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Invitado


Domingo 16 de septiembre de 2012

Portada Principal
Cultural El Duende

Mercedes Roffé

16 sep 2012

Fuente: LA PATRIA

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Enchantment

Como desplegar

el cuerno de la abundancia

espigas finísimas, esbeltas

piedras preciosas, oro

cerbatanas de jade

góndolas

cristales como lunas

soles como los ojos del tigre

apenas vislumbrado entre las hojas

y el rumor de las hojas al rozarse

y el océano

la insistencia nocturna de los grillos

la luna blanca como una pregunta

o el asombro

noches como perlas enlazadas

centellas como calles vivas

y el tiempo ancho como la llanura

Boredom

Tedio

cuando se aquieta el día.

Como cuando un río se aquieta

y despierta

al acunado por el río.

El susurro del agua

que se va

ensordecida:

Vocerío –no voz.

No iris –niebla.

Y más atrás el vacío.

Luna

de metal inmaleable

donde nada se engarza

ni se inscribe.

Tedio

como un reino.

Hasta

recobrar

la habitada

condición del silencio.

Como cuando

se aquieta el río

y el acunado por el río

por fin despierta

o por primera vez

recuerda y ve

ancladas en las radas de la noche

las tartanas del sueño.

Autorretrato a orillas del río helado

Je ne donne

pectacle que de mon âme

L. Aragon

Diamantes

dientes

cal

Carrara

laja y granito

Un ajedrez caprichoso

sin reina ni peón

A veces

ni el río fluye

Alta la cresta al sol

al día claro y tibio

amenaza y reprocha

digna y necia

la ola detenida como el paso

en la hora de Pompeya

A veces

ni el río fluye

Faz crispada, puntas

agrestes

cuarzo

lechoso o ceniciento

trizas

de cúpula estallada

sal

añicos

ínsulas

lotos

rectilíneos

fauna quebradiza

de un trópico cándido y letal

(Lo compacto

níveo

estridente de la costa

le inventa

una playa enojosa)

A veces

ni el río fluye

Rompe el vuelo, blanca

una gaviota

Esbelta, desplegada

sobrevuela

la quietud

y el vuelo

se acompasa a lo inmóvil

A veces

ni el río fluye

De las peñas azules

los enebros

simulan

una flor horrorosa

bronquios

ahogados para siempre

una mano mendiga

y calcinada

A veces...

Incrustada en la inercia

como un dolor se encona

el negror de una rama

La noche y las palabras

A la luz de las velas

las palabras

iban perdiendo toda realidad

ese poco de peso que arrastran en sus ruedos

como cuelgan de las eses

de hierro las reses y sus moscas.

Fabulación

–casi una mentira.

El tintineo ramplón de la hojalata

adulador del vacío.

Mascarada

–casi una mentira.

Anillos de humo como almas

se llevan el aliento

de un entusiasmo exangüe

sin voz y sin ayer.

Niebla / polvo / nada

Lo volátil.

¿Cómo sostenerse

en la ignominia?

La inanidad de decir

sólo palabras

mar bigote bingo azul campos cuevas

aros libros desayuno

tren

espada

Nada es nada.

Apretarse los ojos hasta

que el azul

colme el vientre del vaso.

–Toma, bebe.

Y brindemos por todo. Y dale

el crédito al silencio. Toma,

ahí lo tienes.

La inanidad de decir

sólo palabras

cuna ensanche tribu césped

tuna zanja

colofón

Un hueco / aventado

por la gimnasia feliz del pronunciar

el eco de un pasado

–el coletazo final

del corvo

contra la arena reseca.

Agallas

Tener agallas

Sostengámonos

en la ilusión de LA LUZ

las palabras / morirán lejos

acaso en el recodo

donde el deseo abraza a la memoria

ante el mirar sonámbulo de un otro

displicente o mordaz.

–No hay trama –dije–.

No hay intriga ni final.

Sólo el regreso. No hay

andamiaje posible. La noche

sin embargo

se sostiene.

Contra toda gravedad, la noche

se sostiene.

Inevitablemente

se sostiene.

Fuente: LA PATRIA
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