La ciudad de Oruro quedó anegada con las precipitaciones pluviales causando serios perjuicios a los vecinos de importantes barriadas y populosas zonas, además principales vías de acceso directo a la Capital del Folklore de Bolivia, que como ya es tradición –casi todos los años- recibe un maquillaje en el centro urbano y se deja para después la atención a los barrios.
Nuevamente la ausencia de planificación en el Municipio puso en dificultad a los vecinos que tienen que sortear grandes obstáculos para llegar a sus domicilios en medio de grandes charcos de agua y lodazales que se forman luego de una lluvia, debido a la falta de oportuno mantenimiento del sistema de drenaje urbano y el arreglo de calles. Más aún en barrios donde no tienen alcantarillado.
Los barrios de la periferia se llevan la peor parte, llegando al extremo que los vecinos tienen que transitar en medio del lodo, mientras se quiere mostrar una imagen “renovada” de la capital en la zona central que tiene mayor afluencia de personas los días de Carnaval, cuando los vecinos de otros barrios están ahogándose en sus domicilios por las aguas estancadas y la falta de mantenimiento de vías.
La dificultad incluso perjudica el normal tráfico de automotores, suspendiendo en algunos casos sus servicios los conductores de minibuses y donde ni siquiera los taxistas pueden llegar, para no correr el riesgo que sus vehículos queden enfangados, lo que representa un gran perjuicio y pérdidas económicas para los afligidos conductores que son blanco de las críticas y protestas de los pasajeros.
Si bien se requiere renovar el asfalto en algunas vías de la ciudad, una adecuada planificación municipal, habría priorizado y con rótulo de “urgente” atención a las vías de los barrios de la periferia, donde habitan gran número de personas y donde no llega literalmente el asfalto. No tienen calles ni siquiera compactadas, menos empedradas y donde hay mayor número de niños y adolescentes que tienen que ir a clases, sorteando grandes dificultades, mientras quienes tienen calles y avenidas transitables, también se “están ahogando” porque el “recapamiento” de vías provoca inundaciones por haber quedado la calzada más alta que la acera.
Poner más farolitos en algunas calles tradicionales del casco viejo de la ciudad no mejora la calidad de vida del conjunto de la población, que todavía tiene que sacarse los calzados para circular por improvisadas calles y rutas que nunca recibieron un mantenimiento y mucho menos tienen la esperanza de ser asfaltadas.
Atender a la población como manifiesta la máxima autoridad edil, no refiere poner flores cuando no se tiene un buen macetero, sino primero construir cordones y aceras en importantes barriadas que tienen una antigüedad de más de tres décadas y donde los “muy ocupados” técnicos municipales no llegan ni conocen, porque están detrás de sus escritorios “planificando” cuantos metros de asfalto se requieren para volver a cubrir las calles transitables que no tienen la urgencia de las vías en los barrios marginales.
Poner asfalto en la zona central de la capital no es brindar un adecuado servicio a la población, más bien constituye un acto de discriminación, porque recursos provenientes de los ingresos por la distribución de los hidrocarburos y los impuestos, deben servir para atender a quien más necesita y no a quienes al menos cuentan con una vía expedita de circulación.
Provocar el estancamiento de las aguas en el centro de la capital por el inadecuado mantenimiento de los colectores principales y el taponamiento de las bocatormentas por el “nuevo asfalto”, es negligencia y eso debe ser sancionado, porque realizar “obras” que generan perjuicios es mala inversión de fondos públicos y consecuentemente podrían derivar en una proceso administrativo por malversación. El ejemplo concreto: no podemos seguir asfaltando calles donde no se requiere poner una nueva capa y donde las vías están aptas, se debe construir aceras y cordones que piden y claman los vecinos de populosas barriadas.
La acción anodina del Concejo Municipal, cuya labor fundamental es fiscalizar la adecuada inversión de fondos públicos y aprobar la ejecución de proyectos, resulta ser ahora una complicidad, porque los concejales que decían representar a los más necesitados, se olvidaron de sus barrios y su gente, dejando librados a su suerte a los vecinos que piden a gritos atención urgente del municipio.
La labor edil no puede circunscribirse solamente a trabajar a favor de los vecinos de zonas aledañas a la plaza de armas, debe estar planificada para avanzar de la periferia al centro de la capital y esperemos que no tome por sorpresa la decisión de los vecinos de la populosa barriada de la zona Este que quieren conformar su propio municipio en Vinto, por falta de atención manifiesta del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro que no da curso a reclamos de quienes más necesitan. Ojalá no ocurra, pero al parecer es casi inaplazable.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.