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Domingo 29 de septiembre de 2019

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Revista Dominical

ECONOMÃA DE BOLSILLO

Quinua vs. soya

29 sep 2019

Por: Joshua Bellott Sáenz - M. Sc.

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El objetivo del presente artículo es hacer una comparación en cuanto a las condiciones de producción, generación de excedentes, futuro de los mercados y otros aspectos, referidos a la exportación de soya y a la exportación de quinua. En realidad, por años estamos acostumbrados a escuchar del gran potencial agroindustrial exportador de Santa Cruz con la producción de soya, pero no tenemos idea del potencial de la producción de quinua en el occidente del país y especialmente de Oruro.

Las exportaciones de soya datan desde hace muchas décadas, aproximadamente desde los años 60, cuando se inició la producción con 313 hectáreas, pasando a 70 mil en el año 67, y por supuesto; a lo largo de estos años, con un apoyo decidido del Estado con programas como "La marcha al oriente" y la extensión de la frontera agrícola de manera apresurada. Ya en la década de los 90 se constituyó en el primer producto de exportación agrícola y sin duda alguna, en un producto estrella que fue impulsado por la apertura de los mercados y el llamado modelo neoliberal.

Las exportaciones de soya datan desde hace muchas décadas, aproximadamente desde los años 60, cuando se inició la producción con 313 hectáreas, pasando a 70 mil en el año 67, y por supuesto; a lo largo de estos años, con un apoyo decidido del Estado con programas como "La marcha al oriente" y la extensión de la frontera agrícola de manera apresurada. Ya en la década de los 90 se constituyó en el primer producto de exportación agrícola y sin duda alguna, en un producto estrella que fue impulsado por la apertura de los mercados y el llamado modelo neoliberal.

En la actualidad, el 75% de la producción de soya se exporta y el restante 25% está destinada al mercado interno para distintos usos, incluyendo la destinada a la industria del aceite. El 2014 las exportaciones llegaron a 9 países y el 2018 a 14, aunque el principal destino el 2014 fue Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. El 2018 Colombia, Ecuador, Perú y Chile representaban el 97% de las exportaciones bolivianas.

En el siguiente gráfico se muestra la evolución de las exportaciones de soya desde el 2014 al 2018, en cantidad y en valor. En este intervalo de tiempo la producción se ha mantenido alrededor de los 2 millones de toneladas y el valor de las exportaciones tuvo un pico el 2014, alcanzando a los 993 millones de dólares (casi 500 dólares la tonelada), para llegar el 2018 a los 800 millones de dólares aproximadamente (a un promedio de 400 dólares la tonelada aproximadamente). El precio más bajo se dio el 2017, alcanzando a los 371 dólares la tonelada, como promedio anual.

Por otro lado, la superficie cultivada de soya alcanza a las 1.3 millones de hectáreas aproximadamente, siendo que la frontera agrícola el 2018 alcanzó a más o menos las 3.5 millones de hectáreas. El 95% de la exportación de soya es controlada por 6 empresas (4 transnacionales y 2 con capitales nacionales) y en un 99% es transgénica. El 78% de los aproximadamente 15 mil productores controlan apenas el 9% de la superficie cultivable, por lo que sólo el 2% de los mismos, controla el 70% de la tierra.

Asimismo, la exportación de soya tiene como origen en un 99% el departamento de Santa Cruz, aunque también hay registros de exportaciones desde Cochabamba y Tarija. Otro dato importante es que el 70% de los insumos para la industrialización de la soya son importados, por lo que en todos estos años, no fuimos capaces de incentivar la formación de un clúster que hubiera permitido un efecto multiplicador que llegue a un mayor número de bolivianos y no sólo reproduzca los excedentes de este oligopolio.

Lamentablemente, el mercado de la soya y con esto el futuro de la misma, se encuentra amenazada de muerte debido a la apertura de las exportaciones al Mercosur, donde se va a competir con la producción de Brasil y Argentina, que por supuesto, tienen una mayor productividad, por lo que la producción de biocombustibles se constituye en una política del gobierno destinada a salvar la industria.

Gráfico I

En cambio, la producción y propiamente la exportación de quinua, puede ser considerada como nueva, pese a que es un cultivo ancestral. El año 1983 se inició con la exportación de quinua con la creación de la Asociación Nacional de Productores de Quinua. El 2005 se exportaron 5 mil toneladas en menos de 10 mil hectáreas y el 2018 se alcanzó una exportación de 33 mil toneladas en una superficie aproximada de 60 mil hectáreas. A diferencia del sector soyero, es un sector que no recibió básicamente ningún apoyo por parte del Estado, pese a esto, aumentó de manera continua la cantidad exportada.

En el gráfico, se muestra la exportación de quinua del 2014 al 2018, en toneladas y en millones de dólares. En realidad, sólo entre el 2014 y 2015 disminuyó la producción de quinua (causado tal vez por el cambio abrupto en el precio), pasando de casi 30 mil a 25 mil toneladas aproximadamente, para aumentar de manera continua hasta llegar a las 33 mil toneladas el 2018. Respecto al valor de las exportaciones, el 2014 alcanzó los 197 millones de dólares, para ir disminuyendo paulatinamente hasta 81 millones de dólares el 2018. Con claridad, esta reducción fue ocasionada únicamente por el efecto precio. El 2014 se vendió la tonelada de quinua a 6.600 dólares, disminuyendo durante este intervalo de tiempo, para alcanzar los 2.400 dólares la tonelada el 2018.

