Es lamentable continuar observando la serie de errores en los que ha estado incurriendo el Presidente Evo Morales Aima, quien parece no darse por aludido, seguramente por el “mea culpa” que conciencialmente debe reconocer en su yo interno, en el entendido de que se observan poses populistas salpicadas de falacias que es necesario señalarlas a riesgo de que se pretenda considerar como originadas en la derecha o en la oposición, cuando nuestra tarea como estudiosos de la realidad nacional, es la de formular críticas constructivas, pero también proponer soluciones y respuestas a los problemas que enfrenta esta Patria
desventurada.
El primer error es aquel del incumplimiento de la agenda de octubre, emergente de “octubre negro”, porque se continúa manteniendo vigentes tanto la Ley de Capitalización así como el Decreto Supremo 21060 que fuera abominado por el entonces diputado nacional Evo Morales Aima; eso de la nacionalización de los hidrocarburos otra falacia, cuando lo cierto es que se produjo simplemente la reconversión de los contratos petroleros a la luz de la Ley 3058 que sustituyó a la Ley 1689 del gobierno de Sánchez de Lozada, y por ello es que no se procedió a la industrialización de los hidrocarburos al extremo de que se vino el famoso gasolinazo que fue otro error político, para luego aterrizar en la nacionalización de más de cien mil vehículos de los “chutos” que determinó el incremento en la subvención de la gasolina y el diesel oil como si Bolivia fuera un país altamente desarrollado para convertirse en Estado Benefactor.
La elaboración y puesta en ejecución de los denominados Bonos, tanto de dignidad que en el pasado fuera el famoso “Bonosol” de Sánchez de Lozada; el denominado Juancito Pinto o el de “Juana Azurduy de Padilla que, en nuestro concepto, no es mas que dilapidar los recursos que muy bien podían haber servido para que YPFB se fortaleza y se dedique a la exploración , explotación, industrialización y comercialización con valor agregado de nuestros hidrocarburos.
La solemne declaración (pero más que declaración fue una amenaza) de que la recuperación de nuestra cualidad marítima sería a través de una demanda ante el Tribunal Internacional de la Haya, declaración efectuada el 23 de marzo del pasado año, que no pasó de simple amenaza que hoy seguramente se ha dado cuenta que cometió otro error político de carácter internacional, y encargando su estudio a ciudadanos no especialistas en materia de relaciones internacionales, poniendo al país en ridículo porque así lo entendieron dichos especialistas.
Lo más curioso es que en el referido al Tpnis, S.E., dice que fue obligado a promulgar la Ley 180, y ahora confiesa que también se le estaría obligando a abrogarla, lo que a futuro puede conllevar a un apocalipsis que ningún boliviano puede admitir.
Señalados resumidamente algunos de los errores en los que incurrió Evo Morales como Presidente del Estado Plurinacional, de la Nación Boliviana y de la República de Bolivia, al decir de los arts. 1, 3 y 11 de la Constitución Política del Estado vigente, concluimos en lo que se conoce como Convención Antidroga del año 1961, en la cual Bolivia se había comprometido a extirpar el “acullicu” de la hoja de coca en el plazo de 15 años, pero que el actual gobierno hizo conocer su denuncia ante la ONU retirándose “eventualmente” (?) de la misma pero anunciando que podría volver posteriormente. La respuesta de aquel organismo internacional no se dejó esperar, demostrando – una vez más – que nuestro Gobierno no tiene idea de lo que significan los resultados de una Convención de Carácter Internacional, donde se compromete la fe de los Estados que la integran.
La determinación de aquella Convención Antidroga del año 1961, a la que se adhirió Bolivia ha debido ser como consecuencia de estudios de orden científico-médico, pero de ninguna manera de orden político o económico, pero que en nuestra segunda nota dedicaremos dicho análisis para conocimiento de nuestros lectores, atentos los estudios emergentes de especialistas en materia de alcaloides, entre ellos la cocaína cuya materia prima es lamentablemente la coca que tiene un alto contenido de alcaloide, porque estaría demostrado que cada gramo de hojas de coca contendría una media de 6 a 10 miligramos de cocaína.
(El ejercicio del poder corrompe, y su sometimiento degrada).
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