Jesús dijo: “Ponte de acuerdo con tu adversario pronto entre tanto estés con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez y el juez al alguacil y seas echado en la cárcel, de cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante” Mateo 5.25.26
Con mucha ilusión y esperanza, en la noche del pasado abril de 2010, los orureños y orureñas salían a las calles para festejar muy tímidamente la victoria de Rossío Pimentel Flores, como la nueva Alcaldesa Municipal de Oruro, con muy poca importancia de los resultados globales y composición del Concejo Municipal, -que probablemente sean factores que inciden pero no definitivamente en la gestión pública, si se sabe negociar- en esta ciudad había vencido la contienda electoral el MSM, que lanzó como tareas prioritarias la lucha contra la corrupción, el desarrollo humano y transformar la ciudad; a 18 meses de gobierno municipal, es tiempo de efectuar balances que nos permitan visualizar, hacia dónde va la ciudad de Oruro o hacia dónde no va Oruro, ¿cuál es el puerto en el año 2015 al que nos dirigen nuestras autoridades del Gobierno Municipal (Concejo y Ejecutivo, hombres de carne y hueso que en determinado momento, están a la cabeza del Estado y de un régimen político), en este nuevo contexto Autonómico?, claro ésta si tienen definido aquel puerto, que hasta hoy no sabemos las orureñas y orureños y siempre y cuando no se provoque rupturas de la institucionalidad por la vía de hecho o de derecho.
La respuesta sería muy fácil, -cada pueblo elige los gobernantes que merece- si sólo terminaríamos responsabilizándonos nosotros, los ciudadanos, que decidimos votar por un Concejo Municipal mayoritario de sigla política distinta al de la Alcaldesa, del cual posteriormente renegó, es que entre las posiciones del MAS y el MSM, no se visualizaban distinciones políticas profundas, sino sólo por la sigla, uno hegemónico y otro emergente y estilos de gobernar distintos, que no se plasmó, ni se plasma en nuestra ciudad. Sin embargo el gran derrotado político de la voluntad popular, fue el Movimiento Ciudadano San Felipe de Austria, del ex alcalde Edgar Bazán, que sólo logró para esta legislatura de 11 Concejales, Un sólo Concejal, de 7 Concejales que tuvo en el periodo constitucional anterior, la gobernabilidad funcionó, pero ¿el voto popular aplazó esa gobernabilidad? o ¿hubo otros elementos que condujeron al voto de la ciudadanía, por primera vez separado el Ejecutivo Municipal del Concejo Municipal? Y obviamente que sí, el Partido, lo orureño, mujer, periodista que hoy se constituyen en desafío aun incomprendida por la Máxima Autoridad Ejecutiva, el voto cruzado obligaba a todos a lograr gobernabilidad en beneficio de la ciudadanía, “si los actores políticos y los distintos protagonistas sociales de primer orden no asumen a plenitud la necesidad de llegar acuerdos entonces los conflictos políticos se pueden dar en escaladas y amenazas que provocaran crisis institucionales, hasta el punto de llegar a relativizar todos los órdenes que conforman el ámbito de la democracia”.
Una vez posesionadas las autoridades municipales, el 1 de junio de 2010 (en el caso), teóricamente los candidatos deben pasar el puente ideológico, -si lo tienen- para ser autoridades de la colectividad, de la comunidad y que lamentablemente este puente se ha constituido en un verdadero bloque de incongruencias que impide el paso de un lado al otro y que esta transmutación tampoco fue ni es entendido por estos, -habiéndose estancado en sus posiciones-, implementar desde el poder los ideales que tienen, para “transformar” la ciudad, transformar y mejorar la calidad de vida de las mujeres, niños, adultos, y hombres, en suma de la gente, lograr satisfacer necesidades insatisfechas, -que hay muchas-, convertir el Concejo Municipal por ejemplo en la instancia política más cercana al pueblo y al Ejecutivo en la instancia ejecutora de los deseos planificados de la ciudadanía, ni lo uno ni lo otro se hace hoy. Es comprensible asumir 6 meses de aprendizaje, pero ya no, los otros 12 que se fueron, La realidad imponía para todos los gobernantes negociar en la pluralidad, el tiempo fue perdido, por obstinaciones personales innecesarias, la soberbia puede más que la racionalidad, en el que el juego suma cero, el que pierde es el pueblo, es difícil construir una sociedad de comunes, en base a intereses personales. De ahí que para superar las dificultades de la gestión constitucional sea necesario un psicoanálisis sensato y de cara a la población de, qué es lo que quieren de Oruro, o estamos perdiendo el tiempo en continuar con su lucha personal intrascendente, denominada por el connotado periodista Humberto Cabezas como “ch’ampa guerra, que ha perjudicado a la ciudad”, y que tiene varias aristas y ninguna a la vez, y que su pilar fundamental son los intereses personales y/o de grupo, “una parte de los conflictos es instrumental, en el sentido de que es un medio para mejorar la situación de la parte protagónica del conflicto… Estos desencuentros se pueden ser considerados conflictos de intereses, es decir, principios negociables…”, es decir que no estamos frente a un conflicto estructural, sino frente a un conflicto político latente de intereses.
