Frente al crecimiento de la delincuencia y su efecto dañino especialmente en los barrios periurbanos donde la falta de vigilancia, ausencia de policía y la carencia de medios preventivos permiten el accionar de los amigos de lo ajeno se están reactualizando algunos planes de control, con el ejercicio directo de los vecinos organizados en “brigadas civiles” preparadas convenientemente para combatir los delitos y precautelar la seguridad de personas y la propiedad privada y pública.
Hay varias causas que impelen especialmente a jóvenes y muchos adultos a delinquir, por una parte la falta de empleos, la necesidad de tener recursos para sostener la familia o por otra motivación como obtener ganancias de la manera más fácil pero dañina y perversa cometiendo delitos, a lo que se suma la falta de eficiente control policial, que también tiene su propio problema por la carencia de suficiente personal para combatir el delito.
Por lo menos en la sede de Gobierno, el Viceministerio de Seguridad Ciudadana anticipó que a partir de marzo la Policía Comunitaria iniciará un programa de capacitación en métodos de lucha contra la delincuencia formando brigadas de seguridad vecinal y brigadas estudiantiles para que ambas instancias sean brazos de cooperación con los efectivos policiales en esa delicada tarea de prevención y seguridad de personas y la propiedad.
La idea no es nueva ya se la implementó, por lo menos en Oruro, durante una pasada gestión prefectural incluso se creó un presupuesto en ese organismo para dotar a los brigadistas vecinales de ciertos elementos de alerta como silbatos, linternas, chalecos de seguridad que los identificaba en las tareas de control en sus respectivos barrios, el programa funcionó un tiempo pero faltó continuidad porque la capacitación policial no fue efectiva y además porque no se cumplieron con planes adicionales como la creación por ejemplo de retenes policiales a los que acudan los vecinos para lograr comunicación directa con el centro de prevención policial.
Son detalles importantes que deberían tomarse en cuentam, especialmente si se quiere ampliar la medida preventiva de la sede de Gobierno y que sería muy bien recibida en nuestro medio donde la delincuencia también se incrementó y deja su secuela de perjuicios en la comunidad.
En el caso de brigadas vecinales la capacitación tiene sentido comunitario y está dirigida a personas que elija el barrio, la zona para que sean adiestrados en medidas de detección preventiva del los delitos utilizando variados elementos que alertarían a todos los vecinos para defender su propiedad y hasta detener a los delincuentes. Por su parte las brigadas estudiantiles permiten capacitar a jóvenes líderes en tareas preventivas en sus planteles especialmente en la detección de vendedores de drogas, de alcohol o culpables de violencia intrafamiliar o abusos en el mismo establecimiento.
El plan debería ponerse en práctica cuanto antes pues el crecimiento de la delincuencia así amerita particularmente en los barrios periféricos donde además debe facilitarse condiciones para el funcionamiento de retenes policiales dotados mínimamente de un teléfono y un guardia, cooperado por brigadistas vecinales.
El comando policial ha recibido más vehículos motorizados, entre camionetas y motocicletas, la ciudadanía espera que esas unidades estén al servicio de la comunidad patrullando las calles en su extensión de barrios y que no permanezcan estacionadas frente o dentro de la unidad policial, en tanto que las motocicletas con una pareja de efectivos deberían acercarse más a los barrios donde los delitos son frecuentes por ausencia policial.
Fuente: La Patria
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