El fortalecimiento de la asistencia y la cooperación dentro del marco de organismos regionales y subregionales marcó el acontecer de Sudamérica en 2011, resultado de los esfuerzos comunes para consolidar la integración.
Tanto la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) dieron muestras de madurez en el impulso de la unidad regional en los últimos 12 meses.
El súmmum de ese empeño se vio concretado con el nacimiento a finales de año de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la que Sudamérica está llamada a desempeñar un rol fundamental.
Organismos como la Unasur, la CAN y el Mercosur patentizaron en 2011 su solidez en la toma de decisiones políticas, lo cual les permitió encarar aspectos económicos y financieros.
Las economías suramericanas consiguieron resistir en el año que finaliza los embates de la crisis internacional y mantuvieron niveles de expansión superiores a la media global.
En opinión de expertos, esa posición privilegiada en medio de un mundo que se debate en la incertidumbre responde a las políticas fiscales y sociales con que las naciones del área reforzaron sus mercados internos.
La Unasur -con 390 millones de habitantes y el 5,9 por ciento del PIB mundial- avanzó hacia la construcción de una nueva institucionalidad basada en un renovado consenso en torno a la profundización de la democracia y la erradicación de la pobreza.
Autonomía respecto al norte global y cooperación para equilibrar fuerzas constituyen elementos claves de la ecuación estratégica que defiende la Unasur, con la aplicación de proyectos que ya van siendo tangibles.
Como elemento clave de la concepción integracionista ganó espacio la creación del Banco del Sur, planteado como alternativa al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo.
Pese a las reticencias iniciales, la Unasur dio un nuevo impulso a la constitución de esa entidad financiera que busca incentivar el comercio intrarregional y contará con un capital inicial de 20 mil millones de dólares.
Los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela forman parte del Banco del Sur, en calidad de observadores participan Chile y Perú, mientras Colombia renunció a incorporarse.
Como un ejercicio de integración inédito a nivel global calificó la secretaria general de la Unasur, María Emma Mejía, la amplia agenda económica que ha planteado el bloque para hacer frente a la crisis mundial.
Mejía dijo que el Banco del Sur expresa la voluntad común para una verdadera integración y es un logro histórico a pesar de la disparidad de ideologías y las divergencias en la visión de los modelos de desarrollo.
Los 12 países miembros de la Unasur aprobaron recientemente el Plan de Acción Estratégica 2012-2022, dirigido a mejorar las herramientas para la ejecución y conclusión de proyectos.
El citado plan, que espera en el menor plazo posible incorporar mecanismos de participación social, contempla obras por 13 mil 700 millones de dólares para acelerar la integración física del subcontinente.
Destaca la construcción de un mega-anillo de fibra óptica que interconectará a todos los países de la zona, reducirá el costo de acceso a Internet y pondrá fin a la dependencia con Estados Unidos en ese aspecto.
La participación cada vez más activa en el orden mundial va dejando atrás la idea de desorden económico, político y social que estigmatizó durante décadas a los países de la región, rica en reservas de petróleo y gas.
Gobiernos como el de Caracas, Buenos Aires, La Paz, Brasilia y Quito impulsan un modelo de unidad que trasciende las ideas de mercado y comercio, con énfasis en la dimensión política y cultural de la integración.
Expertos destacan los intentos de aproximación, si bien advierten que los mismos deberán tomar en cuenta y superar las diferencias políticas y las asimetrías económicas entre los países del Sur.
Como fortaleza, los especialistas apuntan a la unidad lingüística y cultural del subcontinente y al hecho de que los gobiernos actuales hayan sido elegidos en procesos democráticos.
La reelección para un segundo mandato de la presidenta Cristina Fernández en Argentina y la elección de Ollanta Humala a la presidencia de Perú cuentan como hitos de particular significación en el período.
En su discurso de asunción, el 10 de diciembre, la reelecta presidenta argentina señaló la importancia que para su país reviste la integración regional ante un mundo convulsionado y en crisis.
"Nuestro futuro está tomado de las manos", comentó Fernández tras encomiar el rol de la Unasur y el Mercosur, y reconocer que la integración regional es una de las mejores defensas contra un mundo plagado de desafíos.
En consonancia, durante su primer discurso como mandatario, Humala aseguró que como línea principal de acción, su gobierno (2001-2016) privilegiará la integración en el marco de Unasur y la CAN.
Humala puntualizó que "las condiciones están dadas" para llevar adelante una fructífera afiliación de la región, tomando en cuenta la riqueza de recursos y la comunidad de cultura e historia.
CELAC: NACE UN NUEVO MODELO INTEGRADOR
La incertidumbre frente a la crisis y el estancamiento de las economías imperialistas contrastó con el empeño integrador de los países de Sudamérica, que en 2011 alcanzaron acuerdos sin antecedentes.
En ese contexto nació la Celac -con una población total que ronda los 550 millones de habitantes y más de 20 millones de kilómetros cuadrados de extensión-, llamada a desempeñar un papel destacado en la conformación de una nueva sociedad latinoamericana que percibe el proceso de integración como fenómeno multidimensional.
Para muchos, el nacimiento de la Celac constituye el acontecimiento político más trascendente de la región en los últimos siglos y está llamado a sustituir a la Organización de Estados Americanos (OEA).
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, insistió en que la Celac debería reemplazar a la OEA porque esta adolece de sesgos que favorecen a la Norteamérica anglosajona, concretamente a Estados Unidos.
Su par venezolano, Hugo Chávez, dijo que "la OEA es lo viejo, un espacio que fue manipulado, dominado por Estados Unidos" pero la Celac "nace con un espíritu nuevo, como un arma de integración política, económica y social".
Chávez llamó a incrementar la integración, con una visión multipolar que consolide el futuro de Suramérica a partir de una complementación económica, social y científica.
La Celac será "si funciona y si tiene éxito, el acontecimiento más grande en los 200 años de semi-independencia que es lo que habíamos tenido hasta ahora", sentenció el presidente cubano, Raúl Castro.
Para el mandatario cubano, ese organismo intergubernamental, heredero del Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y del Caribe, deberá oponerse a cualquier intento desestabilizador en la región.
El presidente de Uruguay, José Mujica, calificó el nacimiento de ese foro continental como un paso para la "segunda independencia" de América, en el que destacan por su activo papel los países sudamericanos.
Mujica advirtió que si bien la integración "no está al alcance de la mano o a la vuelta de la esquina", la Celac constituye una "proeza desafiante de nuestros tiempos" en que "el único camino es juntarse".
El gobernante recomendó que la unidad entre los 33 países miembros de la Celac -que dejó fuera a Canadá y Estados Unidos- se haga sin "cometer el error del dogmatismo" y con la inclusión y el respeto de todos.
Las intervenciones de los jefes de Gobierno y Estado latinoamericanos y del Caribe que asistieron a la cumbre constitutiva en Caracas marcaron la futura orientación de la Celac y su vocación integracionista.
El comercio intralatinoamericano, la crisis internacional, la soberanía y la integración física, la lucha contra el narcotráfico y la instrumentación de políticas concretas y activas destacaron en la agenda de los gobernantes.
La independencia regional, que defienden en el plano político la Unasur y la Celac y en el financiero el Banco del Sur, es considerada consecuencia de los regímenes políticos de signo nacional y popular predominantes.
En esa cuerda, la presidenta argentina, Cristina Fernández, aseguró que "Mercosur, Unasur y Celac son como pequeños anillos que se van abriendo en grandes círculos" en la región.
(*) Periodista de la Redacción Sur de Prensa Latina.
Fuente: La Habana (PL)
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