Viernes 05 de febrero de 2016
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La minerÃa siempre ha sido dependiente, desde el descubrimiento de su portentosa riqueza, que sirvió para enriquecer otro continente, hasta la situación actual en la que se sujeta a los precios internacionales y su movimiento depende de la cantidad y calidad de la materia prima que exportamos.
El problema ineludible en ese delicado tema de la dependencia económica del paÃs está ligado a la explotación de nuestras materias primas, no sólo los minerales, cuya explotación data de antes que fuera creada la República y persiste ahora con graves consecuencias, hay que ligar al asunto la explotación de nuestra otra materia prima, los hidrocarburos, especialmente gas y que igualmente desde que comenzamos a exportar, los ingresos por ese rubro dependen también de los precios internacionales.
Qué mala suerte la nuestra, reflexiona un analista, como expresión referida a la caÃda de los precios internacionales, justo en los dos casos, hidrocarburos y mineralesÂ?pudo ser un sector y liberado el otro, en el pensamiento de quien analiza este doble "castigo", pero en el contexto externo, los ciclos económicos se dan cuando en las potencias predominan intereses de expansión o a la inversa de control de crecimiento industrial que expande ciertos negocios y determina una disminución productiva de otros, sino su liquidación, por lo mismo, hay un sector dominante que hace lo que quiere y otro dependiente, donde estamos como paÃs, que hace lo que puede para sobrellevar los embates de las presiones que marcan los intereses de las potencias extraordinarias.
El asunto asà enfocado tiene "mucha tela para cortar" y en realidad el interés de esta nota no va en busca de esclarecer esos aspectos relacionados con el dominio y con su obligada consecuencia que es la dependencia, entre otras cosas un problema que afecta a la mayorÃa de los paÃses de nuestra región, en la que unos más que otros tienen opciones para conjurar la crisis.