Por lo que nuestro sistema ferroviario está corriendo el riesgo de desaparecer, reitero algunos conceptos que los difundí en su defensa, gracias a la prensa oral. El diseño de nuestros ferrocarriles aparece en el Tratado de 1904 elaborado por Chile; a su vez, por lógico razonamiento, los autores sabían que el Art. 3 del Tratado, en parte pertinente, era apenas un mero anuncio; consecuentemente, buscaron formas de “cumplir” con el diseño ferroviario aún sin importar sus variantes.
A mi juicio, fue el inicio de los repetidos incumplimientos por parte de Chile al tratado de 10904. El Contrato Speyer de 1906, capitales ingleses bajo la influencia chilena se acomodan a ese objetivo, en cierto sentido, Speyer hizo lo que se pactó en el Tratado de 1904.
Este criterio de quien no es experto en derecho internacional, puede ser válido o no. Lo cierto, en 107 años de sometimiento al designio geopolítico de Chile, nuestro gobernantes de turno, con visión equivocada, no supieron o no pudieron contribuir al desarrollo tecnológico de los ferrocarriles, para muchos, por ignorancia, fue una carga pesada al erario nacional. El desarrollo hasta conformar una longitud de 3.697 kilómetros, fue gracias a trabajadores y usuarios.
En meses más se cumplirán 15 años de la entrega a Chile de la administración del sistema ferroviario, los resultados se traducen en una sistemática destrucción de la Red Andina y del F.C. Arica – La Paz. Por su carácter internacional, la reconstrucción del F.C. Arica – La Paz está en plena ejecución, pronto el Gobierno chileno anunciará al mundo que dicho ferrocarril “está nuevamente al servicio de Bolivia”. Si la Red Andina está destruida por manos chilenas, por más que el Arica – La Paz esté rehabilitado, no podrá planificarse ninguna operación. Por lo visto, el anuncio no será un anuncio cualesquiera, afectará nuestras relaciones diplomáticas, al mismo Tratado y a la Agenda de los 13 Puntos. ¿Cuál será la respuesta del Gobierno boliviano? Lo insólito resalta cuando Chile el 16 de diciembre del 2007, logra con asombrosa facilidad la firma de la “Declaración de La Paz”, compromiso por los que Bolivia, Brasil y Chile, conforman un Corredor Carretero: Atlántico – Pacífico, con una longitud de 6.174 kilómetros y un gasto para mantenimiento de carreteras de 669 millones de dólares, Bolivia debe aportar 415 millones. Por donde se lo examine, encierra un propósito: dar por terminado el rol ferroviario en Bolivia.
La declaración del presidente Morales el pasado 23 de marzo, anunciando una demanda internacional por una salida soberana por el Pacífico postergó la inauguración del Corredor anunciada para noviembre del 2010 con la presencia de Piñera, presidente chileno, en Puerto Suárez.
Este breve enfoque reiterativo, tiene muchas aristas, justamente porque el sistema ferroviario, no sólo es necesario para Bolivia, es imprescindible e insustituible. Entre esas aristas, por ejemplo plantearnos: en cabal interpretación del Tratado de 1904 y su incumplimiento por parte de Chile, el F.C. Arica – La Paz y el Puerto (Arica), pasen a la jurisdicción administrativa de Bolivia. De traducirse en realidad este planteamiento hasta saber el veredicto del Tribunal Internacional, podrá permitirnos modificar el caprichoso arancel portuario y otros gastos que sobrepasan de 600 millones de dólares anuales que pesan en nuestra economía. Esta es nuestra amarga realidad, hay otras de mayor magnitud. El problema de nuestra mediterraneidad para Chile no es geográfico y menos de espacio territorial, es esencialmente económico. Por último, el país debe saber que nuestros vecinos incluyendo Chile, valorando el rol ferroviario como factor integrador y sus costos de operación, están conformando Corredores Ferroviarios Interoceánicos, excluyendo a Bolivia.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.