Todo ciudadano, hombre o mujer, especialmente choferes, atraviesan un vía crucis para obtener la licencia de conducción de vehículos motorizados, sean estas para las categorías A, B, C, llegando a oficinas de la regional del Servicio General de Licencias para Conducir (Segelic), ubicadas en la zona Este de la ciudad de Oruro, haciendo filas durante más de 10 días para cumplir con todas las instancias que les permita portar su documento.
La Ley 145 de 27 de junio de 2011 aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional y por el presidente Evo Morales, crea el Segip-Segelic instituciones públicas descentralizadas financiera y técnicamente, bajo la tuición del Ministerio de Obras Públicas. Con esta misma ley dispone que la Dirección Nacional de Identificación Personal, la Escuela de Conductores y las reparticiones encargadas de las licencias de conducir vehículos dependientes de la Policía Boliviana quedan extinguidas. Liberar a la Policía de estas obligaciones seguramente fue para evitar corrupción tantas veces denunciada; pero, dentro de Segelic aún existe “el charle” subterráneo, para tener la licencia en el menor tiempo posible.
En el artículo cuarto de aquella ley, Principios de la Entidad, obliga a funcionarios de ambos estamentos establecer calidad para brindar atención personalizada, trato cordial, respetuoso y amable a la población, celeridad, eficiencia, transparencia, respeto a la dignidad humana y a su identidad cultural. En otro de los enunciados de la ley obliga la coordinación con el Servicio de Registro Cívico (Sereci), el sistema biométrico de las personas naturales y regularizar el uso, la actualización administrativa y almacenamiento del Registro Único de Identificación (RUI), bajo parámetros de actualidad, tecnología y desarrollar mecanismos para el registro domiciliario de personas en todo el territorio nacional.
La transferencia de la obligación de la Policía Boliviana con la creación de Segip y Segelic, no cambió absolutamente nada el mecanismo para conceder licencias, porque los funcionarios de las oficinas se desenvuelven como si estuvieran en la época del incario, ausentes de la tecnología actual, e incapaces de utilizar computadoras y aprovechar el sistema biométrico que mucho dinero le costó al país para modernizar el trabajo. El público ¿qué puede esperar de esta institución y de sus funcionarios que están dentro de la mediocridad?
La persona que se interesa para lograr la licencia de conducción, al pasar por el vía crucis está obligado a pedir vacación de su trabajo cotidiano, perder más de 10 días de su tiempo para concluir el trámite; primero haciendo fila por varias horas sólo para preguntar qué pasos debe dar en su trámite; segundo, sacar certificado de antecedentes de la Felcc, pagando 25 bolivianos, otro documento de la Felcn entregando otros 25 bolivianos, más tarde llegar al reconocimiento médico con 50 bolivianos, y otros 25 bolivianos para el certificado de antecedentes de tránsito; posteriormente, hacer nuevas filas y pedir autorización, para dar el examen que te autoriza subir de categoría.
Después esperar la fecha que le asignen aquel examen que sólo se atiende el día lunes para nuevos y el martes para las diferentes categorías, concluido el examen, el ciudadano debe esperar los resultados; en caso de aprobar podrá recoger el comprobante de aprobación el día siguiente, y en caso de ser reprobado deberá esperar una semana para una nueva instancia.
Finalmente, si tiene suerte en todo, se aproxima a la mesa de información para la autorización de pago, aproximándose a la Caja, donde muchas veces la fila se extiende por más de 100 metros para llegar a una sola caja donde la cobradora malhumorada, concede trato displicente, como lo hacen otros funcionarios de esa oficina. El interesado cancela los montos que corresponden en cada caso que fluctúan entre 80 y 225 bolivianos.
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI con tecnología avanzada, aquellos funcionarios de esas instituciones descentralizadas sean manejadas por gente inexperta que no encuentra el camino de la modernización con el uso de computadoras, el sistema biométrico, datos del Servicio Nacional de Identificación Personal y el sistema de Registro Único de Identificación, que tienen todos los antecedentes de los ciudadanos radicados en el país, tratando de eliminar los famosos "Kardex" y las comunicaciones por fax.
Ahí está la muestra del desenvolvimiento del Estado Plurinacional donde está ausente la iniciativa, el ingenio y la voluntad para que la Nación marche con regularidad y eficiencia, como tal vez el Presidente Morales quiera.
(*) Periodista
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