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Domingo 26 de febrero de 2012

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Revista Dominical

Discriminar es seleccionar excluyendo

26 feb 2012

Fuente: La Patria

Por: Ximena Miralles Iporre

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Según la Real Academia de la Lengua Española discriminar es “seleccionar excluyendo”, y otro significado es “dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etcétera”.

En Bolivia existe una nueva norma que castiga a quien discrimina o demuestra conductas racistas, inclusive se especifica bajo qué principios generales se regirá esta ley, que son a grandes rasgos la interculturalidad, igualdad, equidad y protección, además que se advierte que será aplicada a todas las personas, autoridades, civiles, públicos o privados e inclusive a aquellos que por lo general tienen inmunidad como los políticos, diplomáticos y otros.

Según esta ley se define discriminación como “toda forma de distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual e identidad de géneros, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica, social o de salud, profesión, ocupación u oficio, grado de instrucción, capacidades diferentes y/o discapacidad física, intelectual o sensorial, estado de embarazo, procedencia, apariencia física, vestimenta, apellido u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos por la Constitución Política del Estado y el derecho internacional. No se considerará discriminación a las medidas de acción afirmativa.”

A continuación se definen algunas formas de discriminación como la racial, la homofobia, xenofobia, misoginia, transfobia y otras.

Sin embargo, en este punto nos preguntamos ¿quién discrimina?, ¿son los que se sienten excluidos, los que elaboran las normas o los que supuestamente son élite y se sienten más poderosos que los otros, son personas privadas, públicas, a qué se dedican?

Según la experiencia de muchos autores, uno es lo que piensa, es decir, si una persona piensa que es mala obrará en consecuencia, si cree que es una persona positiva o segura de sí misma, la manera en que se conduzca por la vida irá de acuerdo a ese pensamiento.

Por tanto, nadie puede juzgar ni decidir cómo será la otra persona, sólo puede ser responsable de sí mismo y de su propia vida, por eso la pregunta de ¿quién discrimina?

A veces, los que se sienten excluidos se hacen a un lado, se apartan de los grupos o de las personas particulares porque sienten que aquellos le discriminan, pero es el individuo que se siente excluido el que se está auto-discriminando, porque no se siente digno de determinado grupo de gente o se siente diferente por lo tanto debe apartarse.

Según algunos autores como Wayne Dyer y Osho, muchos de los problemas entre personas tienen su base en el ego y el apego. Es decir, las personas se sienten insultadas, ofendidas, discriminadas, excluidas porque otras les califican de determinada manera, pero lo que nos dice un tercero no es lo que somos, sino lo que el ego cree como algo cierto, absoluto.

Por ejemplo, si alguien llamado José le dice a Luis “eres incompetente, no haces nada bien”, porque Luis hace las cosas a su manera y no como José quisiera que se haga, entonces no quiere decir que Luís realmente sea un incompetente, sino que hace las cosas de una forma distinta, pero si Luis siente que lo que le dice José es cierto y actúa en consecuencia se convertirá en un incompetente, pero si hace caso omiso a lo que le dice su supervisor y a pesar de hacer las cosas a su manera obtiene resultados positivos esas palabras quedarán en el aire y no valdrán nada. Además, si una persona es agresiva es porque se siente agredida, si odia es porque se siente odiada.

Por otra parte, quienes hacen las leyes son los gobernantes, elegidos por la población para sentirse protegida a través de esas normas y haciéndolas cumplir, pero en más de una ocasión se ve a las mismas autoridades incumpliendo las leyes que han creado.

Por un lado, las leyes deben ser universales, caso contrario son discriminatorias, por ejemplo, unos tributan y otros no, o los bonos como el Juancito Pinto, Juana Azurduy y otros que no alcanzan a toda la población para la cual están dirigidos. El trato que se da a un sector de la ciudadanía debe ser el mismo que se da a otra fracción de la población, pero si hay distinción, como ser: unos, los indígenas del Conisur, entran a la plaza Murillo y otros no, los discapacitados, eso es discriminación.

Si se dice que los funcionarios públicos serán sólo personas que hablen idiomas nativos, o que vale más la carrera sindical que los méritos profesionales y viceversa, entonces ya se está seleccionando con exclusión, por tanto, se está discriminando.

En lugar de buscar culpables, de querer saber quién es el bueno y quién el malo, deberíamos hallar soluciones para los problemas. En lugar de calificar a la gente, criticar o adjetivarla, lo que deberíamos hacer es aceptar, ser tolerantes y respetar las diferencias.

Las personas que insultan lo hacen porque tienen un problema interno que resolver, como dice un grafiti, “decirle a alguien estúpido no te vuelve más inteligente”, sino que saca a la luz un conflicto con su yo íntimo y si no lo resuelve seguirá autodiscriminándose, automarginándose y sintiéndose mal consigo mismo.

El odio, la ira, las críticas, la tristeza, el rencor, la intolerancia son ingredientes de un mismo plato, siempre van acompañados, siempre existen por lo menos dos al mismo tiempo, por tanto, si uno mismo elimina de su camino esos sentimientos negativos y los sustituye por paz, amor, armonía, alegría, perdón, tolerancia, mejorará su calidad de vida.

Citando a Dyer, concluimos escribiendo que “la verdadera nobleza no consiste en ser mejor que los demás, consiste en ser mejor de lo que creas”, los niños tienen tanto que aprender de los adultos como los adultos de los niños, hombres de mujeres y viceversa, pobres de ricos y ricos de pobres, las palabras claves son “respeto mutuo”.

Fuente: La Patria
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