Minería dependiente

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La minería siempre ha sido dependiente, desde el descubrimiento de su portentosa riqueza, que sirvió para enriquecer otro continente, hasta la situación actual en la que se sujeta a los precios internacionales y su movimiento depende de la cantidad y calidad de la materia prima que exportamos.

El problema ineludible en ese delicado tema de la dependencia económica del país está ligado a la explotación de nuestras materias primas, no sólo los minerales, cuya explotación data de antes que fuera creada la República y persiste ahora con graves consecuencias, hay que ligar al asunto la explotación de nuestra otra materia prima, los hidrocarburos, especialmente gas y que igualmente desde que comenzamos a exportar, los ingresos por ese rubro dependen también de los precios internacionales.

Qué mala suerte la nuestra, reflexiona un analista, como expresión referida a la caída de los precios internacionales, justo en los dos casos, hidrocarburos y minerales�pudo ser un sector y liberado el otro, en el pensamiento de quien analiza este doble "castigo", pero en el contexto externo, los ciclos económicos se dan cuando en las potencias predominan intereses de expansión o a la inversa de control de crecimiento industrial que expande ciertos negocios y determina una disminución productiva de otros, sino su liquidación, por lo mismo, hay un sector dominante que hace lo que quiere y otro dependiente, donde estamos como país, que hace lo que puede para sobrellevar los embates de las presiones que marcan los intereses de las potencias extraordinarias.

La crisis de la minería en el caso nuestro ha tenido periodos muy críticos que obligaron al cambio de políticas estructurales en busca de compensar los ciclos de las bajadas de precios, como la que se produjo en la década de los 80 y cuando se pusieron a miles de trabajadores mineros en la calle, bajo una sutil promesa de "relocalización".

Supuestamente en la misma actividad, que resultó más bien un cambio obligado a otras actividades, como las que fueron impulsadas entonces, con el uso de beneficios sociales, en acciones del contrabando y la secuela del comercio informal o el crecimiento del transporte público, pues los ex mineros, se convirtieron en "comerciantes" o transportistas, pero la crisis fue conjurada, no sin dar paso a un movimiento de alguna gente que se resistía a dejar la actividad minera; fueron creadas las cooperativas mineras con los pocos "fanáticos mineros", que buscaron y encontraron el modo de sobrevivir explotando yacimientos "gastados", aunque con las reservas necesarias para hacer minería.

El proceso es largo, las condiciones diferentes y difíciles en cada época, pero en tanto no se definan políticas de una transformación de nuestra minería y un cambio estructural hacia su industrialización - por lo menos primaria- seguiremos siendo dependientes de la exportación de nuestros concentrados, con precios bajos y siempre sujetos al vaivén que controlan las grandes potencias.