Jueves 19 de enero de 2012
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Los primeros cristianos conocían el camino de la reencarnación, es decir, de las repetidas encarnaciones del alma en un cuerpo. Sabían que volver es una posibilidad en lo temporal para reconocerse, arrepentirse, purificar y no volver a cometer más los comportamientos erróneos. También los primeros cristianos de los siglos siguientes sabían sobre la reencarnación, que también está en los escritos apócrifos, y que san Jerónimo omitió a sabiendas porque trabajaba por encargo de su iglesia. Y hoy un gran número de católicos y protestantes cree en la reencarnación y en la misericordia de Dios, para poder dar en la escuela Tierra, los pasos para volver al reino de Dios, del cual procede cada ser.
Estábamos en Dios, somos acogidos en Dios y volveremos a Dios. Esto lo creían los cristianos de los comienzos, y lo creen los cristianos originarios de la actualidad. Así pues, mirándolo bien, cada hombre, cada alma, no importa cuán pesada o ligera sea su carga pecaminosa actual, está predestinado a lo divino.
(*) Vida Universal
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