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Domingo 26 de febrero de 2012

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Revista Dominical

Juan Carlos Trujillo en la COB:

La línea histórica del movimiento obrero “no se cambia, porque nos fortalece”

26 feb 2012

Fuente: La Patria

Por: Fernando Valdivia Delgado - Periodista

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Juan Carlos Trujillo, de 32 años y con sólo 11 de ejercicio como trabajador minero en Huanuni, ha sido elegido en el XV Congreso Ordinario de Tarija, como el Secretario Ejecutivo más joven que conducirá la Central Obrera Boliviana (COB), con una visión concreta e histórica que ha mantenido al movimiento obrero nacional, desde finales de abril 1952, con “la radical aspiración de la toma del poder para imponer un sistema socialista real y objetivo”, lo cual “no significa que en la línea del movimiento minero y del movimiento obrero, se produzca un cambio”.

Trujillo, por su forma de pensar y el método que le permitió una formación diferente como dirigente sindical, no quiere decir que se ha producido en él, una transformación en su interior. Aprendió de los debates, de las profundas discusiones que vienen desde 1952, de las luchas revolucionarias que permitieron la nacionalización de las minas y los anhelos de los trabajadores que concretaron todas las conquistas sociales alcanzadas en estos sesenta años de vigencia de la COB.

Este criterio expresado por Trujillo, en una entrevista que accedió al periódico LA PATRIA, después de su elección en Tarija, contradice el pensamiento que se había forjado desde el interior del indicado Congreso y que algunos analistas consideraron que Trujillo hacia el futuro, significaría un ícono, un hito, en la historia del movimiento obrero boliviano: “la transición de lo viejo a lo nuevo”.

Esta historia, en sí nace cuando a finales de abril de 1952 se crea la COB, con el rótulo de “políticamente neutral”. En los hechos, la representación obrera se convierte en “el poderoso aliado del régimen” gobernante que el 9 de abril, había triunfado con trayectoria y decisión, después diez años de fundado el Movimiento Nacionalista Revolucionario.

La COB, con Juan Lechín Oquendo a la cabeza, asume la responsabilidad inicial tomando como base de la organización, a la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia que, por siempre, ha vanguardizado al movimiento obrero en Bolivia. Pero no pudo justificar su posición neutral declarada en la política boliviana, cuando el presidente Paz Estenssoro, decide cooptar aquel poder para justificar su presencia histórica con un proceso revolucionario y, en consecuencias, los hace parte del Gobierno con tres ministerios. Juan Lechín termina aceptando el cargo de Ministro de Minería y Petróleo.

De esta manera, tanto la COB como la Federación de Mineros, representan el ala radical y revolucionaria del MNR y, en el ejercicio del Poder Central, proponen en un programa revolucionario, la inmediata nacionalización de las minas sin compensación alguna, además de la liquidación de las Fuerzas Armadas que, durante la década de los cuarenta, se convirtieron en el brazo armado de la oligarquía minero feudal. A cambio, la creación de las milicias armadas de los trabajadores. El plan cobista hace hincapié en la necesidad, también inmediata, de una reforma agraria que sustituya el sistema latifundista feudal que ejercitaba el pongueaje en un alto grado de esclavismo en Bolivia. Esta la base, sobre la cual se sostiene el organismo obrero, otrora, poderoso instrumento que no claudicó, inclusive, en aquellos momentos de su proscripción durante las dictaduras militares.

Este joven ejecutivo, no sólo reemplaza a varias generaciones de mineros que estuvieron al frente de la COB, con muchos más años de vida y vasta experiencia en la adopción de decisiones en cruciales momentos que, a simple vista, dieron la tónica al drama boliviano. “Mi posición se sustenta en esas vivencias, en esa historia, ese sacrificio de dirigentes que, en la actualidad, siguen vigentes porque eso no muere, eso no cambia”, declara con voz temblorosa.

Los hechos que rememora como experiencias que castigaron a los trabajadores, fueron los procesos de la nacionalización de las minas, las crisis económicas de 1956 y otras, la política de relocalización que echó a la calle a miles de mineros y otros acontecimientos que deben ser tomados en cuenta, en la presente coyuntura. “Entonces no habrá ningún cambio, porque la historia nos fortalece, como nos fortalece aquellas reivindicaciones de los trabajadores, de los líderes del Movimiento Obrero, inclaudicable”, añade.

