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Domingo 19 de febrero de 2012

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Cultural El Duende

“El Dejame”, inicio oficial de la fiesta

19 feb 2012

Fuente: La Patria

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El dejame es la costumbre ritual con la que oficial y tradicionalmente se da inicio a la fiesta dedicada la Santísima Virgen del Socavón en la ciudad de Oruro ¡y con un año de antelación! La responsabilidad de preparar la fiesta tiene duración de ese tiempo, principalmente en comparsas que cuentan con pasantes, sus administradores rituales.

La fiesta dedicada a un santo patrono en la devoción popular de los católicos, es una cadena anual festiva para regocijo social de la comarca o el gremio. Esa cadena no debe ni puede ser interrumpida en el tiempo, por ello se instituye una ceremonia de transferencia de responsabilidad en su organización para posibilitar su solvencia acorde a las costumbres y tradiciones del acontecimiento cristiano.

“El dejame” es una ceremonia ritual. Esta palabra, puede parecer la pronunciación regional de la expresión castellana “déjame”, que viene de dejar, permitir o consentir; sin embargo, “el dejame” está relacionado con nombrar o designar a los nuevos pasantes. Dejar es también dar algo a otra persona, en este caso transferir la responsabilidad de la administración temporal de la fiesta por un año.

En el pasado, la fiesta era una actividad de personas comprometidas con un gremio o comarca en la que nadie podía ser excluido ni excluirse. En su calidad de acontecimiento anual significa la expansión espiritual de sus miembros y su responsabilidad es colectiva e individual. Un matrimonio joven, en determinado tiempo, ha de ser designado como pasante, preste o alférez.

Los pasantes tenían que ser un matrimonio joven con solvencia económica, la que generalmente provenía de sus padres siempre dispuestos a brindar apoyo a sus hijos. Sin embargo, la fiesta se administraba también con aportes del grupo social en calidad de ayni y de presentes familiares. Con el asesoramiento de los mayores, entre ellos sus padrinos, los esposos debían demostrar su capacidad y responsabilidad en el cargo.

Durante la colonia y primeros años de la república, dentro el gremio se sabía quién y qué año sería el pasante. Con anticipación y acorde a su realidad, el cofrade organizaba su vida y su hogar. La pareja se preparaba con la seguridad de que determinado año sería designada como responsable de la fiesta patronal. La importancia del gremio marcaría el cargo de Alférez, Preste o Pasante. La administración de la fiesta y sus resultados los avalarían para que en el futuro fueran llamados para asumir nuevas responsabilidades con el gremio o la colectividad local.

Durante el periodo republicano se produjeron importantes cambios económicos y sociales que influyeron en la organización de la fiesta. Tras dos guerras internacionales y una civil, no existía la seguridad del año que le correspondería a determinada pareja ser cabeza de la fiesta. Es así que “el dejame” adquiere mayor trascendencia. Una vez transferida la administración, los nuevos responsables deben cumplir con el gremio. El matrimonio nombrado no tiene posibilidad de declinar el honor, porque de ninguna manera permitirá perder su prestigio familiar.

El dejame o nombramiento oficial de los nuevos pasantes o recibientes, también deriva en su responsabilidad de designar otra pareja que continuará la cadena y, de esa forma, garantizar a los flamantes pasantes que transferirán la obligación religiosa sin inconveniente.

La revolución de 1952 también crea cierta ruptura en el ritual. El pasante tiene un recibiente a la vista, pero este último no tiene la seguridad de transferir la fiesta a otro matrimonio, por esa razón pide al primero le asegure a quienes dejará, a su turno, como pasantes. Así se crea el “anti” que será designado en el cargo religioso después del “recibiente”.

En algunos gremios se selecciona a los pasantes, prestes o alférez de acuerdo al turno que les corresponde. En otros se compromete a las personas en la dignidad de la fiesta. La manera más generalizada es cuando un matrimonio se ofrece voluntariamente para esta responsabilidad.

En la fiesta del Socavón, el lunes de cacharpaya durante la realización de la mesa de once, al momento del brindis, la pareja que se ofrece ingresar a la lista de futuros pasantes, hace conocer su decisión. Los pasantes les abrazan, la banda de músicos interpreta una diana y la concurrencia felicita a los flamantes recibientes y a los anti porque la fiesta está asegurada.

