El reciente Carnaval de Oruro sirvió para mostrar una faceta interesante en lo que corresponde al trabajo de la Micro y Pequeñas Empresas (MYPEs) que con cierta facilidad crediticia lograron imponerse en un comercio de altísima rentabilidad que se presenta en la época de carnavales y sin embargo puede generar cierta facilidad para mayores emprendimientos el resto del año.
Una reciente encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace referencia justamente a la cantidad de micro y pequeñas empresas que se han organizado en el país gracias al incentivo financiero que se ha creado para este sector dedicado mayormente a la prestación de servicios y a cierto comercio que inunda los mercados y lo hace bajo características peculiares, por un lado con aval completamente legal, pero por otro alineado en el grupo de la informalidad.
El hecho social es que este sistema genera fuentes de empleo, así sea en reducido porcentaje, con proyección de crecimiento si se facilitan las condiciones adecuadas para que las micro empresas se conviertan poco a poco en medianas y capten mayor mano de obra y realicen mejor producción.
Mencionamos el caso de Oruro como un ejemplo de lo que se puede hacer con este interesante sistema de “capitalizar” micro y pequeñas empresas para prestar servicios, como sucedió durante los días previos al Carnaval con el armado de graderías y su desarmado pasada la fiesta, el caso de los talleres de bordado, confección de cierto tipo de trajes, uniformes y atuendos propios de la celebración, los salones de belleza, talleres de zapatería, por otra parte los elaboradores de toda suerte de alimentos para venta y consumo inmediato de sus agradables productos que fueron requeridos a lo largo de la ruta del Carnaval, otros dedicados a revender productos y en fin, toda una posibilidad de hacer negocio temporal.
La referencia del INE señala una cifra mayor a las doscientas mil MYPEs registradas oficialmente y que operan de manera estable en locales fijos; hay también otra cantidad no definida de los negocios ambulantes o el comercio informal que en todo caso son parte de esa cadena de servicios y comercio eventual que satisface necesidades de miles de personas en la más extensa gama de oportunidades y atenciones.
Pasado el Carnaval con seguridad que cierta cantidad de los pequeños emprendedores carnavaleros estarán en disposición de seguir trabajando en sus mismos rubros, pero con mayor capital o creando nuevos talleres por ejemplo de mueblería, textiles, mecánicos, eléctricos o negocios para venta de cierta mercadería o repuestos que son parte del crecimiento de la MYPEs, con un factor multiplicador de mano de obra especialmente de ayudantes u operarios que a su vez demandarán capacitación para mejorar su trabajo.
Es interesante saber que estos micro y pequeños emprendedores cuentan con respaldo de entidades financieras para seguir creciendo como una fuerza que contrarresta la desocupación y que pese a sus limitaciones puede también alcanzar mayor crecimiento con el apoyo de la organización empresarial privada a través de sus mecanismos y entidades de capacitación.
Toda alternativa de trabajo es positiva, mejor aún si la misma profundiza su real incorporación a la formalidad y la rentabilidad tributaria normal.
Fuente: La Patria
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