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Invitado


Domingo 22 de enero de 2012

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Cultural El Duende

Diego Valverde Villena

22 ene 2012

Fuente: LA PATRIA

Diego Valverde Villena. Lima, 1967. Poeta, profesor universitario, ensayista y traductor del inglés, italiano, portugués, francés y alemán. Ha publicado El difícil ejercicio del olvido (1997); Chicago, West Barry, 628 (2000), No olvides mi rostro (2001), Infierno del enamorado (2002), El espejo que lleva mi nombre escrito (2006), Shir Hashirim (2006) e Iconos (2008). Los poemas que siguen, pertenecen a Un segundo de vacilación (Antología personal)

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El zarpazo de Dios

De un zarpazo Dios te muestra el mundo.

Él lo hace así, como jugando,

y te inocula el veneno de la percepción.

Ya toda la belleza se ofrece ante tus ojos

y el amor posible

y la fe necesaria para que hagas milagros.

Tu piel muta y también tus colmillos

y la caza menor te deja insatisfecho.

Dios con su zarpazo te ha hecho de los suyos

y estás absoluta, tremendamente solo.

Cambio de piel

Hacia dentro el mudar

hacia dentro.

No como las otras serpientes

que se renuevan en el ciclo

e inmolan su piel como descargo.

Yo no puedo.

Las pieles antiguas, cuando renazco,

se me hunden dentro.

No puedo soltar mis recuerdos como lastre:

hacia dentro se abren mis carnes

para guardar los ciclos pasados.

No soy como las otras serpientes.

No dejo nada. Todo es sedimento.

Yo me inmolo.

Las añadas se desgajan rasgando

y me despellejo.

Las pieles se sueltan y se van quedando en lo

hondo

Adentro

Muy adentro

Elegante como un vampiro

Comerme tu corazón

Que mi cuerpo sea tu cuerpo

Que tu sangre sea mi sangre

¿Qué otra cosa puede importar?

Hoy es martes, y estoy tan triste...

Hoy es martes, y estoy tan triste...

Y esto es raro en mí, tan jovial, tan alegre,

tan dispuesto siempre a la sonrisa, al ánimo,

a la palabra dulce...

Y hoy estoy triste, sin embargo.

Si todavía fuera lunes...

Pero no lo es.

Es ya diciembre, y son las puertas de la época

más feliz del año.

Pero yo estoy triste.

Hoy es martes, y tengo la hora cambiada,

y me estoy yendo,

y siento que siempre me estoy yendo,

y me voy dejando un jirón en cada sitio,

y así me voy enriqueciendo

a costa de dejarme un poco

un mucho

en cada sitio.

Y así me voy convirtiendo

en nada salvo la suma de mis desgarros.

Hoy es martes, y eran las ocho

(¡y aún era de noche!)

cuando he dicho adiós a la catedral de Turku,

al río Aura,

a Per Brahe y a Mikael Agricola,

y paré un momento la despedida

para ver una vez más la cara de mi bella

Finlandia,

y así se lo dije, le dije

“mira, mira lo fuerte que estoy siendo ahora”,

porque entonces pude contener mis lágrimas.

Pero ahora no está ella, y no hay miedo de

ponerla triste,

y, ya en el barco, mis lágrimas pueden fluir

porque hay viento marino y no se notan tanto,

y nadie se parará a preguntarme qué me pasa.

Pero yo lo sé, y siempre lo sabré,

Porque hoy debo alejarme de mi bella

Finlandia,

y es martes,

y estoy tan triste…

Sundowner

Felino cimarrón, pasas el día

viviendo entre las gentes,

inadvertido entre ellas

por tu piel moteada de aromas,

tu natural agradable, tus maneras humanas.

Pero eres distinto.

Tú venteas el peligro,

el acomodo y la rutina,

la exhibición y la jaula sutil, la vida para afuera.

De noche,

cuando solo te acompaña la soledad

que celosa guarda tu fiera independencia,

te bañas en un largo secreto

y muestras a la luna las rayas

verdaderas que te definen.

Mañana quizá debas camuflar otra vez tu

Libertad;

pero ahora eres tú, tú mismo,

tigre poderoso y formidable.

Majestuoso en la noche,

corres y saltas hasta cansarte,

hasta encontrar tu lugar en el camino

allí donde se te ponga el sol.

Corazón letrado

Te ríes de mí

por mi corazón

lleno de letras

No has entendido

No está así por los libros

Lo cubrí con periódicos

por el frío

Fuente: LA PATRIA
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