Bolivia va de retro

Mientras en Europa y otros países llamados de primer mundo, desarrollados, potencias o como prefiera, recurren a los trenes eléctricos, súper veloces y que llevan mercadería disminuyendo considerablemente la contaminación, en Bolivia no se permite reactivar siquiera el tren que teníamos desde el puerto de Guaqui a la estación de Oruro.

Al final prohibieron la reactivación del ramal norte del tren, para congraciarse con los chóferes del transporte interdepartamental, porque son un sector numeroso que amenazaron con bloquear las carreteras, y eso que el proyecto solamente se encontraba en su fase experimental, pero no, ni siquiera permitieron hacer una prueba.

Los transportistas perderían bastante por la reactivación del tren, pero no sé pusieron a pensar que si no se detiene la contaminación a la que se somete al planeta, luego no habrá caminos que recorrer ni carga que transportar, no existirá siquiera un planeta que habitar.

Convengamos en que una rehabilitación de cualquier ramal del ferrocarril de Bolivia, tal como funcionaba hace años, no es lo ideal, porque el mismo se mueve más lento y las locomotoras son contaminantes porque usan diésel para funcionar.

En cambio, si se pusieran en marcha trenes eléctricos y modernos como se usan en otros países, no sólo se gana en velocidad, se reducen costos de operación y sería una opción más amigable con el medio ambiente, además se podrían mover mayores volúmenes de carga, reduciendo los costos de la mercadería puesta en su destino.

Los trenes bala desarrollan una velocidad de entre 320 y 350 kilómetros por hora, los vehículos en el mejor de los casos circulan a 120 kilómetros por hora, si bien los motorizados pueden ir más rápido, no es recomendable porque el riesgo de sufrir accidentes aumenta.

Cochabamba se encuentra a 215 kilómetros de Oruro y La Paz a 222 kilómetros, yendo a una velocidad del tren bala se llegaría a esas dos ciudades en cuestión de minutos. A Santa Cruz de la Sierra, distante de Oruro a 690 kilómetros, se llegaría en algo más de dos horas.

Por la topografía de Bolivia, que es desigual, habría que planificar bien, hacer cálculos estructurales, y hacer que el proyecto funcione.

En el pasado reciente se hablaba de un tren bioceánico que uniría ambos mares, del Pacífico y el Atlántico, además de países estratégicos como Japón para hacer negocios también con ellos.

Ya estamos en pleno siglo 21, debemos dejar de mirar al pasado con nostalgia o con sed de venganza, debemos construir nuestro presente de la mejor manera porque nuestro futuro depende de cómo encaremos el aquí y ahora, por lo tanto, está bien que se rehabiliten los diferentes ramales pero con nueva tecnología y trenes bala, de pasajeros y de carga.