Sábado 04 de febrero de 2012

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El Salvador prometió a Sus Apóstoles que después de dejarlos, ellos disfrutarían del don del Espíritu Santo. Él dijo: “…el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14:26). Esta promesa se cumplió en el día de Pentecostés.
“No existe precio demasiado alto, labor demasiado pesada, lucha demasiado severa, ni sacrificio demasiado grande, si de todo ello recibimos y disfrutamos del don del Espíritu Santo”
Por: David M. McConkie - Primer Consejero de la Presidencia General de la Escuela Dominical /Jason Michel / Santos de los Últimos Días
Fuente: LA PATRIA