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En las semanas precedentes el caso del médico Jhiery Fernandez, acusado, imputado, juzgado y sentenciado por un presunto delito nefando cometido en la humanidad de un bebé, llenó páginas de periódicos, espacios de televisión y radio, con un desenlace de novela, la principal Juez en un siquiátrico, otros dos con la espada de Damocles sobre sus cabezas, en el cuadro de una autopsia al cuerpo de la Justicia boliviana. Desde luego que es siempre importante y necesario mirar atrás, hacia el pasado, especialmente en materia penal, nos enseñaba el criminólogo orureño Dr. Hugo Cesar Cadima Maldonado; en sus magistrales clases, conocimos célebres procesos internacionales y una lectura adecuada de la forma de evolución de la justicia y la ley penal aplicada a través del tiempo. Hoy es imperativamente necesario, ver con el filtro de emblemáticos procesos, la anatomÃa de la Justicia Boliviana y la Penal en especÃfico, y si es verdadera la sensación de que ésta, se halla en el molde del oscurantismo medieval, con jueces y fiscales de capirote, capucha y hacha de verdugos, en el ejercicio perverso y vil del "sumario secreto", ahora llamado "en reserva" que dejó de existir en el siglo XX, en la mayorÃa de paÃses democráticos, porque se parecÃa mucho a la "incomunicación" que en América Latina y en paÃses de la órbita socialista los regÃmenes militares y policiacos aplicaban, contra los ciudadanos denunciados de "subversivos" o "contrarevolucionarios", Cayó el muro de BerlÃn en 1984, muro de la ignominia, sin embargo, la oscuridad a mediodÃa y los manuales de aplicación del tercer grado, continúan vigentes, en última edición, aumentados y corregidos en Nicaragua, Venezuela y algunos otros paÃses democráticos.
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El reparador
Bernard Malamud (1914-1986) publicó en 1966 la novela The Fixer "El hombre de Kiev"; ambientada en la Rusia de los zares, finales del siglo XIX y principios del XX, es la historia de Yakov Bok ciudadano de origen judÃo, a quien por esas cosas del destino le tocará atravesar aquà en el planeta tierra, varios de los horrores del infierno, como los plasmados por "El Bosco" en su trÃptico "El jardÃn de las delicias".
Yakov, que lee a Baruch Spinoza, filósofo racionalista judÃo holandés (1632-1677), deja su aldea natal y se radica en Kiev, trayendo consigo, un bagaje espiritual bastante pesado; en época de "Pogroms", exterminio brutal de judÃos acusados de ser los responsables de los males de la DinastÃa Romanov; vé por conveniente ocultar su condición étnica, empezando por cortarse la barba y el pelo; ha sufrido un desengaño sentimental, se halla separado de su esposa, solitario y taciturno, es un marginal, siete oficios y catorce necesidades, un reparador de cosas. Ha caÃdo una fuerte ventisca sobre Kiev, un manto blanco cubre la ciudad, Yakov en su deambular nocturno encuentra a un hombre tirado sobre la nieve, le ayuda salvándole de muerte por congelamiento; el hombre se llama Lebedev un acaudalado comerciante ruso antisemita que agradecido, toma a Yakov a su servicio, más tarde, le confÃa la administración de uno de sus negocios. Zinaida, hija de Lebedev pretende seducir a Yakov, al no lograr su propósito, lo acusa de violación; la sombra de la fatalidad le persigue, un dÃa cerca de donde vive aparece el cuerpo de un niño ruso cristiano asesinado, Yakov es detenido, encerrado sin haber sido acusado formalmente; en espera de un juicio que tarda en llegar es sometido durante tres años a un brutal régimen penitenciario; en medio crueles torturas fÃsicas y psicológicas, golpes, hambre y frÃo para hacerle confesar crÃmenes que no cometió, reflexiona, sobre la inutilidad de haber renunciado a su identidad étnica para tratar de vivir en paz; en la adversidad se hace fuerte, y enfrenta a sus represores, negando los delitos que le imputan; él, es la personificación del artero motivo de justificar la persecución a los judÃos, la exacerbación del antisemitismo y la discriminación para distraer la atención de los graves problemas y errores de Nicolás II. No faltan acusaciones dirigidas a condenarle, testigos y "pruebas" que le señalan como autor del asesinato del niño. "El hombre de Kiev", es un intenso relato de cómo las ansias de libertad se agigantan en la conciencia; de un hombre sometido a una terrible injusticia, que no flaquea ante su propia inocencia; es un dramático y conmovedor relato de la irracional y brutal forma de administrar justicia en la época de los zares, es la historia real novelada del judÃo Menahem Mendel Beilis acusado injustamente del asesinato ritual de un niño en Kiev. El libelo de sangre inventado sin prueba alguna, contra Yakov, pretende ser esclarecido por el agente Fiscal Boris Bibikov, abogado racional, lúcido y cabal que lucha contra el abuso de poder y excesos institucionales hasta terminar muerto, "suicidado"; era el único que estableció que Yakov era inocente de los cargos que se le atribuyeron. La tremenda batalla legal tendrá un fin surrealista con el acusado camino a la Corte.
