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Domingo 05 de febrero de 2012

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Cultural El Duende

Julio de la Vega

Impromptu de mi infancia en Santa Cruz

05 feb 2012

Fuente: LA PATRIA

Julio de la Vega. Puerto Suárez, Santa Cruz, 4 de marzo de 1924 - La Paz, 11 de noviembre de 2010. Académico de la Lengua. Formó parte de la Segunda Generación de Gesta Bárbara, 1944. Ganador de los Juegos Florales de Santa Cruz, 1963. Premio de Poesía Franz Tamayo, 1966. Medalla Pablo Neruda 2004, Chile. Premio Nacional de Cultura 2005. Ha publicado en poesía: Amplificación temática (1957). Temporada de líquenes (1960). Poemario de exaltaciones (1996). Vuelos (1993). Poesía completa (2008). En teatro: El sacrificio (1965), Se acabó la diversión (1976), La presa (1984) y Cinco momentos para Mimo (1990) y el auto sacramental La aurora de Copacabana. En novela: Matías, el apóstol suplente (1971) y Cantango por dentro (1986)

Primer premio en los Juegos Florales de Santa Cruz de la Sierra, 1963

Aquí, en un claro de la selva,

no soy más que un piano sin remedio.

¿Por qué me enciende el corazón

el sólo imaginar

un viento huracanado doblegando palmeras?

¿Por qué me sale un canto por la boca

como erosión de manantiales

al decir Santa Cruz?

Será porque mi grito,

el primero de todos,

bocanada inicial del aire de la vida

o caída de bruces en zambullidas a la luz

lo di entre manotadas por atrapar el aire

que un beso me brindabas

inaugurando

el beso de mi madre

y el paso debutante en mis auroras

ya supo de caricias

porque al dejar huellas pequeñas en la arena

una temperatura de jaguares,

un vaho cálido

de impulsos sobre el hombro,

una urgencia vital hecha de raíces,

de hálitos vegetales,

de alfombras verdes

y ardientes soplos

diseminando el polen oloroso

me trepó todo el cuerpo.

Supe que me nacía el olfato

y el polen eras tú, mi Santa Cruz,

ciudad nativa de mi infancia,

tú, mi primer zapato de dedos

imprimiéndose en la tierra;

tú, estrenando en mi oído

un sonido de grillos,

la guitarra minúscula del grito.

Tú, iniciando mi tacto

sobre la piel de las víboras,

ondulantes alambres

que colgaron mis sueños

cuando aprendí a cerrar los ojos.

y me enseñaste a ver

levantando telones

de platanales intrincados,

principiando

un crepúsculo de hachazos

al pecho de la tarde,

dilapidando rojos horizontes

para que aprenda lo útil de los ojos,

rasgando un toldo de colores

que ocultaba florestas,

escuadras de tucanes

aterrizando auroras.

Y comenzaste el gusto de mi lengua

abriéndome naranjas,

precipitando lluvias en mi rostro

cuando de cara al cielo te esperaba,

metiéndose las gotas en los labios,

amarrando enramadas en mis dientes,

dándome a paladear frutas silvestres...

Pero no es

porque yo haya visto la estrella

que me abrió las pestañas

llegándome en oblicua línea de tu cielo

ni porque el trueno primordial

y el chaparrón del trópico

se hicieron eco de mi llanto

cuando estrenaba lágrimas,

ni porque la tormenta

fue mi canción de cuna

resonando en los techos de lianas,

depositándose

en lo hondo del aljibe,

ni porque te miraba

sin saber que te quiero,

ni es porque soy tu hijo

que te quiero,

ni es porque te he hecho mía,

desgarrando tus sábanas de hierba.

que te quiero.

Es porque tú eres cálida,

porque eres amplia

en ramazón de eternidades,

por lo que eres y no por lo soñado,

por tu savia perenne

alimentando hormigas,

irguiendo postes del futuro,

cimentando horizontes

para que crezca

recta la esperanza,

desgarrando la noche

y apadrinando el día,

bañando tu cadera

en los arroyos

para que sepa el hombre

que está cerca

el día de tocarte,

de germinar en un telón de cañas,

de cruzarte caminos

en el cuerpo,

de ver crecer

desde tus senos

un ancho río

que arrastre troncos

para salvar naufragios ...

Es por tu ancha falda,

por tus sandalias dibujando

sus pasos en la arena caliente,

señalada de rumbos,

y porque tú tendrás que ser de todos,

como el telón que brinda

Dios cuando ordena la noche,

como tu misma noche

que acaricia recuerdos

y dispone mañanas

sin limitarse en ámbitos,

abriéndose al futuro.

¡Es por lo que tú eres

que te quiero,

te quiero!

Fuente: LA PATRIA
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