Martes 24 de enero de 2012

ver hoy





























































Cuando nuestros estudiantes transfieren sus más anhelos, sus más caras frustraciones, sus vivencias esenciales de subjetividades llenas de aprendizajes, sus experiencias tempranas y también tardías, respecto a situaciones que la sociedad lo asume como normal, confiando en “su docente” con el detalle que sólo ellos pueden contar y el docente escuchar; saber escuchar y por sobre todo entender.
Cuando al estudiante le falta la asistencia social, la palabra justa pertinente de aliento y comprensión, la dirección necesaria de una actitud adecuada que en su hogar resulta absolutamente inexistente, cuando este estudiante no encuentra una luz en su solitario camino de crecimiento físico y espiritual, es “su docente” quien dejando de lado la transmisión académica y curricular se viste de padre, madre, amigo, amiga confidente impersonal e incondicional. Es quien verdaderamente muestra la luz que en estos casos será la salvación de una vida, la evolución de un espíritu como una gota que horada la piedra para que tengamos una vida justa, libre de prejuicios y llena de amor.
Cuando este docente propicia y convive con este tratamiento hacia sus estudiantes…. ¿Qué nombre recibe este docente?