Martes 24 de enero de 2012

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Editorial y opiniones
Economía de palabras
El presidente colgado
24 ene 2012
Por: Humberto Vacaflor Ganam
El presidente Evo Morales padece de delirio de derrocamiento, que por momentos llega a ser delirio de colgamiento, como imaginando desenlaces más rápidos para el deterioro que vive su gobierno.
El espeluznante espectáculo del 21 de julio de 1946 en la plaza Murillo es un referente constante en la política boliviana y parece que para el presidente Morales llega a ser una pesadilla.
Lo que se vio el domingo fue que el presidente Morales quizá no esté colgado, pero es prisionero de unos conspiradores que lo están usando para mofarse de él. Y columpiarlo. En la política boliviana no se necesita tener una soga al cuello ni pender de un farol para estar colgado.
Obligarlo a leer cifras largas, sabiendo que él tiene dificultad para hacerlo, como los bolivianos lo sabemos de sobra, es una forma de poner en evidencia sus falencias. Ponerlo en ridículo ayuda al proyecto de alternancia en 2014.
Cuando dejaba de leer las inverosímiles cifras y salía del texto, se ponía ameno, incluso brillante, como cuando aplazó a un diputado en geografía. Pero tenía que volver al texto.