Para los padres de familia se trata de cumplir una obligación ineludible el facilitar que los vástagos, desde los más pequeños y apoyando a los mayorcitos, lleguen a los planteles educativos y reciban la sabia enseñanza de sus maestros para prepararse a los retos del futuro y convertirse en los nuevos profesionales de un país que debe avanzar sin detenerse.
Para los maestros este año significa adecuarse a nuevas normas diseñadas para introducir cambios en el sistema educativo nacional, medidas que no son compartidas plenamente y que de algún modo generan una serie de rechazos, justificados o no, por falta de adecuada “socialización” y previo consenso con los ejecutores del plan, que por lo menos de momento no admiten la nueva “malla curricular”, pero que por determinaciones ministeriales se irá adecuando paulatinamente.
Para los estudiantes se trata de cumplir las instrucciones que dicten los maestros, vivir cada día una nueva experiencia aprendiendo y asimilando las enseñanzas en el aula y que necesariamente deben ser complementadas en el hogar. Es posible que el cambio en el método de enseñanza signifique algunas variantes de mayor “peso” en las responsabilidades del aprendizaje o quizás, como se ha venido comentando, el método sea un alivio en responsabilidades “tradicionales” que le quitaban tiempo de recreo y de descanso a los alumnos y a los padres de familia, ya en el hogar.
Ahora bien, una vez que se inició el periodo educativo y transcurren sus primeros días el rechazo del magisterio ha centrado su atención en hechos que todavía no han sido “probados”, cuando de manera directa se rechaza la Ley señalándose que “no solo irá en contra de la conquista de los maestros, sino también de los estudiantes, pues significa un franco retroceso que desconoce el avance de la tecnología de los pueblos occidentales y piensa que los saberes indígenas son los únicos que deben ser conocidos”.
Así planteada la posición del magisterio aunque sin la experiencia de haber comprobado el método, la exigencia de nuevas materias, la supresión de otras y la obligación de adecuar ciertas normas en el proceso de enseñanza sólo por introducir el acercamiento del alumno a ciertas realidades “comunitarias” no es lo que admiten los maestros como un mejoramiento del sistema, sino más bien como un retroceso.
Sin embargo, hay algunos elementos que por lo menos para los padres de familia se presentan como innovaciones que en su aplicación servirán para tener bachilleres debidamente preparados para incorporarse con conocimientos previos a la carrera universitaria más afín a sus iniciativas, valores y expectativas de manera que se convierta realmente en un profesional activo en la dinámica del desarrollo nacional.
Si entendemos que la suerte del país está en manos de sus profesionales hay que pensar en que un diseño educativo para las generaciones del presente merece la mayor responsabilidad del Estado y su desarrollo debe ser la tarea de los docentes, aplicando lo bueno, observando lo malo y cuestionando los intereses político – ideológicos que se pretendería introducir en las aulas en perjuicio de de los derechos del educando y los docentes
El retorno a clases comienza con incertidumbre, es un proceso que por supuesto tendrá problemas; se espera que sean lo menos traumáticos para los estudiantes y aunque no se quiera para los padres de familia, entre estos muchos maestros.
Fuente: LA PATRIA
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