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Domingo 04 de marzo de 2012

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Revista Dominical

Sudamérica: Nueva visión de defensa estratégica

04 mar 2012

Por: Liset Salgado - Periodista de la Redacción de América del Sur de Prensa Latina

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La preservación de los recursos naturales de América del Sur, considerada el mayor reservorio del planeta, constituye objetivo estratégico del proyectado sistema de defensa de los países de esa región.

Sobre la base de la integración, los gobiernos sudamericanos reconocen como válida la necesidad de una doctrina de seguridad propia para proteger las reservas energéticas, alimentarias e hídricas del subcontinente

Desde la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ratifican su vocación pacifista e impulsan acciones para hacer frente a los desafíos que representan el crecimiento demográfico y el cambio climático.

Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela integran la Unasur, en plena vigencia y con vida jurídica desde marzo de 20011.

La secretaria general de esa entidad regional, la colombiana María Enma Mejía, afirmó recientemente que la tendencia apunta a conformar una política común de seguridad de las riquezas.

Según Mejía, Sudamérica "es el gran activo para el mundo en materia de reservas naturales" y los gobiernos locales son conscientes de la urgencia de trazar estrategias para preservarlo.

En la medida en que se reducen los tradicionales problemas fronterizos y conflictos internos -dijo- el resguardo conjunto de los recursos marcará la pauta de la defensa regional.

De acuerdo con la funcionaria, el subcontinente destaca en la actualidad como una zona de paz y ello se debe en gran medida al fortalecimiento como ente regional del organismo que representa.

En ese sentido, citó al plan de acción de infraestructura de la Unasur para la integración física sudamericana, previsto hasta 2022, con inversiones que sobrepasan los 15 mil millones de dólares.

Para fomentar el intercambio en materia de seguridad regional, la Unasur fundó en 2008 el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS), con sede permanente en Buenos Aires.

Ese mecanismo propone ejercicios militares, el canje castrense y de experiencias de las misiones de paz, la ayuda coordinada frente a desastres naturales y medidas de fomento de confianza recíproca.

Se fundamenta en el respeto irrestricto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los estados, la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos internos.

El CDS tiene como objetivo fundamental consolidar a Sudamérica como una zona de paz que garantice la base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de los países del área.

EN APARENTE CALMA

América del Sur es considerada en la actualidad una de las regiones más tranquilas del mundo y en reiteradas ocasiones los líderes del continente han hecho declaraciones de compromiso con la paz.

No hay guerras interestatales, pero sí tensiones subyacentes y conflictos irresueltos que podrían desatar inestabilidad, aunque los gobiernos insisten en solucionarlos por la vía pacífica y el diálogo.

En aparente calma persisten disputas como la demanda de Bolivia de acceder al mar, en disputa con Chile, lo que ha condicionado los planes de defensa de ambos países, sin relaciones diplomáticas desde 1978.

También está latente el conflicto fronterizo de Perú con el Gobierno chileno por la jurisdicción de las aguas marítimas en el Pacífico, caso presentado formalmente por Lima ante la corte de justicia de La Haya.

Cuentan asimismo las fricciones entre Colombia y Ecuador que en 2008 se agudizaron tras el ingreso ilegal del ejército colombiano en territorio ecuatoriano para atacar un supuesto campamento guerrillero.

A esos conflictos se suma el accionar de grupos insurgentes como Sendero Luminoso en Perú o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que mantienen en vilo a las autoridades.

Como para completar el cuadro y a contrapelo de la cruzada oficial que se libra en su contra, ganan terreno los clanes que controlan el narcotráfico y el crimen organizado en varias zonas del continente.

Una nueva preocupación para los gobiernos sudamericanos afloró en el verano de 2008 con el reforzamiento de la presencia militar de Estados Unidos en el área.

La reactivación de la Cuarta Flota, después de 58 años de inactividad y sin la consulta de socios regionales, desató el rechazo de la mayoría de los países de Sudamérica que vieron en ello una amenaza.

Por si fuera poco, en 2009 la Casa Blanca firmó en secreto con el gobierno de Bogotá un acuerdo que garantiza a esa nación norteña y a sus tropas mayor acceso a siete bases militares colombianas.

La Unasur manifestó su desacuerdo con el pacto, cuyos objetivos y potestades son ambiguos al establecer que los dos países enfrentarán cualquier tipo de provocación, siempre que la perciban como tal.

Venezuela y Ecuador denunciaron el acuerdo como una potencial amenaza al balance estratégico de la región, en tanto el gobierno de Caracas lo consideró un peligro para su seguridad nacional.

ARMAMENTO: CUESTIÓN DE TRANSPARENCIA

Resulta significativo el incremento de la compra de armas en los últimos años por parte de la mayoría de los gobiernos sudamericanos a naciones como China, España, Estados Unidos, Francia, Israel y Rusia.

Los presupuestos de defensa han sido privilegiados para fortalecer los sistemas de protección y modernizar el equipamiento militar, desatendido por décadas.

Cuentan en los arsenales aviones de combate, helicópteros, submarinos, tanques, misiles aire-tierra y fusiles automáticos dotados con novedosa tecnología.

La salvaguardia de los recursos naturales, el aseguramiento fronterizo, la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, y hasta una posible invasión estadounidense justifican los gastos.

Fuentes de la Unasur precisan que desde la fundación de esa entidad, sus miembros hicieron compromisos de adquisición de armas por alrededor de 59 mil millones de dólares.

Desde 2009, los 12 países que integran ese organismo regional destinaron 125 mil millones de dólares al funcionamiento corriente en defensa y 25 mil millones de dólares adicionales en armamento nuevo.

Aunque no se tienen cifras exactas por países, informes extraoficiales refieren que algunos, como Brasil, Chile, Colombia y Venezuela, desembolsaron sumas astronómicas para renovar sus fuerzas.

Con el propósito de poner coto a elucubraciones y ganar en transparencia, la Unasur estableció en 2011 una metodología común que mide el presupuesto militar de cada nación.

De forma inédita, los gobiernos de Argentina, Chile, Uruguay, Colombia, Ecuador y Paraguay compartieron a inicios de 2012 información sobre sus gastos en defensa correspondientes al período 2006-2010.

La entrega de esos datos contribuye a romper el mito del secretismo en torno a la inversión militar y busca apurar la concepción de una doctrina de defensa común en el subcontinente.

"Eso nos va a permitir concretar lo que era una utopía", dijo el ministro de Defensa de Ecuador, Javier Ponce, quien coincidió con su par chileno, Andrés Allamand, al calificarlo como "un paso histórico".

Se espera que el resto de las naciones miembros de la Unasur comparta su información en los meses venideros para avanzar en las medidas de confianza mutua.

Ese grupo prevé presentar en mayo próximo el "libro blanco" del gasto militar de los países sudamericanos en una cumbre de ministros de Defensa del bloque con sede en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.

La agenda del foro prevé analizar la posible creación de una instancia que al interior del organismo aborde temas de seguridad pública y lucha contra la delincuencia organizada trasnacional.

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