Fragmentación política lastra carrera electoral republicana en EE.UU.
15 ene 2012
Por: Jorge V. Jaime
Nuevas escisiones amenazan las probabilidades republicanas en las elecciones presidenciales de Estados Unidos este año. Dos importantes figuras de la formación política opositora anunciaron su proximidad con un llamado Partido Libertario.
Para añadir aún más confusión entre los votantes, el congresista tejano Ron Paul y el ex gobernador de New Mexico, Gary Johnson, confirmaron este mes que acogerán como suyos postulados del Libertarian Party, una tendencia ideológica que tuvo un auge relativo en los años 70 del siglo XX.
La corriente libertaria fue impulsada principalmente por la novelista ruso-norteamericana Ayn Rand, propugna la primacía de las libertades individuales sobre las intervenciones del Estado y jamás ha logrado más de un dos por ciento de sufragios.
Desde 2008, variopintas derivaciones políticas ultras, moderadas o neoconservadoras -como el Tea Party- han matizado las cábalas proselitistas e intentos del Partido Republicano por recuperar la atracción ciudadana muy perjudicada durante la administración de George W. Bush.
Ahora, de cara a próximas votaciones primarias en New Hampshire y South Carolina, Paul pretende reanimar su popularidad defendiendo polémicos preceptos de los llamados libertarios, como que "debemos eliminar el Departamento de Educación para lograr un gobierno más competitivo".
El veterano parlamentario apoya además la desregulación industrial, el libre mercado extremo, y desde luego menores impuestos para los más adinerados. Con esa misma agenda, Paul ha ganado 12 veces en su distrito electoral de Texas. Queda por ver qué resultado le aporta en la nueva carrera presidencial.
Johnson, por su lado, fue más allá en sus resoluciones y subrayó que los votantes republicanos deberían considerar respaldar su candidatura para la Casa Blanca, de manera independiente y oficial por el Libertarian Party.
Al contrario de Paul, quien aún navega en dos aguas, el ex gobernador sí rompió completamente con su pasado republicano, corroboró sus intenciones "libertarias" y predijo que esta organización minoritaria podría ser un factor de cambio en estados desequilibrantes como Nevada.
El hecho es que hasta la fecha, a pocos días de iniciadas en Iowa las primeras consultas internas del gremio del Elefante, la base de votantes ha demostrado una gran indecisión traducida en los datos volubles de las sucesivas encuestas de opinión.
Los comicios inaugurales de los republicanos indujeron más preguntas que certidumbres, excepto por la confirmación de que los candidatos conservadores, Rick Perry y Michele Bachmann, recibieron knock-out en las urnas y quedaron a nivel mediático fuera de competencia.
El gobernador de Texas, presentado en algunos periódicos como el émulo optimizado de W. Bush, y la representante por Minnesota, apuesta favorita del conservador Tea Party, apenas lograron atraer un 10 y cinco por ciento de apoyo, respectivamente.
El 3 de enero en las asambleas populares o caucus de Iowa, el ex gobernador Mitt Romney quedó empatado -25 por ciento de respaldo popular- con un rival cuasi desconocido como el ex senador Rick Santorum, de Pennsylvania, quien no lideró ninguna encuesta el año pasado.
Romney obtuvo 30 mil 15 votos, solamente ocho más que Santorum. La jornada deparó los comicios internos más reñidos en la historia del llamado Viejo Gran Partido, en la oposición desde que Bush (hijo) dejó la Casa Blanca en 2009.
La totalidad de los candidatos gastó 12 millones 500 mil dólares en propaganda proselitista antes de llegar a Iowa. La mayoría de los anuncios fueron diseñados para criticar a los contendientes en una campaña que ha devenido en un incombustible intercambio de acusaciones.
Para maximizar posibilidades de recuperar la Oficina Oval en 2013 y considerando el alto grado de vacilación que aún persigue a las bases de votantes, analistas intuyen que lo mejor sería cerrar el ciclo de primarias y coronar a Romney lo antes posible como nominado oficial.
"En resumen, lo que vimos en Iowa fue que Mitt Romney gastó millones de dólares en promocionar su potencial agenda de gobierno y el 75 por ciento de los electores le dijo llanamente que no", comentó el medio digital liberal The Huffington Post.
Por cerca de 30 años, el proceso de nominación del llamado partido rojo ha recorrido un patrón más o menos predecible: Un candidato gana Iowa, otro distinto triunfa en New Hampshire, y luego uno de estos dos repite el éxito en South Carolina o Florida, y tradicionalmente resulta nominado.
Este año, aunque el favorito sigue siendo el líder mormón, las perspectivas parecen no favorecerle del todo luego de la sorpresiva ascensión de Santorum, el reacomodo optimista de Newt Gingrich, y la terquedad de Perry de permanecer en la justa, pese a su alicaída popularidad.
Durante las últimas semanas se multiplicó en foros de Internet una amplia cruzada anti Romney, impulsada por votantes decepcionados o tal vez sea obra de alguna siniestra autoridad demócrata. Lo han llamado robot, falso, frío, vacilante, y lo peor: "Un (John) Kerry, pero sin las medallas".
Las primarias republicanas continuarán este mes el día 10 en New Hampshire, el 21 en South Carolina, y el martes 31 en el estado de Florida.
Luego sobrevendrá una cadena de ocho consultas departamentales antes del llamado Súper Martes del 6 de marzo, en una decena de territorios.
La Convención Republicana -que autenticará al nominado- está programada para la semana que comienza el 27 de agosto. Las elecciones presidenciales tendrán lugar casi al final del año, el 6 de noviembre.
(*) Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina
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