Un acuerdo preliminar de “entendimientos”, entre los representantes de la diplomacia norteamericana y la nuestra, ha permitido un avance sustancial en la búsqueda de alcanzar objetivos más precisos para el restablecimiento pleno de las relaciones entre ambos países a través de un Acuerdo Marco.
Entre dimes y diretes propios de un proceso de “ablandamiento” de relaciones o como comúnmente se conoce a la tarea de “sana sana”, funcionarios de dos países que todavía tienen ciertas discrepancias hacen esfuerzos desmedidos para mostrar en cada caso y, a su turno, la mejor sonrisa y la mejor posibilidad de entendimiento, pese a que aún afloran discursos agresivos que por lo menos en un lado son simplemente ignorados.
Varios hechos, algunos también propios de la idiosincrasia tradicionalista o de la soberbia institucionalista, predominan en el delicado prolegómeno de curar heridas y sanarlas como si nada hubiera ocurrido, de tal forma que al volver a establecer esas relaciones se comience de cero y lo pasado será pisado.
Mas las cosas en la diplomacia regular no van por ese camino y restablecer un proceso de relaciones entre dos naciones conlleva ciertas responsabilidades que necesariamente deberán cumplirse, lo que significa que ni se olvidaron, ni se borraron las causas del problemas, pero se abren opciones de un acercamiento más estable y por lo mismo bajo condiciones de responsabilidad y respeto.
Así está el proceso de volver a las relaciones regulares entre Bolivia y Estados Unidos. Una comisión de alto nivel con representantes de ambos países abordó recientemente y de manera satisfactoria el tratamiento de una agenda que consideró como prioridades cuatro aspectos fundamentales, quiérase o no, como implícito condicionamiento para seguir adelante.
El tema principal constituiría en el restablecimiento de los embajadores, es decir su nominación, aprobación en instancias superiores de ambos países y su presentación regular para la aceptación pertinente en las cancillerías, lo que dará paso al reconocimiento regular de las correspondientes credenciales, ese paso servirá asimismo para “motorizar” el reinicio de las relaciones mutuas.
Un segundo aspecto corresponde al planteamiento de EE.UU. y aceptado por el nuestro para continuar en una lucha frontal contra el narcotráfico, lo que implica apoyo logístico y financiero del país del norte para que en el nuestro se eliminen las condiciones de crecimiento de esa plaga que daña al mundo.
El otro punto tiene que ver con los acuerdos comerciales y el restablecimiento de algunos beneficios para el comercio boliviano, por ejemplo con el restablecimiento del Atpdea que favorecerá nuevamente a la producción boliviana a tiempo de exportar productos con preferencias arancelarias al mercado de Estados Unidos.
Y finalmente, se ha consignado en la agenda preliminar el caso de las extradiciones de personas que tengan cuentas pendientes con la justicia sea boliviana o norteamericana, facilitando la extradición de las mismas para que rindan cuentas allí donde corresponda.
El avance en los acuerdos Bolivia - EE.UU. tiene especial significación justamente en el tiempo actual en que se necesitan concretar acuerdos que permitan a nuestro país disponer de una ayuda consistente en 22 millones de dólares para el área de salud, que se efectivizarán a través de Usaid, uno de los brazos financieros del país del norte que dejó nuestro país por la presión política. Así son las cosas en materia de relaciones bilaterales, especialmente cuando las necesidades aprietan.
De aquí adelante todo dependerá del respeto que ejerzan ambas partes para cumplir la agenda preliminar y llegar al “acuerdo marco” de restablecimiento de relaciones diplomáticas con todas sus contingencias.
Fuente: La Patria
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