La cruzada carnavalera para mostrar un Oruro mejor

El trabajo de las autoridades departamentales y municipales al parecer está direccionado a presentar “una mejor imagen de la ciudad de Oruro” para las próximas fiestas del Carnaval -la segunda quincena de este mes de febrero- dejando de lado el festejo de la efeméride departamental porque la población ya vive a ritmo carnavalero.

Las obras que se ejecutan quizá quieran mostrar una ciudad remozada y por eso en distintos barrios del casco viejo se quieren ejecutar proyectos que realizan sin adecuada planificación, dejando algunos a medias y otros que ocasionan dificultades a los peatones y conductores de automotores, porque tienen que vencer improvisados jardines de obstáculos, creados por materiales de construcción, agregados y otros abandonados en plena vía y peor aún cuando se trata de escombros.

Lo rescatable de esta febril actividad es que el Carnaval pone a todos en movimiento y se quiere mostrar la mejor cara de Oruro, lo que motiva elogiosos comentarios por parte de la población, porque aseguran que la región podría crecer y desarrollar “si todo el año fuera carnaval”, porque la fuerza telúrica de la fiesta parece entusiasmar a propios y extraños, al extremo de olvidar el aniversario cívico departamental y pretender entregar proyectos y aprobar leyes a última hora, sin darle mayor importancia.

Los problemas y dificultades que afrontamos la mayoría de los citadinos se agravarán con el inicio de las labores educativas, lo que repercutirá en el anárquico tráfico vehicular, la ausencia de cultura urbana y la malacrianza de los conductores de los vehículos de servicio público que paran donde quieren, dejan y recogen pasajeros corriendo el riesgo de ser atropellados y más todavía si los niños y niñas corren a las esquinas para abordar los minibuses y microbuses, muchas veces sin poder cumplir su objetivo, por la actitud discriminatoria de los chóferes.

A todo esto se suma el uso arbitrario de aceras cuando a los dos lados de la calzada estacionan vehículos en las puertas de los establecimientos educativos, porque existen padres de familia testarudos que ponen en riesgo la seguridad de los estudiantes por no renunciar a su comodidad y lo que es más, perjudican el tráfico vehicular. Empero las autoridades y funcionarios del Organismo Operativo de Tránsito prefieren ignorar ese hecho, limitándose a sancionar a conductores que buscan sitios seguros para estacionar sin perjudicar la normal circulación de motorizados, sin tomar en cuenta que incluso la plaza “10 de Febrero” ya está ocupada por las graderías y no hay parqueos en la ciudad.

Un tráfico vehicular organizado es sinónimo de una sociedad culta, responsable y conocedora de sus derechos y obligaciones, lo que lamentablemente no acontece en Oruro, porque los transportistas de servicio público gozan de especiales prerrogativas para detener sus motorizados donde quieren, infringen las normas de circulación establecidas y no son sancionados, en perjuicio de los conductores de vehículos particulares que resultan ser víctimas del control y persecución policial.

Para ejecutar proyectos, llevar a cabo obras en beneficio de la población se tienen que cumplir y respetar las normas, lo contrario es el caos que vivimos a diario, los problemas que ello ocasiona y las autoridades no pueden afanarse solo por la época del carnaval, sabiendo que tienen la obligación de trabajar, ejecutar obras y realizar el aseo de la ciudad para vivir mejor, durante todo el año. Ojalá la actitud de un falso afán cambie y las autoridades dediquen todo su esfuerzo y sacrificio por construir durante todo el año una ciudad de encanto, atractiva y hasta interesante, lejos de actitudes emotivas y de figuración.

(*) Periodista.