¿Quién les consultará a los animales y a las plantas?
16 feb 2012
Por: Carlos Capriles Farfán
La nueva Ley de Consulta Previa, Nº 222, que el 10 de este mes fue promulgada por el Presidente Evo Morales para preguntar a los habitantes del Tipnis (Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure) si la carretera programada que uniría las poblaciones de Villa Tunari y San Ignacio de Moxos, debe atravesar el “corazón” del Tipnis no contempla, ni tampoco indica, a quién se le debería consultar; ¿si los animales, plantas, flores, hongos, palmares, fuentes de agua, paisajes, ecosistemas y otras formas de Vida están de acuerdo si o no, en quedarse sin territorio o continuar viviendo pacíficamente en ese extraordinario, paradisíaco y prístino territorio?
Una de las tareas más importantes que tienen los gobernantes de un Estado que se respete, es precisamente defender los recursos naturales y proteger a ultranza, a todas las formas de vida que posee, mucho más, en estos tiempos que tan amenazadas se encuentran por diferentes razones, tanto naturales, como por ambiciones humanas.
Actualmente los gobiernos de varios países realizan junto a incontables organizaciones ecologistas, instituciones civiles y población en general, denodados esfuerzos para proteger y salvar sus ecosistemas, su flora y fauna de las amenazas de todo tipo que se presentan.
Hoy se sabe que un bosque en pie, un oso andando libre, una paraba pintando el firmamento, o un hongo desconocido y así podríamos seguir enumerando animales y plantas que andando libre u oxigenando el espacio tienen mayor valor que depredados o extintos. Son numerosos los ecólogos, biólogos y científicos entendidos en el tema que se han cansado de recomendar y advertir que la construcción de caminos en boques tropicales provoca la pérdida irreversible de importantes ecosistemas, la pérdida de fuentes de la agua, alteración del clima y de una gran cantidad de especies de flora y fauna, todo esto sin contar con los aspectos culturales que posee cada pueblo.
Es totalmente falsa la idea de que abriendo carreteras se terminará con la pobreza, que se construirán escuelas, hospitales y que se crearán fuentes de trabajo. Por el contrario, se tienen numerosos ejemplos de que los caminos lejos de traer desarrollo a las poblaciones locales, lo que provoca es lo todo los contrario y las perdidas tanto sociales, económicas y especialmente de fauna y flora es catastrófico.
Resulta repetitivo y ridículo que de concretarse la apertura del Tramo 2 de la carretera del Tipnis, en corto tiempo perderíamos numerosas especies tanto de flora y de fauna, como ya se ha comprobado en el Polígono 7, donde más del 55 % de especies de aves han desaparecido del lugar, por lo menos un 50 % de mamíferos ya no frecuentan el sitio de más de 200 mil hectáreas, que fueron bosque y poseían especies valiosas maderables, que ya, penosamente se han perdido y será definitivamente para siempre.
Es así, que de continuar insistiendo en construir la carretera, será abrir una puerta, para la destrucción total de ese magnífico hábitat ocupado por miles de especies de flora y fauna, que en muchos casos, son únicas en el país y en el Planeta.
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