Hoy en dÃa se tambalean todas las instituciones, donde se pone en cuestión la familia, donde en los paÃses "desarrollados" los niños son llevados casi desde que nacen a guarderÃas en las que pasan todo el dÃa porque los padres trabajan y no tienen tiempo para estar con ellos.
Hoy que se habla tanto de los peligros de algunas sectas que captan a miembros y los separan de sus familias e incluso los ponen en contra de sus familias,
Es claro que para poder encontrar la senda que lo ha de conducir a uno a la transformación Ãntima del Ser se necesita antes que todo ser uno un Buen Dueño de Casa, cumplir uno con sus deberes para con la esposa, para con los hijos, para con los suyos.
Pero el delito gusta de disfrazarse con muchos ropajes. Hay malos hijos en el mundo que están trabajando sobre sà mismos queriendo llegar a la Autorrealización del Ser; hay malas esposas que están trabajando sobre sà mismas y que quieren la Liberación; hay malos maridos que se creen perfectos pero que son monstruosos, y sin embargo están trabajando sobre sà mismos, se proponen llegar a la Liberación, y anhelan. Toda esa clase de gentes asà ¡fracasan! De nada sirve que nos disfracemos, porque el fracaso es fracaso.
Asà que bien vale la pena reflexionar un poco en todas estas cuestiones. Si alguien es un Buen Dueño de Casa, un buen hijo, un buen hermano, un buen padre, una buena madre, un buen ciudadano, si es una persona decente, está preparada para el trabajo interior sobre sà misma.
En estos tiempos modernos el adulterio se ha vuelto más común que la papa y la cebolla, y como es apenas lógico esto origina escenas dantescas dentro de los hogares.
Los altercados entre el padre y la madre por cuestión de celos, el llanto y los lamentos de la madre afligida o del marido oprimido, arruinado y desesperado, dejan en la personalidad del niño una marca indeleble de profundo dolor y melancolÃa que jamás se olvida durante toda la vida.
Desde que se inventó la televisión se ha perdido la unidad de la familia. En otros tiempos el hombre llegaba de la calle y era recibido por su mujer con mucha alegrÃa. Hoy en dÃa ya la mujer no sale a recibir a su marido a la puerta porque está ocupada viendo televisión. Dentro de los hogares modernos el padre, la madre, los hijos, las hijas, parecen autómatas inconscientes ante la pantalla de televisión.
Es a todas luces absurdo nutrir la personalidad infantil con música arrÃtmica, inarmónica, vulgar. Es estúpido nutrir la personalidad de los niños con cuentos de ladrones y policÃas, escenas de vicio y prostitución, dramas de adulterio, pornografÃa, etc. El resultado de semejante proceder lo podemos ver en los rebeldes sin causa, los asesinos prematuros, entre otros.
Fuente: lagnosisdevelada.org
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