Bernard Malamud considerado como uno de los exponentes de la literatura judÃa norteamericana junto a Isaac Bashevis Singer y Saul Bellow, por "El hombre de Kiev" fue galardonado con el Premio Pulitzer 1967; autor de siete novelas y numerosos relatos o cuentos breves, su obra se centra en la búsqueda de la esperanza en ambientes sórdidos y miserables, donde transcurre la vida de sus personajes; no se preocupa por invisibilizar su origen étnico, al contrario expone el retrato y los rasgos más caracterÃsticos de la cultura judÃa; en "Una nueva vida", Samuel Devin el protagonista principal es un hombre abandonado a su suerte, débil ante un mundo regido por el fatalismo, con un derrotero trazado, épico o trágico se asemeja a un tÃtere del destino. John Frankenheimer adaptó en 1970 la novela de Malamud, el guión lo escribió Dalton Trumbo, una de las vÃctimas del Macartismo que fuera encarcelado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas y condenado al ostracismo más de una década. La pelÃcula narrada apegada a la obra de manera impecable, sin emplear efectismos y afectaciones innecesarias, con un reparto de actores capaces de asumir dramáticos roles, Alan Bates como Yakov, Dirk Bogarde Bibilov y Georgia Brown Zenaida, fue nominada en 1968 al Oscar al Mejor Actor (Alan Bates), y a 4 Globos de Oro. La historia de Yakov Bok, inspirada en un hecho real, constituye la historia de una confabulación, enmascarada en una presunta defensa de la sociedad, una historia de racismo y de abuso de autoridad.
Sacco y Vanzetti
El juicio a dos inmigrantes italianos desarrollado en los años 20 del pasado siglo, en el Estado de Massachusetts, Estados Unidos, es un claro ejemplo de las limitaciones humanas presentes en los mal llamados "errores judiciales"; en él se detecta una deficiente investigación, obstinación, falta de criterio y carencia de la imparcialidad que simboliza la venda de la diosa Themis, factores opuestos a que sea la justicia la verdad en acción. Un principio del Derecho Romano, cuna fuente y modelo de la legislación del mundo occidental sostiene, "mejor dejar impune el delito que condenar a un inocente", "In dubio pro reo", "en la duda absuelve" reza otro; sin embargo en el largo camino de la ley, errores trágicos e históricos se han repetido y se vienen repitiendo, ocultando tras ellos, también el fanatismo, las posiciones personales, la incuria, y el abuso de autoridad, invocando principios respetables como la "estricta justicia", desacreditando su majestad, tan esencial para la convivencia en el mundo tan raudo y atropellado como el que vivimos. El caso de Nicolas Sacco y Batolomeo Vanzetti ejecutados en la silla eléctrica, es el ejemplo de lo que no deberÃa volver a ocurrir.
