad del niño se desarrolla dentro del marco del dolor, el rencor y el odio. Existe un dicho vulgar que dice: "El hijo ajeno huele a feo en todas partes". Naturalmente en esto también hay excepciones pero estas se pueden contar con los dedos de la mano y sobran dedos.

Los altercados entre el padre y la madre por cuestión de celos, el llanto y los lamentos de la madre afligida o del marido oprimido, arruinado y desesperado, dejan en la personalidad del niño una marca indeleble de profundo dolor y melancolía que jamás se olvida durante toda la vida.

Desde que se inventó la televisión se ha perdido la unidad de la familia. En otros tiempos el hombre llegaba de la calle y era recibido por su mujer con mucha alegría. Hoy en día ya la mujer no sale a recibir a su marido a la puerta porque está ocupada viendo televisión. Dentro de los hogares modernos el padre, la madre, los hijos, las hijas, parecen autómatas inconscientes ante la pantalla de televisión.

Es a todas luces absurdo nutrir la personalidad infantil con música arrítmica, inarmónica, vulgar. Es estúpido nutrir la personalidad de los niños con cuentos de ladrones y policías, escenas de vicio y prostitución, dramas de adulterio, pornografía, etc. El resultado de semejante proceder lo podemos ver en los rebeldes sin causa, los asesinos prematuros, entre otros.

Fuente: lagnosisdevelada.org
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