Este sistema voluntario es visible luego de la guerra del Chaco. En las décadas 40 y 50 incluso se dan casos de pasar la fiesta dos veces; para ello ha tenido que haber dos dejames a la misma familia.

Después del evento bélico y, con la seguridad del apoyo paterno, también se han registrado casos en que voluntarios solteros o solteras pasaran la fiesta al no haber parejas que solventaran los gastos que requiere la ocasión. Doña Catalina, del gremio de las carniceras de nuestra ciudad, pasó la fiesta en dos oportunidades siendo aún soltera.

En la década de los setenta, en una morenada se dio el caso de que, minutos antes de la hora fijada para el dejame, un matrimonio súbitamente se levantó de sus asientos para apoderarse de la imagen de Virgen y del guión, y luego anunciar que ellos pasarían la fiesta el año siguiente. Antes que los invitados salieran de la sorpresa, la banda ejecutó una diana tras lo cual, en un singular dejame el matrimonio se dirigió a la calle seguida de músicos y concurrencia hasta llegar a su domicilio donde todo estaba dispuesto para continuar la fiesta.

Otra forma de comprometer a un matrimonio en el rol de la fiesta es por designio de la Virgen del Socavón. Existen para ello ciertos mecanismos populares ingeniosos, por ejemplo, llevar a la pareja bailando hasta el altar de la imagen y pedirles de rodillas que sean los futuros pasantes. Otro método es colocando banderines en el plato de masitas de la mesa de once o banquete. Supuestamente colocados al azar, dos de ellos llevarán la imagen de la Virgen que se mostrará ante los designados. Otra manera –la más común– es arrancarles la promesa entre vaso y vaso durante el tiempo de mayor entusiasmo en la fiesta. Para la hora de la cacharpaya el recibiente deberá tener su anti.

En el pasado colonial y republicano, el matrimonio que asumía el cargo festivo, dejaba sentado que su domicilio era el centro ritual de la fiesta, por ello los símbolos del cargo eran llevados, junto con las últimas bebidas y otros elementos sobrantes, a la nueva sede.

Después de la cacharpaya, el lunes de carnaval, como última actividad, los pasantes agasajan a los danzarines e invitados y se despiden del cargo. Llegado el momento de transferir la fiesta a otros responsables antes de la media noche, da comienzo el rito del dejame.

La cacharpaya o despedida de la fiesta se inicia en el domicilio de los todavía pasantes que, cargados de fuentes de plata labrada, al igual que los recibientes y los anti, encabezan la comparsa para ir a despedirse de la Virgen del Socavón. El retorno es a la misma sede, lugar donde finaliza una fiesta y se da inicio a otra.

Los pasantes salientes piden a la concurrencia hacer una oración por la Virgen del Socavón, a continuación el varón entrega a su recibiente el guión y la esposa la imagen de la Virgen del Socavón (en el pasado el Niño Jesús,). Se abrazan mientras suena una diana. Los recibientes (antis) agradecen a la concurrencia el nombramiento y piden que no los dejen hasta la próxima cacharpaya. Ahora, además, tienen la potestad de señalar a quienes les seguirán en esa responsabilidad.

Los nuevos pasantes inician sus funciones invitando bebidas espirituosas, en primer lugar a los ex pasantes, pidiéndoles que no los abandonen en su misión religiosa y que se conviertan en sus guías. A los anti les hacen la promesa de que en la mesa de once del siguiente año ellos tendrán a su vez un nuevo anti.

Con una diablada denominada precisamente Dejame y que se ejecuta solamente en la noche del cambio de pasantes, se da inicio oficial a la fiesta del siguiente año. El cambio de sede se hace bailando el dejame y otros wayñus. Si los pasantes van con los símbolos religiosos, el acompañamiento debe trasladar, en forma simbólica, bebidas y algunos víveres sobrantes expresando en lengua quechua que son la wata qallpa (la fuerza del año) y, confirmando así que la fiesta es una, año tras año.

En el trayecto se hacen descansos para brindar por la fiesta que se inicia. Si hay personas que casualmente pasan por el lugar y son amistades de los pasantes, son invitados a sumarse al regocijo. Las puertas están abiertas para toda la vecindad.

El dejame, nombramiento oficial de los pasantes por un año, se constituye en inicio de la fiesta de la Santísima Virgen del Socavón.

Estanislao Aquino Aramayo

Comité Departamental de Etnografía y Folclore

Fuente: La Patria
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