Una mañana de abril de 1920, el pagador de la fábrica de calzados South Braintree, F.A. Parmenter junto al guardia Alesandro Berardelli, salieron llevando un maletÃn con 15.000 dólares, en la calle, fueron asaltados por dos individuos que los mataron y huyeron con el botÃn. Quince dÃas más tarde, dos italianos que vivÃan en los alrededores del lugar donde tuvo lugar el hecho, fueron detenidos como sospechosos, Ferdinando Nicola Sacco nacido el 22 de abril de 1891 y Bartolomeo Vanzetti nacido el 11 de junio de 1888, inmigrantes italianos, uno zapatero operario de fábrica, el otro vendedor de pescado, contra ellos se alzó el testimonio de algunas personas que aseveraron eran los autores del atraco, "asaltantes con aspecto de italianos".
La vista de la causa se abrió un año más tarde el 31 de mayo de 1921 ante la Corte Superior del Estado de Massachusetts, presidia el tribunal el magistrado Webster Thayer; en un año desde la detención de los presuntos autores; la acusación no logró aportar ninguna prueba, no se encontró el dinero, tampoco las armas utilizadas, ni la confesión de los acusados que sostuvieron todo el tiempo su absoluta inocencia, con entereza temple y solvencia, atributo de las personas de bien.
En aquellos años de tensión social, la condición polÃtica de anarquistas de Sacco y Vanzetti determinó que sometidos a juicio, no se iba a sancionar el asesinato del pagador y su guardia, tampoco el robo de los 15.000 dólares, sino que al eliminarlos, se sentarÃa un precedente contra otros ciudadanos que abrigasen ideas similares, materialmente, eran los autores del asalto con doble asesinato, un jurado luego les declarará culpables; el Juez, tardó solamente un mes y medio en condenarlos a la pena capital.
La ineficacia de un sistema judicial que con y sin razón tuvo a Sacco y Vanzetti 7 años en el pabellón de la muerte, se patentiza examinado el caso, en los vicios procedimentales sobre los que se fundó la acusación; las faltas, si es que tuvieron alguna aquellos infelices, fueron las de la civilización y de la sociedad, hambre, miseria y pobreza, que en lugar de corregirlas, con su ejecución en la silla eléctrica pretendió ignorarlas. La lucha contra la pena de muerte con que se les sancionaba, fue una preocupación dominante en aquellos años, que dinamizó a la opinión pública mundial, transformándose en una gigantesca manifestación de exigencia de un nuevo juicio, Bertrand Russell, Albert Einstein, Anatole France, George Herbert Wells, Howard Fast y John Dos Passos, invocaron al gobierno norteamericano aplicar el principio de justicia imparcial. A las continuas peticiones de indulto, se conformó una Comisión independiente que estudiara el caso y las justificaciones de un nuevo proceso, extrañamente ésta no consideró las expresiones hechas públicas por Minnie Kennedy y Loussie Kelley, dependientes de la fábrica, que sufrió el robo; y que como testigos presenciales señalaron estar convencidas que ni Sacco o Vannzetti eran los autores, y que la policÃa aún, conociendo este hecho, nunca les habÃa citado a declarar; poco impresionó a la Comisión, la confesión de Celestino Madeiro, efectuada en noviembre de 1925, miembro de la banda gansteril de Joe Morelli, de que él era uno de los asaltantes, sin intervención de Nicolas Sacco ni Bartolomeo Vanzetti. El 23 de agosto de 1927, todos los esfuerzos por salvar a Sacco y Vanzetti se habÃan agotado, todas las puertas estaban cerradas. En la prisión los circuitos eléctricos se pusieron en actividad, "murieron en el mismo orden que se hizo costumbre nombrarlos, con siete minutos de intervalo; sus cuerpos sometidos a autopsia y sus restos entregados a sus familiares, estos, no encontraron sitio donde velarlos, ningún negocio de pompas fúnebres los aceptó; fueron cremados en el cementerio local; en los bordes del anfiteatro natural que rodeaba el crematorio, una multitud de personas se mantuvo observando la columna de humo que ascendÃa, hasta que cayó la noche".
