Jueves 02 de febrero de 2012

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Con seguridad que las lluvias pueden ser consideradas como una bendición de Dios, pues es a partir de este fenómeno natural que la humanidad puede contar con la principal fuente de alimentación, como es el agua, elemento tan útil para humanos, animales y plantas.
Sin embargo, existen regiones, como es el caso de la zona Este de Oruro, particularmente el sector denominado como “periurbano”, donde por la carencia de un adecuado sistema de drenaje y alcantarillado el agua de lluvia se acumula en peligrosos charcos, donde producto de la desintegración de materiales orgánicos con el paso de los días se crean focos de infección.
Allí, en medio de la descomposición orgánica, las aguas se tornan verdes apareciendo sapos y ranas que además depositan sus huevos, los que en pocos días dan lugar al nacimiento de renacuajos, y así el proceso de reproducción de éstos animales crece.
El crítico panorama se torna más riesgoso por la aparición de enjambres de mosquitos, especies que en algún caso mutaron para adaptarse al clima orureño, más frío que otras regiones del país, con el consiguiente peligro para la salud de los habitantes de la zona, que en alguna medida dan gracias a la protección del clima, pues si hiciera algo más de calor, otra sería la historia.
Fuente: LA PATRIA