Se fue el 2011 con un conflicto latente, la tensión judicial que en cualquier momento puede volver a brotar, caracterizado por la ingobernabilidad, seguido de la ineficiencia en la ejecución física y financiera del presupuesto, improvisación y falta de coordinación, es la característica del conjunto de la gestión, de ahí que San Mateo capítulo 5 versos 25 y 26 tienen mucha vigencia en este tiempo, la victimización de los dos polos del Gobierno Municipal, es poco creíble ante la sociedad civil, que mira como la sociedad política local, se desluce ante sus intereses.
A 18 meses de Gobierno Municipal, se ha descompuesto la legitimidad de las autoridad, aquel apoyo que fue brindado por las ciudadanía se halla sustancialmente devaluada, sólo preguntarse con cuánto califica la gestión del Concejo Municipal de 0 a 10, la respuesta será contundente, y lo mismo sucede con la Máxima Autoridad Ejecutiva Municipal, que entre otros aspectos para lograr este resultado se dejó cooptar por sectores que no creyeron jamás en ella y que incluso votaron en contra de ella, la presencia de la conflictividad en torno a las competencias municipales desde la sociedad civil, ha sido manifiesto y es latente, por ejemplo por los movimientos periurbanos que buscan la titulación de su propiedad y que son recurrentemente pospuestos para acciones retardatarias como por ejemplo la elaboración de un “censo de vivienda” municipal, cuando en pocos meses más se desarrollará el Censo Nacional de Población y Vivienda, ¿el censo titulará la propiedad o es simplemente posponer el conflicto?, el censo registra la cantidad de ciudadanos que no tienen propiedad y cualifica la calidad de vida, si es así ¿cómo coadyuvará la solución a la vivienda digna de los otros orureños y orureñas que quieren acceder a la vivienda, no importa en los barrios periféricos del centro?, el censo desnudará al mismo tiempo de manera actualizada la pobreza de nuestra gente.
No cabe duda que oímos en el último tiempo y más recurrentemente, el pedido de las autoridad de la restitución del “principio de autoridad”, que no otra cosa significa que la sociedad se viene descomponiendo en su institucionalidad, máxime aún cuando desde la autoridad no se hallan respuestas urgentes y concretas a los problemas de la colectividad.
La ejecución presupuestaria, en una ciudad con índices de pobreza como la nuestra, certifican la ineficacia decisional del desempeño del Gobierno en su conjunto y la poca o mejor nada de planificación de objetivos y metas anuales, no sólo de la Ejecutiva Municipal sino también del Concejo Municipal, al conjunto del porcentaje financiero efectivamente invertido que nos reportan que se trataría del 56 % hasta la primera quincena del mes de diciembre, debemos disminuir el 25 % que representan gastos en sueldos y salarios, el pago a la burocracia, que no ha cambiado nada respecto de su sensibilidad con los consumidores de los bienes y servicios municipales, es decir se estaría efectivamente hablando de 31 % que al decir de miembros de la Fejuve es expresada en “no se ve nada de avance”, la lucha contra la corrupción de hecho ha sido desmoronado tras la imputación que ha sufrido la Alcaldesa Municipal, -al margen del procedimiento administrativo interno- que debe llevar su cruz por confiar en alguien que jamás creyó en ella.
Sin embargo una cosa distinta es la ejecución financiera otra la ejecución física, esta última muy poco visible, como expresa la Presidenta de la Fedjuve, en cuanto a desarrollo humano, es decir alcantarillado, agua potable, etcétera.
Finalmente, aunque resulta complicado decirlo, todo el conjunto de conflictos internos, vinculados con el Concejo Municipal y externos hacia la sociedad civil, tienen que ver con la falta de coordinación institucional, en el que una vez más los resultados son desfavorables, bastará preguntar a la ciudadanía efectuarse un autoanálisis de cómo está la ciudad, peor igual o mejor. La pregunta traslado a nuestras autoridades municipales, su pelea hasta hoy nos perjudica, sabiendo que han decidido administrar la cosa pública local sin ninguna influencia ajena, por lo que es tiempo de asumir que los resultados también son personales.
(*)Abogado y Analista
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