Un filme excepcional
La tragedia de Sacco y Vanzetti proporcionó a Giuliano Montaldo director italiano, los elementos suficientes para reflexionar sobre una determinada realidad polÃtica vivida en los albores del siglo XX, para realizar el filme "Sacco y Vanzetti" que se debate, entre el drama y el documental, proporcionándonos una interpretación de la historia y una reflexión ética sobre el pasado para que el espectador en el tiempo de su rodaje 1970, y en el presente, por lo impactante del tema, se apropie o lo cuestione ideológicamente; obra que en su trasfondo lleva una importante denuncia de la corrupción, de las actitudes de intolerancia y arbitrariedad de los operadores de justicia, en el marco de los problemas sociales de aquellos años, con un análisis polÃtico social de los hechos, un momento de inflexión, a la vez ético que poético. Con Gian Maria Volonté, actor emblemático del ciclo de cine polÃtico personificando a Bartolomeo Vanzetti, y Ricardo Cucciola a Sacco, el filme según su director, "contribuyó significativamente a la revisión del proceso histórico al ventilar 50 años más tarde, un error judicial, de cómo se aplicaba la justicia y la dolosa conducta de los jueces, y a reflotar éste olvidado caso en la conciencia internacional, un fallo judicial emitido con motivación polÃtica, mostrando cómo los acusados enfrentan el proceso y a la instrumentalización del sistema de justicia, que se desenvuelve en defensa del orden establecido y de los intereses polÃticos conservadores, antesala del Macartismo, que determinó la condena de dos "anarquistas" como un escarmiento a los que representaban un "peligro social". Frederick Katzmann un fiscal al servicio de los poderes dominantes, impulsa la condena de estos inocentes que pasaran a la historia como vÃctimas de la iniquidad humana, como dos personajes de la historia universal de la infamia. Ennio Morricone compuso la banda sonora del filme, todo un réquiem, una saeta, a la que la abanderada de la canción protesta, la inefable, la inclaudicable Joan Baez, le puso estos versos a la intitulada "Balada de Sacco y Vanzetti", generacional por supuesto:
Para Nicola y Bart,
que descansan para siempre aquà en nuestros corazones,
el último y extremo momento
La agonÃa y el triunfo es
de ustedes.
Canto por ustedes Nicola y Bart.
Ante la silla eléctrica
Hasta el 23 de agosto de 1927 se abrigaba la esperanza de que la protesta ciudadana y el reclamo de personalidades consiguiera evitar la ejecución de Sacco y Vanzetti; el escritor y periodista John Roderigo Dos Passos (1896-1970), que unos meses antes habÃa regresado de Europa de los de la llamada "Generación Perdida", nieto de un zapatero luso, graduado de Harvard University, conductor de ambulancias en el frente francés, en la Primera Guerra Mundial, autor de "1917", "Tres soldados" y "Manhattan Transfer", que iniciaron la importante corriente literaria urbana de la novela norteamericana, además de la TrilogÃa USA, compuesta por "El paralelo 42" (1930), "1919" (1932) y "El gran dinero" (1936), en las que expresa su filosofÃa de la historia del pragmatismo norteamericano de fines del siglo XIX hasta el ciclo de la Gran Depresión. Sus artÃculos y ensayos publicados entre 1920 y 1940 contienen una visión de izquierda no militante. Dos Passos, de manera acelerada y febril escribió "Ante la silla eléctrica", relato de la causa judicial a que fueron sometidos el par de inmigrantes italianos, reflexionando sobre las contradicciones de la instrucción penal, invocando los valores americanos y denunciando las coerciones a la libertad de expresión y la muerte anunciada, planteando todas las preguntas fundamentales en torno a los sistemas polÃticos sociales de cualquier paÃs occidental, y la inutilidad de la pena de muerte, los excesos del patriotismo, los lÃmites del nacionalismo y los peligros que entrañan. La silla eléctrica no fue el fin de la violencia, tampoco el medio para combatirla.
Notas:
El hombre de Kiev: B. Malamud.
Ed. Plaza & Janes. 1976.
Sacco y Vanzetti: Howard Fast.
Ed. Claridad. 1948.
Ante la silla eléctrica: John Dos Passos.
Ed. Errata Naturae. 2011.