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Invitado


Domingo 03 de marzo de 2013

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Cultural El Duende

Edmundo Torrejón Jurado

03 mar 2013

Fuente: LA PATRIA

Edmundo Torrejón Jurado. Tarija, 1945. Médico cirujano, poeta y escritor. Ha publicado los poemarios “Alfa”, 1987; “Xanadú”, 2003 y Shalom (2010). De este último, Ernesto Kahan (Premio Nobel de la Paz en nombre de la Asociación Internacional de Médicos contra la Guerra Nuclear, 1985), expresa: “Shalom” hace una revisión lírica de los sucesos históricos de la cultura judeo-cristiana. Es un traslado espiritual a la Torá y al Nuevo Testamento. Pasa de la antigüedad y de los principios relatados a cantar el Cantar de los Cantares y danza con el arpa del Rey David. Viaja por tantos momentos de gloria y trascendencia que casi sin dimensión, me encuentro reunido entre poetas y hermanos reviviendo la saga del estar existencial en Tel Aviv, abrazando al asfalto y la cultura universal que florece en sus calles, teatros y cafés.

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Shalom

Después del amanecer

de las distancias.

Después del tramontar

de los relojes.

Después / de la embriaguez

de los violines

enalteciendo bohemias

¡Torá de los caminos!

Después

del Cantar de los Cantares

con su infinitud

¡sublime!

manantial audaz

de nupcias / soberanas

Después / del ennoblecido

luz-franquear

el portal de Sion

arco iris magno

de la perpetua

caravana pétrea

del Suleimán

–hoy nada–

Paredón / del poder

desenfrenado.

Después / de las ambiguas

arpas de David

entretejiendo arpegios

con hebras de misterios.

Después del muro sacro,

la Alianza mutilada,

el arca trunca

al septuagésimo estío,

¡cruel águila romana!

Pañuelo pétreo

para un gemir de estrellas,

hendija al ruego:

¡la esperanza excelsa!

¡Umbral / del hombre

al Jehová del Siempre!

Después / del bogar

sin redes,

arpones ni aparejos

en un batel de paz

¡Tiberiales de luz!

¡Espejo de la vida!

Después / de los maderos

de José / el del escoplo

pertinaz y canto,

formones de ternura

¡la Fe incontenible!

Después

del Sayal de luz

de mi Señor esenio,

su corona eremita

sangrando paraísos,

parábola infinita

¡Perdón de las Galaxias!

Su catedral / del cosmos

ungida / con parábolas.

Después / del Jordán

–su cauce–

papiro / desplegado

a la infinitud / del Verbo,

¡Inmersión

de los dones

hacia eternidades!

¡Rebautizar

mi estirpe!

Después

del olivar de lágrimas

¡Oh! trasudar bermejo,

ramajes que esculpieron

liturgias de agonías

¡Getzemaní de dagas!

¡De salmos levitantes!

Treintena / de denarios

justipreciando el pus

del hombre

y sus crisoles.

Después

del laberinto ilustre,

de la Cábala / el álgebra,

el numeral del orbe,

Sinagoga silente

enunciando enigmas

traduciendo claves,

¿la rada prometida?

Después

de honrar caídas

en la Vía del Hombre.

¡La senda

de los tiempos

germinando

olvidos!

Después

del cráneo pétreo

del magno Gólgota

–mustio–

tres clavos / del perdón

redimiendo al Caín

–plagio de cieno–

¡Fratricida de hieles–

Después

del Pedro-piedra

su Fe de pedernal

¡el dubitante limo!

Sandalia eterna,

cayado rudo

del misticismo / simple.

Después

de la Roca / ¡magna!

en su reloj de arena;

esplendor de los oasis,

cimitarras cadíes, / corcel

de medias lunas

¡Oh, los imanes del Shana!

¡El Jinete Mayor

cabalgando al Cenit!

Después / de los Templarios

mensajeros del Acre,

burilados en riscos,

¡Mansión / de las auroras!

¡Hacia playas / del alma!

Después del Belén

cautivo,

engarzado / en mirra

¡Ay, niños

que pregonan

arpegios / sin pañales:

Tristes iris,

ateridos,

crucificados al alba

de sus vidas

brotando / del pesebre

Dios-Cristo.

¿Se repetirá

por siempre

la injusticia

del hambre?

Después / del renunciar

de alas,

del trascender levitante

del noble ermitaño

Copto,

el aura

de pureza

burilada

en sapiencia.

¡Oh, bitácora

magna

hacia la Verdad Suprema.

Después / de Haifa

¡Luz!

exilio de fulgores,

¡Salve! / corolas

de El Bab.

Sus exaltados

huertos.

–¡Oh, códices!–

Sacras Tablas

¡Las Leyes!:

Fraternidad

de los hombres

en una alianza

excelsa.

¡Salve! el plan

del Supremo:

el Avatar legados

encadenar / de Guías.

¡Los Faros / para Faros!

Después / de pulsar

la fugaz / muerte

en el lagar / ¡Sepulcro!

El Grial de la agonía

transmigrado

en vida plena.

¡Ay! José de Arimatea,

¡Ay! María de Magdala,

¿dónde el Pan

del Nazareno?

¿Y el huésped

de los sudarios?

¡Gloriosa loza vacía!

Después / del libar

sin brida

en el oasis de la paz.

La hermandad

tras El Talmud,

los juglares del bien dar,

los rapsodas / del brindar.

Tel Aviv / de los regazos

con sus manos en mi sien,

justificando el vagar,

de este / mi errabundo

sino: / En circunstancias

tan rico, / en ocasiones

tan náufrago

¡pero siempre tan pleno!

Después

del excavar

asaz, sediento:

Del Abraham

el de las matas,

de Ezequiel

naves de fuego.

¡De sus vetas prodigiosas!

Después

de la embriaguez

frondosa:

¡La exaltación

de mi Cristo!

¡Del Pastor

de mis mayores!

Mi Nazareno-cayado.

La Fuente eterna

de Fuentes.

Con las alforjas

más plenas,

con los arcones

más bastos:

retornaré

a la vieja Ermita,

miel sencilla

y rosa pascua.

Creyente de ocaso

y alba,

elemental

en su rezo,

sin discurrir

teologías,

erigida

en la cima-otero

de mis vegas de parrales:

¡Xanadú de San Isidro!

Regresaré

poseído

para honrar

castos sarmientos,

injertando

cepas infantes

de Lagares Prometidos

los honrados en Judea

en las savias de mi raza.

Y en las eras de mi valle,

en ritual de eternidades:

consagraré

mis leales vinos

en un Grial

“De Buen Chapaco”,

que habrá

de enaltecer

la Hostia

su identidad

de noble casta:

¡Hosanna! Sea por siempre:

¡La sabia

Fe de mis mayores!

Fuente: LA PATRIA
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