Trujillo nació el 31 de julio de 1979, en el Departamento de Oruro, Provincia Pantaleón Dalence, distrito minero Huanuni. Se declara natural e hijo de las minas, comienza a trabajar a sus 20 años, en 1999, cuando la coyuntura no estaba del todo clara y la economía sujeta a los vaivenes del neoliberalismo, no ofrecía ninguna opción a los trabajadores y menos a la clase media que se batía sin la posibilidad de salir de su postración, producto de la década perdida y, de aquella, en la cual se comenzó liquidar el patrimonio que tenía Bolivia como país.

Es así que comienza como trabajador eventual y, liquidada y transferida Huanuni al capital transnacional, mantiene su estatus indefinido. En ese momento, su carrera como dirigente sindical, comienza como representante de sección, pero sólo como observador. “Veía cómo se desarrollaban los debates y discusiones sobre los temas sindicales y políticos que se planteaban los dirigentes en ese entonces”, explica. Las discusiones en Huanuni, centraban su atención a la posibilidad de llevar nuevamente la empresa minera Huanuni, bajo dependencia del Estado. Consideramos que ese yacimiento nunca debió privatizarse.

“En el 2001, ya como trabajador regular, comienza mi actividad sindical, con la experiencia y el conocimiento adquirido en asambleas y ampliados, emprendemos nuestro trabajo sindical”, dice al explicar que “como dirigente, nunca tuve maestros. Mi trabajo fue siempre en solitario. Es a través de ello que logramos una formación, escudriñando la historia del sindicalismo minero, sus momentos críticos y los momentos críticos del país”.

Trujillo insiste en que “no habrá un cambio y, por el contrario, la historia nos fortalece, aquellas reivindicaciones de los trabajadores, aquellas reivindicaciones de los líderes del movimiento obrero, fortalecen nuestro espíritu para una lucha inclaudicable para beneficio de los trabajadores del país”.

Hacia el futuro, explica que a partir del Congreso de Tarija, donde se aprueba un documento político, el movimiento obrero tiene una misión: alcanzar el socialismo, un socialismo real, verdadero. “Para conseguir ese objetivo, debemos concientizar, socializar, hacer conocer cuál será la dirección de aquí para adelante. No es sencillo”.

“La lucha continúa, ha continuado después de aquel momento de las dictaduras, en las cuales, nuestros compañeros dirigentes sufrieron el confinamiento, la marginación y esa lucha no puede ser desconocida. Hoy en día, que estamos en un país democrático, pero no se ve, no se nota que el sistema funcione. El sólo hecho de que un dirigente hable diferente, el Gobierno nos ve como dirigentes de oposición”, dice Trujillo.

Aclara que “la actual estructura de la COB es contestaría. La lucha de clases continúa y va a continuar, mientras exista esa maldita desigualdad en nuestro país. A nombre de democracia quieren hacer lo que se le viene en gana y no es así”.

Refiriéndose a la posición que asumirá la nueva COB, con relación a la política gubernamental, Trujillo, sostiene que primero está la política salarial para los trabajadores de todos los sectores, basado en una canasta familiar real que esté relacionada con los precios del mercado. Nosotros tenemos nuestra propia canasta, nuestras necesidades que se expresan en los mercados de alimentos, no en las cifras del INE.

La nueva COB, considera que en la presente coyuntura, es muy importante atender los planteamientos de la población. “Dónde están y cuáles han sido las propuestas de la agenda de octubre 2003. La nacionalización real de los recursos no renovables, petróleo y gas, porqué sigue vigente la maldita capitalización que ha permitido la venta de los bienes del Estado a precios de gallina muerta, las empresas más estratégicas de nuestro país”.

“Este gobierno, en la práctica, es un gobierno tímido que se derechiza a medida que pasa el tiempo. Hoy se ven acuerdos entre privados y el Estado, cuando el gobierno estaba en la obligación de nacionalizar el cien por ciento de nuestros yacimientos, de nuestros centros mineros”, dice al criticar los contratos petroleros que preservan las políticas de las transnacionales. “Lo que el Estado debió hacer es nacionalizar el cien por ciento, de todas las empresas estratégicas. Lamentablemente no se ve, ni lo hemos visto y lo criticamos abiertamente”.

Trujillo sólo espera que las comisiones de la COB, “propongan sus políticas para avanzar, sin retroceder”.

Fuente: La Patria
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