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Domingo 15 de enero de 2012

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Revista Dominical

Representante de la Defensoría del Pueblo, Clotilde Calancha:

Las mujeres nunca debemos renunciar a nuestras aspiraciones

15 ene 2012

Fuente: LA PATRIA

Calancha es una mujer que se impuso como profesional y autoridad • Por: Patricia Barriga Flores - Periodista

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Es penoso ver que aún en el siglo XXI existen resabios de machismo que hacen que las mujeres declinen en sus anhelos, sin embargo, debemos ser conscientes de que la fuerza, decisión, entereza y firmeza ha llevado a algunas mujeres a imponerse en diferentes cargos y a ingresar a entornos que antes eran eminentemente de los varones.

Hoy vemos a mujeres en sectores como el minero, de transporte, construcción, y hasta en el deporte, específicamente en el fútbol, que logran sobresalir, luchando por una verdadera equidad.

Una de ellas es la actual representante de la Defensoría del Pueblo en Oruro, Clotilde Calancha Castillo que se impuso como profesional y autoridad pese a pensamientos machistas que tuvo que enfrentarlos para seguir adelante y, hoy, ocupar un cargo importante en defensa de los derechos humanos, en el que fue ratificada por varias gestiones.

Hija de un famoso tornero en la mina de Pulacayo, don Manuel Calancha Mendoza, que fue jefe de maestranza y doña Carmen Castillo, ama de casa, luchadora que sacó adelante a sus 6 hijos a la muerte de su esposo.

“Mi papá se enterró el mismo día de cuando yo cumplía 15 años, y tuvimos que luchar junto a mi mamá hasta salir bachilleres”, señaló Calancha.

Vivió en Oruro desde sus 3 años, salió bachiller del Liceo Oruro y estudió en la Universidad Técnica de Oruro (UTO) la Carrera de Derecho.

Pero antes de hacer su carrera universitaria logró una beca que la llevó a introducirse a lo que luego se volvió su pasión: la bibliotecología y la archivística, cuyos conocimientos permitieron la sistematización de las bibliotecas de la UTO, con el fin de ayudar a los estudiantes a acceder con mayor facilidad a la información que requieren en sus estudios.

Explicó que llegando de Costa Rica, a sus 24 años, trabajó en los ministerios de Agricultura y Educación en la ciudad de La Paz, pero posteriormente volvió a Oruro a trabajar en la Biblioteca Municipal, lo que le permitió conocer a las autoridades universitarias de ese entonces, quienes la invitaron a la UTO, y es cuando inició su gran labor de organización de las bibliotecas, que duró mucho tiempo, pero que valió la pena pues hoy perdura. Ese trabajo en las bibliotecas se expandió a otros lugares como el Penal de San Pedro, y otros sectores de la ciudad donde se crearon bibliotecas populares.

“Veo que en Bolivia y en Oruro no se ha dado la suficiente importancia al libro, a la biblioteca, al archivo que tiene documentos importantes, pero en las bibliotecas mandan a cualquiera como castigo, cuando no se ha entendido que el libro o el documento son instrumentos valiosos que deben ser manejados por personas que sepan lo que tienen que hacer con esa información”, lamentó a tiempo de ponderar el trabajo que hace actualmente la bibliotecaria, de la Casa Municipal de Cultura, Maruja Aguilar, “es una persona con la que me identifico, porque camina buscando libros para su biblioteca”.

Asimismo destacó el trabajo que en este tema realizaron y realizan aún personas como Roberto Rocha, Beatriz Limachi, Danitza Mendoza, Nelly Espinoza, María Eugenia Escalante y otros.

Se inclinó a estudiar Derecho, porque afirma, tenía un mayor acceso ya que debía cuidar de sus hijos, pues ya era casada.

“Trabajaba y estudiaba y me gustaba, no para litigar, eso nunca me gustó, pero considero que el Derecho es una de las ciencias más amplias, y yo tenía acceso a las bibliotecas con mucha información”, refirió.

Para Calancha los derechos son inherentes a los humanos, desde el vientre de la madre, nacen con las personas y viven con ellas.

“Y como ciudadanos debemos conocerlos, porque si no los conocemos no podemos ejercerlos, menos reclamarlos”, expresó.

En ese marco es que tuvo que tropezar con el machismo, eran pocas las mujeres que daban cátedra, y peor aún cuando fue invitada a ser vicedecana de la Facultad de Derecho, la más antigua de la UTO.

“El año 95, a invitación del doctor Vidal Villarroel, asumí el cargo de vicedecana, en la Facultad de Derecho y estuve por tres gestiones, en las que revolucionamos la administración de la Facultad porque encontramos que mucha gente había postulado por muchos años para dar exámenes de grado, de tesis, habían tutores que tenían los estudiantes pero no se avanzaba”, explicó.

En ese entonces por la oposición de algunos catedráticos los estudiantes debían esperar como 10 años para ser profesionales, lo que preocupó a las autoridades y a través de reglamentos y otros lograron titular a mucha gente.

“Catedráticos antiguos no querían asumir esa responsabilidad de cumplir con la misión de la universidad, la profesionalización”, dijo.

Hoy Clotilde Calancha se ha constituido en una de las principales autoridades, que goza de la confianza de los orureños, pues junto a su equipo de trabajo, han logrado ayudar a un sinfín de personas que no tienen a dónde más acudir que a la Defensoría del Pueblo.

“Estoy en la Defensoría todavía, desde que doña Ana María Romero de Campero me nombró, Waldo Albarracín me ratificó, y cuando llegó el doctor Rolando Villena, también me ratificó, y debo reconocer que el trabajo no sólo es mío sino de todo mi equipo, y hemos sido considerados como la mejor representación en Bolivia, es un logro para nosotros el trabajo que estamos haciendo siempre responde a la promoción y difusión de los derechos humanos, y la protección en la vulneración de derechos humanos cuando estos son agredidos particularmente por las instituciones del Estado y servidores públicos”, resaltó.

Todos estos años su trabajo también estuvo enmarcado en mejorar la calidad de vida de los soldados en los cuarteles, erradicar la violencia en las escuelas y colegios, el restablecer los derechos laborales de mucha gente desprotegida, con resultados positivos y satisfactorios.

“La mayor satisfacción que tenemos es cuando logramos subsanar un derecho que viene a reclamarse, cada día me siento satisfecha y creo que todos mis colegas”, expresó con complacencia.

Calancha además en toda su trayectoria recibió un sinnúmero de reconocimientos de diversas instituciones que la impulsaron a continuar con su labor siempre de colaboración a la sociedad.

Hoy aún tiene algunas aspiraciones, como continuar con otra de sus pasiones como es escribir, investigar, sobre todo en el tema indígena campesino. Pretende concluir un escrito que tiene sobre Zárate Villca, que fue el actor de los movimientos indígena campesinos de 1899.

También quiere volver a ser parte activa de la Sociedad de Historia y Geografía de Oruro, institución que fundó junto a otras personalidades y de la que también fue presidenta.

Pero además quiere dedicarse a su familia, hijos, nietos y demás, pues su labor de madre nunca terminará.

Así son las mujeres, profesionales, madres, autoridades, amigas, y un gran etcétera.

Fuente: LA PATRIA
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