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Domingo 28 de febrero de 2021

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Cultural El Duende

Hugo Molina Viaña

28 feb 2021

Hugo Molina Viaña (Oruro,1931 - La Paz, 1988). Profesor y escritor de Literatura para niños. Miembro fundador de la agrupación de escritores y artistas “Gesta Bárbara” en Sucre (1948), Oruro (1949), Santiago de Huata (1950) y Tupiza (1951) y del Comité Nacional de Literatura Infantil-Juvenil (1964). Presidió y organizó la filial boliviana de la Organización Internacional para el Libro Infantil y Juvenil (IBBY, 1975-1985). Ha publicado: Palacio del Alba (1955), Lucero de Seda (1956), Martín Arenales (1963), El Duende y la Marioneta (1970), Ratonela (1974), Vicuncela (1977), Viajeros del Espejo (2007), Martín Pescador (2007), Pilicitu Pilinín. Poemas con fonemas quechuas (2008), Poemas para llevar en la mochila (2010).

Martinico

A los niños de San José de Costa Rica

Chico, chico

Martinico,

baila el tico

tico-tico.

Es un chico

con hocico,

que no tiene

zapatico.

¿Es Perico?

¿Es el Quico?

Manolito,

Martinico.

¿Quién responde?

¿Es un conde?...

¡Dónde, dónde

pues se esconde!

Es un duende

y muy duendo,

duende, duendo

no comprendo.

Salta, salta,

lero, lero,

baila el duende

hasta enero.

Duende Negri

A los niños de los Yungas

Oh, mi Duende Negri

cuerpo de jazmín,

te diste en la luna

tu baño de hollín.

Ojos de aceituna,

dientes de turrón,

luces de bengala

en tu corazón.

¿Oh, mi Duende Negri

dónde se va usted?

A pintar la tarde

con un buen café.

Y a jugar con duendes

de cacao bombón,

y a encender diamantes

con un buen carbón.

Oh, mi duende venga,

a bailar aquí,

grano de granada

le daré un rubí.

Manuelito de Seripona

A los niños de Sucre

Del lejano tiempo

de Maricastaña,

donde por leer tanto

se perdió la araña.

Se habla de aquel elfo

leve como el viento,

argonauta blanco

de invisible cuento.

Dicen que lo vieron

por los abedules,

volaba aires limpios

en gasas azules.

Lo arrulló una niña

que lo bautizó:

Chico Manuelito

de mi corazón.

De Azurduy a Sucre

se fue por melcocha

y voló de un gran salto

en una garrocha.

Le compró a la niña

suspiro y merengue,

y en aquel entonces

ya bailaba el dengue.

Manuelito el trasgo

el de Seripona,

hoy juega la ronda

con doña ratona.

El cucu

El viejo cucu

era el espanto,

si no dormías

estaba al tanto.

¿Quién era el cucu?,

¿quién lo sabría?

que nunca vino

hasta ese día.

Pariente fuera

de trucutucu,

¿o era tan sólo

como un ancucu?

Aquel don cucu

se fue al rincón,

a cazar moscas

y un moscardón.

Así no vuelve

a tu canción,

y tú te duermes

como un lirón.

El Duende de La Glorieta

Quién no conoce

al picarón,

es la muñeca

su devoción.

Con ojos glaucos

de Mentisán,

y la mirada

de celofán.

Con un tomate

se hizo un sacón,

y de lechuga

su pantalón.

Toca la solfa

en el flautín,

con la canilla

de condorín.

Si tú no has visto

al cabezón

busca un sombrero

en un rincón.

Elfo azul

Trasgo rosa

elfo azul

duende blanco

de abedul.

Seda y dalia

tu capuz,

tu sonrisa

lampo azul.

Eres lirio

del portal,

niño estrella

de cristal.

Trasgo rosa

elfo azul

duende blanco

de abedul.

En el transcurso de su fecunda existencia, Molina Viaña se hizo acreedor a muchas distinciones y premios. De fina sensibilidad, la vida de Molina Viaña estuvo íntegramente dedicada a los niños, como poeta y como maestro. Para ellos produjo un notable número de poesías y prosas poéticas, siempre “gustando de la palabra musical y las imágenes plásticas”, como señala Yolanda Bedregal. Comentando El duende y la marioneta, Carlos Castañón Barrientos escribía: “En verdad el poeta ha logrado construir sobre las ruinas de aquel otrora magnífico lugar que fuera patrimonio de una familia principesca, una mansión de ilusiones, donde los visitantes pasan sin transición visible de la realidad a la fantasía, dominando esta última, al fin, de manera absoluta”. (Letras Orureñas)

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