El 2014, la quinua fue exportada a 31 países y los más importantes destinos fueron Alemania (6%), Australia (5%), Canadá (6%), Estados Unidos (60%), Francia (8%) y Países Bajos (5%). El 2018, la quinua fue exportada a 40 países, y básicamente el porcentaje exportado a los principales destinos no varió. El 2014 el 86% de la exportación se originó en Oruro, siendo el restante perteneciente a Potosí. El 2016 la exportación de Oruro llegó a un pico, con un 97% de la exportación nacional, y el 2018 nuevamente se alcanzó un 85%, aunque ya se nota la participación de La Paz, con un 3% y Potosí con un 11%. Un dato interesante es que en este 2019, Santa Cruz exportó 23 toneladas de quinua.

A diferencia de la soya, la estructura de oferta de la quinua no es oligopólica, por lo que los excedentes se distribuyen a más de 25 mil familias productoras que no cuentan con gigantescas parcelas como en el oriente boliviano. Además la exportación se la realiza a través de intermediarios, especialmente a través de la Asociación de Productores.

Oruro cuenta con 346 mil hectáreas arables y 3 millones de hectáreas no arables. Si entre Oruro y Potosí se amplía la frontera agrícola cultivada de quinua en unas 10 veces más (mitad de la superficie cultivada de soya); al precio actual, podríamos alcanzar los 1.500 millones de dólares, superando con creces las exportaciones de soya, y alcanzando 4 veces más el valor total actual de las exportaciones de Oruro.

Gráfico II

Es claro que la producción y exportación de quinua tiene diferencias marcadas con la industria soyera del oriente boliviano.

Â? La quinua cuenta con un mayor alcance de su oferta a los distintos destinos en el mundo, por lo que cuenta con una demanda casi infinita y a mejores precios.

Â? Es una industria en crecimiento, y sin grandes peligros y limitaciones.

� Existen posibilidades reales de ampliación de la frontera agrícola.

� La estructura de la producción de la quinua no se constituye en un oligopolio, por lo que cualquier crecimiento de la misma, distribuye los excedentes a un gran número de personas y familias de manera directa.

� Las posibilidades de una industrialización agresiva cuenta con el camino totalmente expedito y con altísimas posibilidades de éxito.

Con los datos y análisis expuestos, es claro que el potencial económico agrícola del occidente boliviano y especialmente de Oruro y Potosí es elevadísimo, y debería ser de prioridad nacional más allá de sólo nombrar "Año Internacional de la Quinua". Se debe plantear a la brevedad posible un plan quinquenal de desarrollo y exportación de la quinua, probablemente con la creación de una Agencia Estatal de Desarrollo que facilite y planifique el proceso de producción privado comunitario, con algunos planteamientos que mencionamos a continuación:

� Se debe crear un laboratorio de última tecnología que certifique la producción de quinua para la exportación a los distintos países, con diferentes exigencias y especificaciones.

� Se debe apoyar a todos los productores de quinua, incentivándolos al cultivo de quinua orgánica, para exportar un producto de calidad a mejores precios (bien de lujo).

� Se debe contar con un plan de manejo y recuperación de praderas nativas, así como un plan de rotación de cultivos y descanso de la superficie cultivada, para propender a una producción sostenible de la industria quinuera.

� Se debe industrializar para no sólo exportar materia prima, sino productos manufacturados con mayor valor agregado y por lo tanto, mayor creación de excedentes y empleo. Dicha industrialización debe estar en manos de los productores y debe ser facilitada por esta Agencia o el Estado.

Â? Se deben buscar mercados y buscar negocios de largo plazo.

� Se debe diferenciar la producción boliviana de quinua, en calidad y en precio.

� Se deben realizar investigaciones e innovaciones destinadas a mejorar el proceso productivo, en cuanto al componente tecnológico en toda la cadena de exportación y también respecto al manejo y mejoramiento de semillas, adecuadas y específicas para este tipo de producción en el occidente boliviano.

� Se debe incentivar la conformación de un clúster en torno a la producción e industrialización de la quinua de los andes.

Por último, debo mencionar que Bolivia ha vivido miope todos estos años porque no logró ver ni concebir las posibilidades del agronegocio en el occidente, si bien no podemos parar ni dejar de mirar "la marcha hacia el oriente", es importante que dirijamos la mirada más al sud y al occidente y estemos seguros que un gran futuro económico nos espera. En el caso de Oruro, la producción y exportación de quinua puede reemplazar y superar ampliamente al negocio minero que fue heredado a lo largo de nuestra historia. Iniciemos la "marcha hacia el occidente" y miremos con esperanza ese futuro que debemos construir día a día, ese futuro que depende sólo de nosotros y que esta vez no debe escaparse de nuestras manos.

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