Edmundo Torrejón Jurado. Tarija, 1945. Médico cirujano, poeta y escritor. Ha publicado los poemarios “Alfa”, 1987; “Xanadú”, 2003 y Shalom (2010). De este último, Ernesto Kahan (Premio Nobel de la Paz en nombre de la Asociación Internacional de Médicos contra la Guerra Nuclear, 1985), expresa: “Shalom” hace una revisión lírica de los sucesos históricos de la cultura judeo-cristiana. Es un traslado espiritual a la Torá y al Nuevo Testamento. Pasa de la antigüedad y de los principios relatados a cantar el Cantar de los Cantares y danza con el arpa del Rey David. Viaja por tantos momentos de gloria y trascendencia que casi sin dimensión, me encuentro reunido entre poetas y hermanos reviviendo la saga del estar existencial en Tel Aviv, abrazando al asfalto y la cultura universal que florece en sus calles, teatros y cafés.
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Shalom
Después del amanecer
de las distancias.
Después del tramontar
de los relojes.
Después / de la embriaguez
de los violines
enalteciendo bohemias
¡Torá de los caminos!
Después
del Cantar de los Cantares
con su infinitud
¡sublime!
manantial audaz
de nupcias / soberanas
Después / del ennoblecido
luz-franquear
el portal de Sion
arco iris magno
de la perpetua
caravana pétrea
del Suleimán
–hoy nada–
Paredón / del poder
desenfrenado.
Después / de las ambiguas
arpas de David
entretejiendo arpegios
con hebras de misterios.
Después del muro sacro,
la Alianza mutilada,
el arca trunca
al septuagésimo estío,
¡cruel águila romana!
Pañuelo pétreo
para un gemir de estrellas,
hendija al ruego:
¡la esperanza excelsa!
¡Umbral / del hombre
al Jehová del Siempre!
Después / del bogar
sin redes,
arpones ni aparejos
en un batel de paz
¡Tiberiales de luz!
¡Espejo de la vida!
Después / de los maderos
de José / el del escoplo
pertinaz y canto,
formones de ternura
¡la Fe incontenible!
Después
del Sayal de luz
de mi Señor esenio,
su corona eremita
sangrando paraísos,
parábola infinita
¡Perdón de las Galaxias!
Su catedral / del cosmos
ungida / con parábolas.
Después / del Jordán
–su cauce–
papiro / desplegado
a la infinitud / del Verbo,
¡Inmersión
de los dones
hacia eternidades!
¡Rebautizar
mi estirpe!
Después
del olivar de lágrimas
¡Oh! trasudar bermejo,
ramajes que esculpieron
liturgias de agonías
¡Getzemaní de dagas!
¡De salmos levitantes!
Treintena / de denarios
justipreciando el pus
del hombre
y sus crisoles.
Después
del laberinto ilustre,
de la Cábala / el álgebra,
el numeral del orbe,
Sinagoga silente
enunciando enigmas
traduciendo claves,
¿la rada prometida?
Después
de honrar caídas
en la Vía del Hombre.
¡La senda
de los tiempos
germinando
olvidos!
Después
del cráneo pétreo
del magno Gólgota
–mustio–
tres clavos / del perdón
redimiendo al Caín
–plagio de cieno–
¡Fratricida de hieles–
Después
del Pedro-piedra
su Fe de pedernal
¡el dubitante limo!
Sandalia eterna,
cayado rudo
del misticismo / simple.
Después
de la Roca / ¡magna!
en su reloj de arena;
esplendor de los oasis,
cimitarras cadíes, / corcel
de medias lunas
¡Oh, los imanes del Shana!
¡El Jinete Mayor
cabalgando al Cenit!
Después / de los Templarios
mensajeros del Acre,
burilados en riscos,
¡Mansión / de las auroras!
¡Hacia playas / del alma!
Después del Belén
cautivo,
engarzado / en mirra
¡Ay, niños
que pregonan
arpegios / sin pañales:
Tristes iris,
ateridos,
crucificados al alba
de sus vidas
brotando / del pesebre
Dios-Cristo.
¿Se repetirá
por siempre
la injusticia
del hambre?
Después / del renunciar
de alas,
del trascender levitante
del noble ermitaño
Copto,
el aura
de pureza
burilada
en sapiencia.
¡Oh, bitácora
magna
hacia la Verdad Suprema.
Después / de Haifa
¡Luz!
exilio de fulgores,
¡Salve! / corolas
de El Bab.
Sus exaltados
huertos.
–¡Oh, códices!–
Sacras Tablas
¡Las Leyes!:
Fraternidad
de los hombres
en una alianza
excelsa.
¡Salve! el plan
del Supremo:
el Avatar legados
encadenar / de Guías.
¡Los Faros / para Faros!
Después / de pulsar
la fugaz / muerte
en el lagar / ¡Sepulcro!
El Grial de la agonía
transmigrado
en vida plena.
¡Ay! José de Arimatea,
¡Ay! María de Magdala,
¿dónde el Pan
del Nazareno?
¿Y el huésped
de los sudarios?
¡Gloriosa loza vacía!
Después / del libar
sin brida
en el oasis de la paz.
La hermandad
tras El Talmud,
los juglares del bien dar,
los rapsodas / del brindar.
Tel Aviv / de los regazos
con sus manos en mi sien,
justificando el vagar,
de este / mi errabundo
sino: / En circunstancias
tan rico, / en ocasiones
tan náufrago
¡pero siempre tan pleno!
Después
del excavar
asaz, sediento:
Del Abraham
el de las matas,
de Ezequiel
naves de fuego.
¡De sus vetas prodigiosas!
Después
de la embriaguez
frondosa:
¡La exaltación
de mi Cristo!
¡Del Pastor
de mis mayores!
Mi Nazareno-cayado.
La Fuente eterna
de Fuentes.
Con las alforjas
más plenas,
con los arcones
más bastos:
retornaré
a la vieja Ermita,
miel sencilla
y rosa pascua.
Creyente de ocaso
y alba,
elemental
en su rezo,
sin discurrir
teologías,
erigida
en la cima-otero
de mis vegas de parrales:
¡Xanadú de San Isidro!
Regresaré
poseído
para honrar
castos sarmientos,
injertando
cepas infantes
de Lagares Prometidos
los honrados en Judea
en las savias de mi raza.
Y en las eras de mi valle,
en ritual de eternidades:
consagraré
mis leales vinos
en un Grial
“De Buen Chapaco”,
que habrá
de enaltecer
la Hostia
su identidad
de noble casta:
¡Hosanna! Sea por siempre:
¡La sabia
Fe de mis mayores!
Fuente: LA PATRIA
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