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Domingo 26 de febrero de 2012

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Revista Dominical

Del Anata al Estado Plurinacional

26 feb 2012

Fuente: La Patria

Por: Ruth Carol Rocha Grimoldi

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EL ANATA COMO PARTE DE LA VIDA COMUNAL

En las comunidades, el Anata es el juego y el festejo por la floración de la papa. No podríamos referirnos al Anata sin señalar que es una parte del ciclo agropecuario que va llegando a su fin, y que terminará con la cosecha de los productos. Recordemos que todo este proceso se inicia con la roturación de la tierra en el mes de agosto, cuando va terminando la época fría o juyphi pacha; con el pedido de lluvias en el mes de septiembre, cuando ya se han hecho las primeras siembras, y, cuando se empieza a sentir en pleno el awti pacha o época seca, que en nuestra región, por la altitud en la que nos encontramos, es cada vez más dura para el ganado por falta de agua y alimento. A lo que se suma el lapaka pacha o época de calor, que se espera termine con la celebración del día de los muertos, cuya presencia es requerida para que se sumen al pedido de lluvia. Por ello también en esos días de inicio de noviembre se hace el levantamiento de la tarka, uno de los instrumentos apropiados para la época de lluvia o jallu pacha.

EL ANATA O CELEBRACIÓN DE LA PRODUCCIÓN

Es en ésta época que las comunidades y las familias que aún apuestan por la producción, celebran el Ananta, que es encabezado por sus autoridades originarias. En el ayllu Sullka Salle de Turko marka, inicia el domingo de carnaval, con la víspera en la que se recuerda y agradece a la Pachamama y a los Marka qullus, a la que le sigue el primer día de fiesta o entrada de las comparsas de todos sus ayllus a la plaza principal, al ritmo de la tarkeada acompañada con bombos y tambor, o al ritmo de la anata cuya música es llevada por las tarkas acompañadas por la percusión de las cajas. La dimensión de los instrumentos varía desde la tayka, la mala, hasta la chili o más pequeña.

Cada ayllu comparte la fiesta en su esquina de la plaza, y de allí saldrá de visita a los otros ayllus, según la jerarquía que tengan. Las autoridades, tanto varones Jilaqatas o mallkus, como mujeres Mama T’allas, se engalanan con wist’allas, incuñas, ponchos y awayus verdes, cuyas saltas van representando en sus colores y diseños la floración de los productos, mismos que son utilizados como parte de la vestimenta. Flores de tani tani en los sombreros y plantas florecidas cargadas en los awayus, representan la paquma, la producción. Como en muchos otros ayllus, la ropa ha ido cambiando. Si antes se usaba el urkhu (tejido cilíndrico sujeto por tupus en los hombros y fajado a la cintura), después se usó el medio urkhu, que en algunos casos se ha transformado en polleras multicolores que van siendo impuestas por la moda. A pesar de ella, las mujeres llevan en una mano la culebra hecha de lana de colores y en la otra la wiphala blanca.

El segundo día de fiesta, se visitan las casas de los pasantes, en cuyo patio se han armado las quimallas (quellama) o pukaras de productos, en cuya cima se coloca una janqu wiphala. A veces, se puede contar con la presencia de ancianos quienes aun tocan la guitarrilla (de cuerpo más grueso que la guitarra), que interpretan las canciones para el ganado o los cultivos.

El tercer día de fiesta, se sale de visita a las parcelas en producción, mismas que se tik’achan con flores, mixtura, globos y serpentina. Mientras tanto, músicos como danzarines recorren los senderos de los sembradíos al compás de la música, para luego proceder al t’inku con qurawas; mujeres con mujeres y varones con varones se enfrentan, lanzándose por turno los frutos de la papa, membrillos o manzanas pequeñas que revientan en las piernas del contrario en señal de buena suerte.

La fiesta del Anata se celebra en casi todas las comunidades. La única diferencia será la vestimenta o el instrumento que les sea más propio, desde los pinkillus, los moseños, los lichiwayos u otros.

EL ANATA ANDINO EN LA CIUDAD DE ORURO

Es esta expresión económica cultural, que se ha querido hacer conocer al mundo urbano. Por varios años se habían organizado y aun se organizan festivales de música y baile en las provincias, pero siempre quedaron y quedan en el anonimato. Sin embargo, con la rememoración de los 500 años, en 1992, se planteó como estrategia política de reivindicación de la identidad propia, del Pachakuti, trasladar el Anata en toda su magnificencia al espacio urbano.

En tal sentido, el año 1993 la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Oruro (Fsutco) convoca a la primera entrada del Anata Andino, que desde la plaza Walter Khon hizo su recorrido hasta el Faro de Qunchupata (sede de la federación) y el Teatro al Aire Libre. Por primera vez los ganadores del primer premio fueron de la comunidad de Livichuco, de la provincia Avaroa, con la presencia de numerosos jukumaris, antecesores de los osos de las diabladas. Muchas voces declaraban, por lo bajo y con vergüenza, que se estaba volviendo al chunchu tiempo, estigmatizando el hecho.

Desde entonces, los 19 años siguientes han sido una oportunidad más para que la realidad sobrepase a la imaginación, en cuanto a la creatividad y el arte, plasmados en instrumentos musicales, tonadas, pasos de baile, vestimenta y colorido en un sinfín de combinaciones y tejidos, así como de expresiones rituales y culturales relacionadas a la reproducción del ganado, a los mejores productos, a las fiestas patronales, al cambio de aguas, al pedido de lluvias, al cambio de autoridades, a la tecnología, al manejo del ganado, al conocimiento de las propiedades de las plantas y de los alimentos, etcétera.

Este desfile de música y alegría parece remontarnos a los organizados por el Inka, que en palabras de los cronistas, mostraban la diversidad de expresiones no sólo musicales sino étnico-identitarias, que aún hoy se recrean en estas representaciones y presencias culturales, que hacen al título de Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad. Además de ello, el Anata Andino se ha constituido en un escenario de denuncia de problemáticas político-sociales y medioambientales, de reivindicación y superación de largos procesos de exclusión de las culturas originarias, de articulación con otros departamentos y de recuperación del espacio urbano.

En el año 2000 el Gobierno Municipal de Oruro reconoció al Anata Andino como expresión genuina de los pueblos, en vínculo de agradecimiento a la Pachamama, y se comprometió a ser parte de su organización cada jueves de comadres, es decir dos días antes de la Entrada de Peregrinación del Carnaval. El 2005, producto de un esfuerzo interinstitucional en el que participan la Prefectura del Departamento (SED FMC, PPPC), la UTO con su carrera de Antropología, el Centro de Ecología y Pueblos Andinos, la Fsutco, se logra plasmar en un documento etnográfico el Anata Andino de ese año. A pesar de ello, el evento es muy poco promocionado, y hasta puesto en pugna con la Entrada de Carnaval, por intereses mezquinos. Pero, a pesar de ello, suma riqueza a las expresiones y prácticas culturales de los que somos partícipes, sea en el Anata, en el jallu pacha, en la peregrinación hacia el Santuario de la Virgen del Socavón o en las comparsas de tentaciones. Es decir, en el cotidiano, de un Estado demandado como plurinacional.

Fuente: La Patria
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