Jueves 02 de febrero de 2012
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La motivación es un impulso que parte del organismo, como una captación que emana del objeto y actúa sobre el individuo. Las conductas internas motivadas, lejos de ser insuficientes y carentes de importancia animan al individuo a buscar novedades y enfrentarse a retos y, al hacerlo, satisfacer necesidades psicológicas importantes.
En el ámbito educativo el profesor o educador busca maneras de incrementar la motivación, tanto individual como colectiva de sus alumnos. Por esa razón, el interés que tiene el alumno por su propio aprendizaje o por las actividades que le conducen a él, se puede adquirir, mantener o aumentar en función de elementos internos y externos.
El profesor que no motiva, no enseña, desde este punto de vista, debe plantearse un triple objetivo en su acción motivadora: “Suscitar el interés, dirigir y mantener el esfuerzo, lograr el objetivo de aprendizaje prefijado”.
Los estudiantes que están motivados por aprender establecen metas de aprendizaje más que de desempeño y se preocupan por aprender más que por mostrar un buen resultado. A fin de que las metas sean efectivas en el aula, los estudiantes necesitan retroalimentación precisa acerca de su progreso hacia las metas.
