Nada tiene que ver con “hacer buena letra” con los amigos del Norte para apurar las gestiones en pos de recuperar el acuerdo sobre las preferencias arancelarias que se conoce como el Atpdea, lo que sucede es que no se pudo soslayar junto a delegados de EEUU y el Brasil la suscripción de un acuerdo para evitar la expansión ilegal de la coca.
Por supuesto que las autoridades gubernamentales de nuestro país mostraron predisposición para que se las incluya como parte del acuerdo tripartito junto a los delegados de Estados Unidos y el Brasil para posibilitar el control estricto en los planes de reducción de cultivos excedentarios de coca en áreas de erradicación y consideradas de racionalización de la producción de la hoja.
El importante convenio trinacional de lucha antidroga movilizará una serie de recursos, pero además tecnología de los dos países grandes para que el nuestro pueda modernizar sus tareas de control con efectividad y precisión al tratar de erradicar el pernicioso narcotráfico que inclusive proveniente de otras latitudes circula por nuestro territorio complicando o alterando los planes de la erradicación forzosa.
Se trata de un sistema de control integrado de la reducción de cultivos excedentarios de coca inclusive diariamente enfocando la tarea conjunta a las zonas o áreas no habilitadas para poder restringirlas en caso de infracciones que serán fácilmente detectables, que en realidad es lo que se requiere en nuestro medio frente al crecimiento de la ilegal expansión de cultivos de coca.
Justificando la suscripción del acuerdo tripartito el alto comisionado de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) reflejó la importancia del hecho señalando que “no existe país alguno, incluyendo los EE.UU., que pueda enfrentar sólo la amenaza del narcotráfico, de ahí que los acuerdos entre naciones que libran la guerra contra las drogas, deben unirse y cooperarse mutuamente para alcanzar el objetivo de frenar el tráfico de drogas”
Según las Naciones Unidas en nuestro país existirían 10 mil hectáreas excedentarias de cultivos de coca, lo que obliga a nivel interno a disponer de mayor efectividad en el control de las plantaciones, no sólo en el trópico cochabambino donde se dice que la coca de ese lugar no es apta para usos tradicionales ni siquiera medicinales, por tanto su destino es abastecer al narcotráfico de la preciada materia prima. En el caso de los Yungas, la coca es certificada para el acullico y para usos medicinales, pero en el último tiempo también se han expandido las plantaciones irregulares lo que ha motivado preocupación oficial.
El acuerdo trinacional está en marcha y sus efectos seguramente serán evaluados periódicamente para permitir el cumplimiento de metas en la reducción de cultivos y por esa vía anular la provisión al narcotráfico.
Es posible que el acuerdo en vigor incentive también los planes que en nuestro país se han delineado para ejercer estricto control en las fronteras y en algunas comunidades que han sido “tomadas” por los traficantes para sus operaciones de tráfico interno y externo. De esas localidades hay algunas en el altiplano que deberán ser parte del sistema de control para cortar el “puente” del comercio de droga.
Fuente: LA PATRIA
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